Cambios

Capítulo 9

Alex

-¿Por qué te has quedado conmigo?_ pregunta el hermano pequeño de Amy. 

-Me lo has pedido_ le digo encogiendo los hombros.

-Sí,_ asiente el chico_ me caes bien.

-No me suelen decir eso mucho_ río divertido mirándome las uñas de la mano izquierda.

-¿Por qué no?_ pregunta curioso el crío.

-No soy como parezco_ contesto sin complicaciones y veo la cara asustada del niño_. Es decir que tengo un pasado.

-Todos tenemos un pasado_ dice el chaval riendo.

-¿Cuál es el tuyo?_ pregunto observándome ahora la mano derecha.

-Antes era un chico bueno.

-¿Y ahora no?_ pregunto mirándole interesado.

-Tomo drogas_ confiesa orgulloso de sí mismo. Este crío es gilipollas.

-¿Y te parece digno decir eso?_ le digo con desprecio

-Sí, todo es más fácil cuando lo hago.

-¿Cuántas veces lo has hecho?_ pregunto interesado por ese niño.

-No te importa_ dice enarcando una ceja

-Tienes razón, no pienso ayudar a un niño mal criado que toma drogas._ le suelto levantándome_ Y ahora me voy. Adiós.

Salgo por la puerta y me echo a reír. Sé que no debería divertirme que un crío tome drogas pero me recuerda demasiado a mí mismo. Las drogas. Todo un mundo abierto para quien quiera que quiera conocerlo. Cuanto me alegro de haberlas dejado hace tiempo, aunque ese pasado aún me persigue. Son demasiadas las personas que me conocieron en esa época, toda la universidad sabe quien era, y así no puedo hacer nada para cambiar. Hay gente que aún me ve y me pregunta por la siguiente vez que iría a comprar un poco de marihuana o cosas así. Llevo todo la tarde pensando en ese pasado oscuro de Amy, ¿sería drogadicta? ¿Alcohólica? La verdad es que no me imagino a esa chica haciendo algo malo, como mucho robando un libro de la biblioteca pública. Pero, ¿qué digo? Ni siquiera eso. La verdad es que quiero saberlo, quiero saber por qué esa chica se resiste a mí. No es que la quiera ni nada de eso, ¿eh? Solo me gusta y la he invitado a salir, aunque a decir verdad, nunca he invitado a nadie a salir a una cita. La primera y la última novia que tuve fue Maddeline, esa chica me gustaba aunque no llegué a amarla en los tres meses que estuvimos saliendo. Recuerdo cuando entró un día en mi habitación pidiéndome perdón por haberse acostado con otro tío. Claro está, no la perdoné y se mudó a otra ciudad. No he vuelto a verla en mi vida. En ese momento dejé las drogas, me di cuenta de que no podía seguir así, pero comencé a tirarme a toda tía que se me ponía por delante. Fue a finales del curso pasado cuando mi madre me mandó a hablar con el psicólogo. En un mes de visitas, dos días por semana, me di cuenta de que no podía seguir así. Y no he vuelto a tirarme a nadie, aunque las chicas no se dan por vencidas. Estuve a punto de volver a caer el otro día con Mandy, incluso consiguió que la llevase a mi habitación. Menos mal que allí estaba Amy, si no hubiese estado no sé que mierda hubiese pasado. La verdad es que la golfa pelirroja me da asco. 

Mis pensamientos cambian y se me forma una imagen de Amy. Recuerdo ese día como si fuese ayer. Ella está tumbada en la cama con el pijama puesto. Yo estoy tumbado en la mía y ella está de espaldas a mí. Sin saber por qué no puedo parar de mirarla y mis ojos se posan justo en el punto en el que los shorts del pijama están más bajos y se le ve la cinturilla de las bragas. En ese momento me obligo a darme la vuelta y dormir. 

"No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos."

Al recordar esa frase que leí una vez, recuerdo esta tarde cuando le estaba subiendo la cremallera del vestido. Mis dedos rozaron ligeramente su espalda y sentí un escalofrío. Cuando acabé me volví para alcanzarle las sandalias y vi como me miraba. Esa mirada hizo que me decidiera a pedirle salir. Después de pasar un rato perfecto juntos decidí hacerlo por fin. Intenté aparentar que no estaba nervioso, aunque no estoy muy seguro de si lo conseguí. Noté como se sorprendía y quería salir corriendo de allí. Fue entonces cuando supe que la respuesta iba a ser negativa, pero me sentí mucho mejor cuando me habló de que tenía un pasado. Tendré que hablar con ella, en cuanto salgamos de aquí hablaré con ella y le pediré que lo intentemos. Le diré que estoy dispuesto a contarle todo mi pasado, con todos los detalles... Más adelante. Le diré que no tengo prisa porque me cuente el suyo, que podemos ir descubriéndonos con el tiempo. La verdad es que no sé que me ha hecho esta chica, si apenas la conozco, pero noto que es especial. Siento que puedo llegar a quererla de verdad. 

Me levanto del sofá en el que he estado sentado todo este tiempo y sacudo la cabeza. Decido ir a buscar a Amy a la cafetería  y allá voy. Bajo el ascensor y cruzo el patio hasta que llego a una habitación en la que pone CAFETERÍA. Escucho gritos y me sorprendo cuando veo a Amy de pie gritándole a su madre y a su tía. Su padre está también de pie apoyando a la chica. Entro y me coloco a su lado, ella me ve y se le escapan las lágrimas. Todo para ahí. Todo para cuando entro, como si tuvieran miedo de que me enterara y se lo contara a toda la ciudad. Cojo a Amy de la mano y la saco de allí, visualizo el pequeño patio y veo una puerta que da a un jardín. La atravesamos y nos sentamos un banco rodeado de flores. Cojo una rosa roja y se la tiendo con una sonrisa revolviéndome el pelo. ¿Es posible que así se sienta mejor? No lo sé, pero quiero hacer todo lo posible y si eso significa hacer el idiota y regalarle una rosa pues que así sea.

-¿Qué ha pasado?_ le pregunto dándole la rosa. La coge sorprendida, la huele y me da un beso en la mejilla que me deja sin aliento. Joder, si regalar flores da lugar a esto, le regalaré todas las rosas del jardín. En lugar de eso le sonrío abiertamente y noto que se me sonrojan las mejillas.

-No lo sé_ susurra sollozando con la rosa en la mano_. Estábamos hablando de Jules y he comentado lo preocupada que estaba. Mi madre entonces me ha soltado que no soy su hija.

-¿Qué?_ pregunto muy sorprendido con esa confesión.

-No es mi madre_ susurra encogiéndose de hombros_. Ya lo sabía, claro, pero me ha afectado que me lo haya soltado aquí, medio gritando y sin ningún motivo. Entonces Margaritte se ha posicionado junto a ella diciendo que no heredaré nada y les he soltado a ambas que a mí eso me da igual.

-Oye..._ digo mientras la cabeza da vueltas con posibles ideas de por qué han discutido_ ¿ha sido por mí?

-..._ se queda callada y eso hace que mis sospechas se vuelvan realidad.

-Dios mío_ digo levantándome_ Voy a arreglar esto ahora mismo.

-¡No!_ me dice deteniéndome_ Quiero volver a casa. No quiero seguir aquí, mi hermano está bien y no quiero seguir con quienes no son mi familia_ añade sollozando_. Sácame de aquí... Por favor Alex.

No necesito que me diga nada más para que olvide mi enfado. La cojo con la mano que no sujeta la rosa y nos vamos al aparcamiento donde tenemos el coche. Al día siguiente comienzan las clases y no quiero que esté demasiado cansada. Si hubiese sabido que iba a pasar esto, le hubiese desconectado el móvil. Amy está fatal y no la puedo ver así. Le abro la puerta del coche y hago que suba. Le pongo una emisora de radio de música latina, no me gusta mucho pero sé que a ella sí. Le pongo la mano en el muslo con dulzura y noto como deja de temblar poco a poco y se dejan de oír sus sollozos. Cuando la miro veo que se ha quedado dormida y decido dejarla dormir todo el camino.

Llegamos a Los Ángeles por fin y ella aún no ha despertado. Decido que no es correcto llamarla. Así que, cuando aparco el coche en el parking de la universidad, abro la puerta y la cojo en brazos con cuidado de no despertarla. La llevo por los pasillos así, con las atentas miradas de los estudiantes que nos encontramos. Llego a la 134, giro la llave y le pego una patada a la puerta para que acabe de abrirse. Tumbo a Amy en la cama y se despierta ligeramente, aunque vuelve a quedarse dormida al momento. 

-Buenas noches Amy