MI GUARDAESPALDAS || FREENBECKY (G!P)

26. Perdida

FREEN

Después del caótico rescate de Luna y Noey, Becky y yo finalmente tuvimos un momento de tranquilidad en nuestro apartamento. La tensión de los últimos días aún se sentía en el aire, pero aquí, en nuestro refugio, nos permitíamos olvidar todo por un rato.

Becky y yo estábamos acostadas en el sofá de la sala, viendo una película. Yo estaba entre sus piernas, con mi cabeza recostada en su pecho mientras ella me hacía caricias en el cabello y los brazos.

:- No puedo creer que estemos viendo esta película otra vez —dije riendo, mientras en la pantalla un viejo clásico de comedia romántica se desenvolvía por enésima vez.

:- ¿Por qué no? Es nuestra favorita —respondió Becky con una sonrisa. Pude sentir la vibración de su risa en su pecho, y me sentí increíblemente cómoda y segura en ese momento.

:- Sí, pero ya me sé todos los diálogos de memoria —protesté en tono juguetón, levantando la vista para mirarla a los ojos.

:- Bueno, entonces es perfecta para relajarnos. Además, es la única que logras ver completa sin quedarte dormida —respondió Becky con una sonrisa burlona, apretando suavemente mis hombros.

Reí, dándome cuenta de que tenía razón. Los últimos días habían sido un torbellino de emociones y acción, y apenas habíamos tenido tiempo para descansar.

:- Oye, ¿te has dado cuenta de que siempre te las arreglas para tener la mejor parte del sofá? —le dije, fingiendo estar molesta.

:- Por supuesto, alguien tiene que asegurarse de que estés cómoda —replicó Becky, inclinándose para besarme suavemente en la frente.

:- Eres imposible —murmuré, aunque no pude evitar sonreír.

El ambiente se sentía ligero y lleno de amor. Becky continuaba haciendo círculos lentos y relajantes en mi brazo, mientras yo dejaba que el calor de su cuerpo y la tranquilidad de su presencia me envolvieran.

:- ¿Sabes? Me gusta cuando estamos así —confesé en voz baja, mirando hacia la pantalla pero realmente enfocándome en el sentimiento de estar cerca de ella.

:- A mí también, Fini —respondió Becky, utilizando su apodo cariñoso para mí. Sentí su sonrisa contra mi cabello mientras ella jugaba con un mechón suelto.

:- No sé qué haría sin ti —dije honestamente, volteando para mirarla de nuevo.

:- Nunca tendrás que averiguarlo —respondió Becky, mirándome con esos ojos llenos de amor y seguridad que siempre conseguían calmarme.

La película seguía su curso, pero para mí, el verdadero espectáculo estaba justo aquí, en el sofá, entre las piernas de la persona que amaba más que a nada en el mundo.

Continuamos bromeando y hablando de cosas sin importancia, dejando que el sonido de la televisión llenara los silencios cómodos entre nosotras. Fue un momento de pura paz, uno que sabía que recordaría siempre como un oasis en medio de nuestras agitadas vidas.

De repente, mi celular comenzó a sonar, rompiendo nuestra burbuja de tranquilidad. Me levanté del sofá, un poco fastidiada por la interrupción, y tomé el teléfono. La llamada era del hospital. Cuando escuché la noticia, me quedé en shock, con el teléfono aún pegado a mi oído.

:- ¿Qué pasa, amor? - preguntó Becky, notando mi expresión de horror y preocupación.

:- Mi madre... - dije, tratando de encontrar las palabras. - La atropellaron. Está muy mal en el hospital-