El Payaso 1/3

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Cuando yo era niño, me acostumbré a vivir siempre viajando, esto debido al trabajo de mi padre, el cual nos hacía mudarnos todo el tiempo, aquella vida nómada no me permitía hacer amigos y al ser hijo único me la pasaba la mayor parte del tiempo solo, sin mencionar que debido a esto mi padre prefería que tomara clases en casa, ya que aquello era lo mejor por si es que debíamos mudarnos.

Esto ocurrió cuando tenía 8 años, a pesar de lo que muchos pudieran pensar aquel estilo de vida no me molestaba en lo absoluto, ya que aunque ésta fuera solitaria, mi imaginación era suficiente como para poder entretenerme a mi mismo por horas, mis juegos solían ser muy elaborados, por lo que siempre que contaba a mi padre de nuevos amigos o de todas las cosas fantásticas que me habían ocurrido este lo tomaba como fruto de mi imaginación.
Esta fue la principal razón por la cual mi padre y cualquiera a quien le cuente está historia lo toma como disparates de niños. Una de las paradas que tuvimos durante mi infancia fue una zona de provincia, la cual prefiero mantener en anonimato para que nadie piense en buscar el lugar de los hechos.Mi padre me aclaró que no nos quedaríamos en ese sitio más de dos semanas, por lo que no valía la pena desempacar, cosa la cual yo ya me encontraba acostumbrado, los primeros días en realidad me la pasé jugando videojuegos en el hotel mientras mi padre trabajaba, sin embargo, no paso mucho tiempo antes de que me aburriera y pidiera permiso para salir a explorar los alrededores.

No quisiera decir que mi padre era un desobligado cuando se trataba de cuidarme, sin embargo, siempre que este trabajaba, poco le interesaba con lo que yo me entretuviera siempre y cuando lo dejara trabajar, por lo que como siempre este me dijo que volviera antes del anochecer, por lo que emocionado tomé mi pequeña mochila, en la cual solía llevar todo lo que necesitase para jugar sin necesidad de desempacar y salí a la calle Caminé a los alrededores del hotel jugando con mi yoyo, nunca solía alejarme del hotel o posada donde nos hospedáramos, mi padre jamás me lo había prohibido, sin embargo, era una regla la cuál yo hasta ese momento creí que estaba implícita, sin embargo, mientras caminaba vi algo que me hizo olvidar por completo aquella regla.

A lo lejos se alcanzaba a ver una carpa de circo la cual para ser sinceros se veía algo descuidada y despintada por el sol, pero aquello era lo de menos, yo jamás había ido a un circo y pensé que aquella podría ser mi única oportunidad de hacerlo, por lo que comencé a caminar en dirección a aquella carpa. Más pronto que tarde me di cuenta de que aquella carpa estaba muchísimo más lejos de lo que yo me pude haber imaginado, por lo que me plantee en más de una ocasión dar media vuelta para así regresar, sin embargo, lo que me detenía era el considerar que no solo esta podía ser mi única oportunidad de ver un circo en persona, sino que ya había caminado mucho como para retractarme en ese momento. Por lo que me mantuve a paso firme hasta que finalmente logré llegar hasta el lugar de la carpa, el cual para mi decepción esta se encontraba en un lote baldío, alrededor no había nada relacionado con el circo solamente se hallaba aquella carpa la cual de cerca se veía mucho más vieja y abandonada, no solo se veía mal si no que también olía terrible, supongo que aquello era la humedad de hacia años.

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