La Sombra del Hospital

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Hace unos días, mis amigos me convencieron de ir con ellos a explorar un hospital psiquiátrico abandonado, un lugar que, desde hace décadas, arrastra leyendas de experimentos horribles y desapariciones. Confiado, acepté, pensando que sería un simple paseo espeluznante, nada que no pudiera manejar.

Cuando llegamos, el lugar tenía un aspecto siniestro. La entrada estaba rodeada de maleza que apenas dejaba ver los escalones desgastados. Todo estaba cubierto de grafitis y restos de botellas vacías, pero había un extraño silencio, como si el edificio estuviera conteniendo el sonido. Entramos sin hacer ruido, intentando bromear para aligerar el ambiente. Las paredes desprendían un hedor mohoso, y el aire era pesado. Apenas podíamos ver con las linternas, pero avanzamos.

A medida que nos adentrábamos, mis amigos se dispersaron por los pasillos. Sin darme cuenta, me alejé demasiado y acabé solo en una sala de tratamiento. Fue entonces cuando vi una sombra en la esquina. Me acerqué, creyendo que era uno de mis amigos bromeando. Pero cuanto más avanzaba, más extraño se volvía el ambiente.

La sombra comenzó a alargarse y tomó una forma extraña, como si sus extremidades se extendieran más allá de lo posible. Su rostro estaba oculto, pero había algo en su postura que me paralizaba de terror. Sentí que mi piel se erizaba y un frío punzante recorría mi columna. Cuando finalmente reuní el valor para retroceder, la sombra se deslizó rápidamente hacia mí, sin hacer el menor sonido.

Corrí por el pasillo, tropezando y cayendo, mientras escuchaba susurros provenientes de todas las paredes. Los nombres de pacientes que nunca escaparon, gritos de ayuda, murmullos de voces diciendo mi nombre... Hasta que la vi de nuevo frente a mí, bloqueando la salida. Su rostro... no, su falta de rostro, era un vacío oscuro que parecía succionarme.

No pude moverme. Sentí sus "manos" frías envolver mi cuello, y una oscuridad abrumadora me cubrió, hasta que todo se desvaneció.

Desperté en casa, sin recordar cómo llegué, pero con marcas oscuras alrededor de mi cuello y el eco de aquella voz aún murmurando mi nombre cada vez que apago la luz.

Cuentos de la MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora