CAPÍTULO 23

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Holaaaa :)

¿Qué tal?

Disfrutad del capítulo <3

Durante la cena, se podía ver que papá y Guille estaban muy tensos, ya que James se había cogido demasiada confianza con ellos, y eso no les gustaba en absoluto. Aunque he de decir en su defensa que hicieron todo lo posible para que no se notara.

Incluso mamá parecía bastante cansada de James, que en ese momento estaba alardeando por cuarta vez de que le habían nombrado capitán de fútbol y que quizá se fuese a otro país gracias a una beca.

Vale, admito que yo también me cansaba de todo el rato lo mismo, pero se le ve tan emocionado...

-Bueno, es hora de ir a por los regalos -dice mamá con una sonrisa tensa cuando James va a empezar la quinta vez.

Cuando me levanto de la mesa veo que papá eleva los brazos al cielo y gesticula un: "aleluya" que me hace bastante gracia.

-Ten, Cerecita. Este es de mi parte -Guille me acerca un regalo y comienzo a abrirlo.

Cuando termino de abrir el paquetito, puedo ver que su regalo es una lamparita que al encenderse proyecta las estrellas, la luna o lo que sea que quieras ver relacionado al espacio.

-Muchas gracias, hermanito -digo acercándome a él para darle un gran abrazo junto con su regalo.

La verdad no sabía qué podía querer Guille, así que le pregunté a Brid qué le podría regalar y me dijo que últimamente se había obsesionado con una banda llamada Självmorden, así que le compré una camiseta exclusiva de ellos que no había salido a la venta.

-¿Cómo has conseguido esta camiseta? -pregunta con la boca abierta y los ojos desorbitados.

-Un mago nunca revela sus secretos -digo con una sonrisa traviesa.

El regalo de mamá y papá son post-its para mis libros y marcadores junto con un peluche enorme de un pengüino, mi animal favorito.

No es enorme, mediría uno ochenta.

¿Y qué he dicho yo? Enorme.

Pero ese no es el único regalo de su parte, no.

-Bien, Kelly. Este regalo lo sacamos de la calle, así que cuídalo bien -advierte papá yendo hacia el patio.

No entiendo nada, pero cuando papá vuelve a entrar, tiene en brazos algo.

Un cachorro de dóberman.

Lo deja con cuidado en mis manos y yo observo a la pequeña criaturita.

-¿C-cuántos meses tiene? -pregunto al borde de las lágrimas. Sí, ya voy a llorar.

-Solo uno -responde mamá con una sonrisa de compasión.

-¿Es macho o hembra? -interrogo mientras pienso en qué nombre ponerle.

-Macho -dice papá.

Vuelvo a mirar al cachorrito, que me lame la cara. Y, como buena llorona, rompo en llanto mientras abrazo al cachorrito.

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