CAPÍTULO 15

874 51 14
                                    

Madison despertó antes de que la alarma sonara, después de mil vueltas para estirarse y despabilar, tomó su teléfono y notó con alivio que no había ninguna llamada del trabajo; era su día libre. Decidió darse el lujo de quedarse un rato más en la cama, disfrutando de la calidez de las sábanas y la tranquilidad del momento. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, los pensamientos comenzaban a acecharla. La inquietud la invadió, y sintió cómo los pensamientos se convertían en una especie de tortura emocional.

No, Madison! Hoy no -se auto convenció y suspiró decidida a no dejarse vencer por sus problemas

Para liberarse de esa espiral de pensamientos negativos, se levantó de un salto de la cama y decidió salir a correr. Mientras se preparaba, ambientó el momento con su música favorita, creando así una atmósfera que la motivara y la alejara de su propia mente. Seleccionó su ropa deportiva, optando por unas cómodas calzas y un top. Ató su cabello en un recogido práctico. Colocó sus zapatillas y se paró frente al espejo de cuerpo completo

- ¿De qué me sirves si al final los hombres solo usan mi corazón como pelota de fútbol? -habló en voz alta mientras miraba su trasero en el espejo - la triste realidad de no poder ser hermosa, sexy y feliz todo al mismo tiempo

Al salir a la calle, el ritmo constante de sus zancadas comenzaron a calmar su mente inquieta. Con cada paso, sentía cómo la ansiedad se disipaba. Corrió varias vueltas alrededor del parque hasta que paró en seco... divisó a lo lejos a Hotch, quien también estaba trotando en la misma dirección. A pesar de la distancia,  reconoció de inmediato su figura y sintió una mezcla de emociones encontradas. Sabía que verlo y en ropa deportiva despertaría sensaciones que prefería evitar en ese momento. Consciente de que su cuerpo podía encenderse como una chimenea al encontrarse con él en ese contexto, decidió tomar una decisión rápida, madura y prudente:

                               huir
  <mueve tu trasero y aléjate, Madison>

Sin detenerse a pensar, cambió de rumbo y aceleró el paso, alejándose de él para protegerse a sí misma de posibles emociones desbordantes. En su mente resonaba la certeza de que era mejor mantenerse alejada y cuidar su corazón en ese momento, evitando cualquier chispa que pudiera encenderla en el maldito parque. Regresó a la casa con el corazón aún latiendo a mil por hora por el "casi" encuentro con él. Suspiró profundamente decidida a relajarse para calmar sus emociones alborotadas. Un baño de inmersión con sales y agua caliente sonaba al plan ideal. Se sumergió lentamente en la bañera, dejándose envolver por el agua tibia impregnada con las sales de baño. Cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación que invadía su cuerpo. En ese momento de calma, la imagen de Aaron se materializó en su mente. Un escalofrío recorrió su espalda y su corazón comenzó a latir con fuerza, sintiendo una mezcla de emociones que la hicieron estremecer. Cada pensamiento encendía su piel y despertaba una excitación que la hacía sentir viva

Ay, por favor! -se sentó abriendo los ojos en seco sintiendo una oleada de indignación -¡No puedo ni siquiera darme un baño tranquila sin excitarme con ese maldito hombre! -exclamó en voz alta con frustración sumergiéndose completamente bajo el agua, como en una especie de apnea, buscando un momento de calma. Sin embargo, el fuego en su interior parecía arder con más intensidad. Las imágenes se agolpaban en su mente, avivando el calor que se acumulaba entre sus piernas. Era hora de concluir el baño, definitivamente... salió envuelta en una toalla que abrazaba su piel aún húmeda. El vapor del agua caliente se desvanecía lentamente a su alrededor, dejando una estela de frescura en el aire. Se dirigió a su habitación en busca de algo cómodo para vestir en casa. Optó por un suéter suave y unos pantalones holgados. Luego del almuerzo, dedicó la tarde a sumergirse en las lecturas que tenía pendientes. Escribió algunos capítulos de su libro en progreso, dejando que su creatividad fluyera a través de las palabras.Eso la mantuvo con la mente en otra cosa.

AARON HOTCHNER -CORAZONES EN GUERRA- MADISON BROOKSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora