CAPÍTULO 1

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En mitad de la noche el niño se despierta con el llanto de su hermana. El niño espera un momento, y al ver que su padre no acude a la habitación de su hermana, va él.

–¿Qué te pasa, Kelly? ¿Por qué lloras? -en ese momento Guille se da cuenta de que no ha comido nada desde que nació, literalmente-. ¿Tienes hambre?

El niño va a la cocina y busca en la despensa leche en polvo. No sabe cómo preparar el biberón, así que calienta un poco de agua en el microondas, hecha la leche en polvo y vierte la mezcla en un biberón que estaba reservado para cuando ella llegase. Lo sacude un poco y va a la habitación de Kelly, que a pesar de que ha dejado de llorar sigue haciendo pucheros.

–Toma Kelly -el niño saca con cuidado a su hermana de la cuna y se sienta con ella en el suelo mientras le da el biberón.

Cuando se lo termina, Guille mece a la bebé entre sus brazos, y ella se va durmiendo…
Kelly finalmente se duerme y el niño la vuelve a dejar en la cuna.

–Buenas noches, Kelly -susurra saliendo de la habitación.

Vuelve a la suya, ya con sueño. Y los dos duermen el resto de la noche del tirón.


A la mañana siguiente, Guille es despertado por su padre.

–Vamos, despiértate -le dice-. Tenemos que ir al funeral de tu madre.

El niño abre los ojos, somnoliento.

–Buenos días, papá -dice bostezando-. ¿Kelly vendrá con nosotros?

En ese instante su padre se detiene en la puerta de la habitación.

–¿Quién? -pregunta realmente confundido.

–Kelly -responde el niño como si fuese algo obvio. Pero al ver que su padre no reacciona, añade:

– Mi hermana.

–Ah -dice su padre asqueado-. No. Ella no viene.

–¿Y dónde la vamos a dejar? -dice el niño preocupado.

–Pues…aquí, en casa.

–¿Sola? -pregunta incrédulo Guille.

–Sí.

–¡No puede estar sola! -grita el niño alarmado-. ¡Si le pasa alg…!

– ¡Bueno, está bien! ¡Pero deja de chillar de un
maldita vez! -le espeta el padre.

El niño no sabe como responder, ya que su padre nunca le había gritado.

  –La dejaremos con la vecina, ¿mejor? – dice su padre cabreado.

El niño asiente, conforme.

El padre y el hijo terminan de vestirse, de negro, como es propio en los funerales.

– Coge a la niña -le dice el padre a Guille.

Guille va a la cuna y coge en brazos a Kelly, pero antes de ir con su padre, le explica la situación, ya que le parece cruel que su hermana pequeña no sepa por qué su hermano va a faltar.

–Mira Kelly -empieza-. Yo y papá vamos a ir al funeral de nuestra mamá, pero tú no puedes venir porque nuestro parde, no; parde, espera…nuestro padre, eso, no te deja. Pero no te vas a quedar sola, vas a ir con la vecina. Es una señora muy agradable, y con un poco de suerte su pareja no estará en casa, porque no se llevan muy bien…

Antes de que el niño pueda continuar, se escucha la voz de su padre en el pasillo:

–¡Date prisa, niño! -le grita.

Fragmentos De EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora