Uno de mis más claros recuerdos de mi juventud, es que, sobre todas las cosas de este mundo, mi mayor deseo y meta en la vida, era poder tener un teléfono celular. Es una necesidad que hoy en día es casi universal, pero hace algún tiempo atrás, cuando yo tenía 15 años, no todos los jóvenes tenían el privilegio de tener un teléfono móvil.En mi familia, no había suficiente dinero para comprar uno, recuerdo que incluso un día le propuse a mi papá que estaba dispuesto a que no me regalara nada en mis siguientes tres cumpleaños, si con eso pudiese tener un teléfono celular.Sin embargo, mi padre me respondió que, aunque tuviera el dinero para comprarnos a todos teléfonos celulares de última generación, no lo haría, pues no estaba dispuesto a permitir que sus hijos pasaran todo el día pegado a una máquina que pudriría nuestros cerebros y que probablemente nos daría cáncer, así es, mi padre era el tipo de persona anti tecnología que creía que los aparatos daban cáncer, esa era la única razón por la que en casa no teníamos un microondas, así que al darme cuenta de que no podría obtenerlo de manera fácil, decidí trabajar para poder juntar el dinero suficiente, de esa manera, papá no podría negarme la oportunidad, pues papá también era de la idea de que si lo compraste con tu propio dinero ganado honestamente, entonces él no tenía poder sobre él.
Pasé varios meses trabajando duro en todo lo que podía conseguir. Limpieza de jardines, repartidor de volantes para negocios, ayudante de algún comerciante local, cualquier trabajo que me permitiera ganar algo de dinero. Sin embargo, aunque trabajé tanto tiempo y de una manera muy dura, el dinero que conseguí no me daba para el teléfono que yo había visto en la tienda, no sé si a mi madre le dio algo de pena mi situación, pero me dijo que una amiga suya vendía teléfonos en el tianguis y talvez ahí podía conseguir uno más o menos como yo lo quería y más barato.Así que esperé hasta el domingo, que era el día en el que el tianguis se ponía en mi comunidad y le pedí a mi mamá que me acompañara a comprarlo, supuse que al ver a mi mamá conmigo, me darían un buen precio. Para ser del todo honestos, al principio me decepcioné un poco, pues todos los teléfonos que me mostraban estaban o muy maltratados o tan viejos que sería el hazmerreír de la escuela si llegaba con un teléfono que solo servía para hacer llamadas, cuando de repente lo vi. No era uno de última generación, pero si era de una marca reconocida, que no mencionaré, pues no se si YouTube lo permita, además tenía lo que necesitaba: una pantalla táctil, una cámara, conexión a internet y algunas aplicaciones interesantes.Lo tomé bastante triunfante del montón, su carcaza, era transparente, con un estampado lleno de corazones y la palabra “amor” por todas partes, no era nada que no se pudiera arreglar quitándole la carcasa y comprando una a mi gusto, le pregunté el precio y me faltaban cien pesos para poder comprarlo. Supongo que mi madre vio mi cara de decepción y me dijo que ella pondría lo que faltaba, siempre y cuando no le dijera a papá o a mis hermanos, y la amiga de mi mamá me dijo que por ser cliente nuevo me dejaba escoger la carcasa que más me agradara, no había mucho de donde escoger, pues, aunque me gustara, no le quedaban al modelo del teléfono, por lo que me tuve que conformar con una carcasa totalmente negra.Le agradecimos y nos fuimos. Yo pasé prácticamente el resto del día y toda la tarde, obsesionado con ese teléfono, ni siquiera me importó, cuando mi papá dijo que por el precio en el que yo lo conseguí, seguramente debió ser robado, y que, si el dueño lo reportaba, el no abogaría de ninguna manera para ayudarme, que eso me enseñaría una lección sobre las compras responsables.
Cuando llegamos a casa corrí con mi amigo que vivía en la casa de a lado, pues no solo él también tenía teléfono celular, sino que su papá era un amante de la tecnología y tenían servicio de internet, y él me había prometido que, de conseguir mi teléfono, él me pasaría su contraseña para poder conectarme, esa noche me quedé dormido instalando aplicaciones para mi nuevo teléfono.Pero esa misma noche, algo extraño sucedió. Mientras dormía, el celular comenzó a timbrar recibiendo una llamada, de manera automática lo contesté. Sin embargo, al otro lado de la línea, sólo se escuchaba pura estática, como cuando intentas captar una señal con el radio, pero no teniendo éxito, lo más extraño fue que al ver el número que aparecía en la pantalla, era el mismo número del teléfono.Supuse que era un error del teléfono y sin más colgué, lo puse en mi cómoda de ropa para que si mi papá entraba no viera que estaba en mi cama conmigo dormido y se enfadara por estar recibiendo esa radiación.
Pensé que solo se trataría de un caso extraño, pero único en mi vida, por lo que incluso por la mañana lo había olvidado por completo y no se lo conté a nadie, aunque a la madrugada siguiente, sucedió de nuevo. Y a la otra, y a la siguiente. Siempre a la misma hora de la madrugada, el celular sonaba y al contestar, sólo había estática. Empecé a pensar que tal vez era un problema técnico, un fallo en el teléfono o en la red, pero no podía entender por qué siempre era mi propio número el que aparecía en la pantalla.Además, como lo había comprado en el mercado, no podía llamar a servicio al cliente para tratar de arreglar lo que en ese momento yo asumía que era un fallo. Me sentía incómodo e inquieto por esta situación, pero, aun así, no podía evitar contestar cada vez que sonaba el teléfono. Era como si algo me obligara a hacerlo, como si algo quisiera comunicarse conmigo. Pero no había nadie al otro lado de la línea, sólo la misma estática, cada vez más fuerte y estridente.Después de algunos días, decidí apagar el celular durante la noche, para evitar que me molestara. Pensé que así, al menos, podría dormir tranquilo, pues a pesar de haber intentado ponerlo en vibrador, este parecía no funcionar y parecía timbrar de nuevo y como lo había comprado de segunda mano supuse que algún detalle debía de tener, así que pensé que esa sería la mejor solución. Pero esa misma noche, algo aún más extraño sucedió. Me desperté en medio de la noche, sintiendo una extraña presencia en mi habitación. Miré a mi alrededor, pero no había nada fuera de lo común. Entonces escuché un sonido que me hizo saltar de la cama: el sonido de un mensaje entrando en mi teléfono.
De alguna manera que desconocía, el teléfono se había vuelto a encender y estaba recibiendo mensajes, no voy a mentir, al principio si me asusté, aunque después de pensarlo por un momento pensé que mis hermanos menores lo habían tomado sin mi permiso para jugar, ya los había atrapado antes tratando de hacerlo, así que, que lo hubiesen encendido y después lo hubiesen puesto en su lugar aun prendido, tenía mucha lógica. Miré hacia el aparato y vi que la pantalla se iluminaba, mostrando una serie de mensajes, todos provenientes de mi propio número. Había más de cien mensajes, todos con la misma frase: “encuéntrame”. Me estremecí al leerlos, sin entender lo que estaba sucediendo. ¿Quién estaba enviándome esos mensajes, desde mi propio número de teléfono? ¿Qué significaba?
Al día siguiente le pregunté a mi vecino, qué creía que podría tener mi teléfono, pensé que podría tratarse de un virus por haber descargado tantas cosas del internet, pero el me respondió que no estaba del todo seguro de lo que le podría estar sucediendo, y me dijo que lo formateara solo para estar seguro, así que lo hice y solo descargué juegos que mi amigo ya tenía y que no le habían hecho daño a su teléfono.Sin embargo, eso no sirvió de nada, y además de eso, comencé a tener sueños muy extraños y me atrevería a decir macabros en los que había una chica en una casa abandonada, se veía muy golpeada, le sangraba la frente y tenía el cabello todo alborotado y estaba llorando. Recuerdo que después de tener estos sueños casi a diario por casi dos semanas, en uno de estos sueños comenzaba a escuchar el timbre del teléfono y entreabrí los ojos, solo para ver a la chica de mis pesadillas parada justo a un lado de mi cama, lancé un grito ahogado y sin saber cómo, de un salto ya estaba levantado y aun lado del apagador de la luz, lo encendí, pero no había nadie en mi cuarto.
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Cuentos de la Medianoche
Paranormal"Historias de Terror y Relatos Escalofriantes" es un espacio para los fanáticos de lo sobrenatural y el suspenso, donde compartimos historias aterradoras que te pondrán la piel de gallina. Desde encuentros paranormales hasta sucesos inexplicables, a...