CAPÍTULO 44

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Madison se despertó al día siguiente y al extender la mano hacia el lado de la cama, solo sintió las sábanas frías. Con un suspiro, abrió lentamente los ojos, dándose cuenta de que estaba sola en la habitación

-¿Aaron? ¿Estás en el baño, cariño? -gritó pero no obtuvo respuesta - ¿Aaron? -volvió a insistir pero el silencio reinaba, se puso de pie para verificar si estaba en algún lado de la casa pero él ya no estaba

Intrigada, volvió a la habitación y dirigió su mirada hacia la mesa de noche y allí vió una carta

Algo en su interior, no le permitía leer la carta. Había sido una noche cargada de emociones y, simplemente sentía cierto nerviosismo. Decidió prepararse para ir al trabajo, comenzando con una ducha que la ayudó a despertar por completo. Luego, se dirigió a la cocina y se preparó un café para enfrentar el día. Con cada sorbo, su mente divagaba sobre la carta y la ausencia de Aaron en la habitación.  Dejó el café sobre la isla y tomó la carta, antes de abrirla sus ojos se posaron, otra vez, sobre su anillo haciéndola sonreír... supiró profundamente y leyó

Dulzura mia
Me hiciste el hombre más feliz del mundo anoche, siempre que estoy contigo lo haces. Me adelanté a la UAC para ultimar los detalles del caso que será el más importante de mi vida. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar y anhelo cada instante contigo.
Con amor y deseo,
Aaron

-¿Cómo puedes pasar de la seriedad y la idiotez a ser tan tierno y romántico? -habló sola y suspiró profundamente sintiendo el corazón desbocado al leer cada una de esas palabras

Una vez lista, se encaminó hacia la UAC, con la carta en su mente y el corazón feliz. El trayecto hacia la oficina se tornó en un vaivén de pensamientos y emociones, sonreía cada vez que sus ojos se clavaban en su anillo mientras sus manos se aferraban al volante. Bajó de la camioneta y se quedó esperando el ascensor, pero los segundos pasaban y este no llegaba. Con un suspiro de frustración, decidió subir por las escaleras

-¡No te ilusiones, ridícula! - se dijo así misma cuando visualizó que un sinfín de rosas rojas decoraban cada escalón, creando un camino que la invitaba a ascender. A medida que subía, las rosas continuaban embelleciendo el lugar, formando un sendero. Al llegar a la oficina, se encontró con que las rosas se habían multiplicado, llenando el espacio con su belleza y aroma embriagador. Para su sorpresa, el bullicio de gente habitualmente presente allí brillaba por su ausencia. Su corazón comenzó a latir desbocado cuando sus ojos se posaron en Aaron, parado frente a ella con una sonrisa radiante en su rostro

-¿Hola? ¡Te fuiste sin mí! ¿Qué es todo esto? - exclamó sin poder contener su emoción y sin poder quitar la vista de Aaron

-Buenos días, mi amor - sonrió controlando no desmayarse - estás hermosa, dulzura

-Buenos días - se tapó la boca con ambas manos - ¿Qué es todo esto? ¿Dónde están todos? ¡Oh, por Dios! ¡Son muchas rosas, Aaron! ¡Estás loco! Son 6 pisos de todas...  y, oh por Dios, ¡Mira todas estas rosas, Aaron! ¡Hay una fortuna en flores!

Él camino lentamente hacia ella, le dió un abrazo con ternura y un beso sobre sus labios. Sonrió alejándose unos pasos hacia atrás y se arrodilló frente a ella, tomando su mano con ternura

-¡Aaron! -sus lágrimas inevitablemente comenzaron a deslizarse - ¡Ya me propusiste matrimonio! ¡Ya te dije que sí acepto, cariño!

-Dulzura, créeme que no olvido lo que pasó anoche.... lo de ahora es para reafirmar mi compromiso contigo y, para que podamos compartir los detalles con el mundo -besó suavemente su mano, mirándola travieso - no le podemos contar al mundo que te propuse matrimonio en una cama después de hacer el amor, ese será nuestro secreto

AARON HOTCHNER -CORAZONES EN GUERRA- MADISON BROOKSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora