No quiero volver a esa casa

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Hace poco que Antonio y yo nos mudamos a la nueva casa, pero nuestra experiencia no fue todo lo positiva que esperábamos. Lo cierto es que ambos somos muy incrédulos en lo que a espíritus se refiere, pero después de nuestra experiencia, hemos cambiado radicalmente de opinión.

El caso es que habíamos llevado prácticamente todo a la nueva casa y estábamos a la espera de organizarlo para poder entrar a vivir. No obstante, nuestro mes se vencía en la casa que estamos alquilados y finalmente decidimos ir a nuestro nuevo hogar sin preocuparnos en exceso por el desorden.

Los primeros días transcurrieron bastante bien y poco a poco fuimos colocando cada cosa en su sitio. No obstante, la casa contaba con algunos problemas entre los que destacaban las tuberías que estaban bastante atascadas. Por otra parte era lógico porque se trataba de una casa bastante antigua.

Pero la realidad iba mucho más lejos, y nos pudimos dar cuenta de ello un día que regresamos tarde de estar con nuestros amigos y decidí darme una ducha en la bañera de la habitación. En un principio todo iba bien aunque el calentador estaba estropeado y el agua no llegaba a calentarse del todo.

El caso es que de repente empecé a sentir como si algo o alguien me agarrarse los pies, pero como tenía toda la cara llena de champú no podía alcanzar a ver qué era lo que realmente pasaba. Entre el escozor de los ojos y el agua que caía por mi cabeza pude distinguir unos brazos semitransparentes y una cara que me miraba retorcida como si saliese del sumidero de la ducha.

Hoy en día todavía no sé qué es lo que ocurrió, pero desde ese mismo instante decidimos salir de la casa y no volver a pisarla nunca más.

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