Epilogo

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FREEN

Diez años habían pasado desde aquel mágico día de nuestra boda. Nuestra familia había crecido, y nuestras vidas se habían llenado de momentos inolvidables. Nuestras gemelas, Faye y Becca, ahora tenían ocho años, y Nicky era un joven de diecisiete, lleno de energía y sueños.

Una mañana soleada, me encontré en la cocina, preparando el desayuno mientras las gemelas corrían alrededor, riendo y haciendo travesuras.

:- Faye, Becca, por favor, dejen de correr por la cocina. ¡Van a hacer un desastre!- les dije, tratando de sonar seria, pero no pude evitar reír al verlas tan felices.

:- Mamá, ¿podemos hacer panqueques?- preguntó Faye, tirando de mi camiseta.

:- ¡Sí! Panqueques con mucho chocolate!- añadió Becca, saltando a su lado.

:- Está bien, está bien- cedí, sacando los ingredientes del armario. - Pero tienen que prometerme que no van a pelearse por la cantidad de chocolate- dije

:- ¡Prometido!- dijeron las dos al unísono, con grandes sonrisas.

Mientras las niñas ayudaban a mezclar la masa y decorar los panqueques con trozos de chocolate, Nicky bajó las escaleras, frotándose los ojos.

:- Buenos días, mamá- dijo, dándome un beso en la mejilla. - ¿Qué tal la vida con las dos terremotos?- bromeo

:- Ya te puedes imaginar, se parecen mucho a mi pero son como dos mini Beckys- respondí con una sonrisa. - Ven, siéntate y disfruta de unos panqueques-

Nicky se sentó a la mesa y comenzó a devorar su desayuno. Mientras tanto, las gemelas seguían decorando sus panqueques, ahora con sirope y crema batida. La cocina estaba llena de risas y diversión.

Después del desayuno, Nicky me llevó a un lado.

:- Mamá, necesito hablar contigo sobre algo importante-

:- Qué pasa, cariño?- le pregunté, notando la seriedad en su voz.

:- Yo.....estoy enamorado de una chica- confesó, sonrojándose un poco.

:- ¿En serio?- le dije, sintiendo una mezcla de emoción. - ¿Y quién es ella?-

:- Se llama Emma. Es de mi clase. Es inteligente, divertida y... bueno, me gusta mucho-

:- Eso es genial, Nicky- respondí, abrazándolo. - ¿Le has dicho cómo te sientes?-

:- No aún. Estoy nervioso. ¿Y si no siente lo mismo por mí?- dijo

:- Lo único que puedes hacer es ser honesto con ella. Dile cómo te sientes. Si ella siente lo mismo, genial. Y si no, al menos sabrás que lo intentaste-

En ese momento, Becky entró en la cocina.

:- ¿Qué está pasando aquí?- preguntó, con una sonrisa curiosa.

:- Nicky está enamorado amor- le dije, sonriendo.

:- ¡Oh, Nicky!- Becky exclamó, abrazándolo - ¿Como se llama la afortunada?-

:- Emma- dijo Nicky - Pero no se como acercarme a ella de esa forma solo somos amigos-

Becky sonrió y le dio una palmada en la espalda.

:- Oh, cariño, eso es fácil - dijo Becky, inclinándose hacia Nicky con una sonrisa pícara - Solo tienes que decirle que sus ojos brillan más que el sol y que tú eres el afortunado que quiere perderse en ellos. Y si eso no funciona, siempre puedes... - bajó la voz, como si estuviera compartiendo el mayor secreto del universo - Puedes decirle lo sexy que se con ese uniforme y que eres muy bueno con las manos. Ya sabes, por si ella necesita un masaje de esos que te dejan sin aliento- susurró Becky

Nicky se sonrojó violentamente.

:- ¡Becky! - exclamé , dándole un suave golpe en el brazo - ¡No le des ese tipo de consejos a Nicky!-

Becky levantó las manos en defensa, riendo.

:- ¿Qué? Solo trato de ayudar amor - dijo, encogiéndose de hombros con una sonrisa -

Nicky se sonrojó aún más, pero no pudo evitar reírse.

:- Gracias, mamá- dijo, dirigiéndose a Becky. - Y gracias a ti también, mamá- me dijo, dándome un abrazo.

El resto del día pasó en un torbellino de juegos y risas. Becky y yo llevamos a las gemelas al parque, donde jugaron hasta que se quedaron sin energía. Mientras Becky empujaba a Faye en el columpio, Becca corría hacia mí, riendo.

:- Mamá, mamá, ¿puedes empujarme en el columpio también?- me pidió, con una sonrisa radiante.

:- Claro, cariño- respondí, levantándola y colocándola en el columpio a mi lado.

Más tarde, después de una cena en familia, Becky y yo nos acomodamos en el sofá, exhaustas pero felices. Las gemelas se habían quedado dormidas, y Nicky estaba en su habitación, probablemente pensando en Emma.

Becky me miró con esa sonrisa juguetona que siempre lograba hacerme sentir como una adolescente enamorada. De repente, se deslizó sobre mí, empujándome suavemente y acostándose entre mis piernas, y comenzó a acariciar mi cabello.

:- ¿Te acuerdas cuando eras mi chofer sexy?- dijo con un tono travieso, sus dedos jugueteando con un mechón de mi cabello.

No pude evitar reírme.

:- ¿Cómo podría olvidar eso? Tú siempre hacías esos comentarios que me dejaban sin saber si reír o enojarme-

Becky sonrió, inclinándose para besarme suavemente.

:- Bueno, es que eras... y sigues siendo, la chofer más sexy que jamás he conocido- ella susurró besando suavemente mi mejilla mientras yo la abrazaba.

:- ¿Y tú te acuerdas cuando yo te llamaba 'mi bebé' y te ponías toda roja?- me burlé

Becky se sonrojó al instante, sus orejas tomando un tono rojo brillante.

:- ¡Amor!- protestó, medio riendo y medio avergonzada.

La miré, viendo cómo a pesar de los años, seguía teniendo el mismo efecto sobre ella.

:- Sí, sigue funcionando- dije, explotando en carcajadas.

Becky me dio un ligero golpe en el hombro, pero no pudo evitar reír también.

:- Bueno, es que no puedo evitarlo. Siempre me haces sentir como una adolescente enamorada- confesó

:- Y tú siempre sabes cómo hacerme sentir especial- respondí, acariciando su mejilla.

Becky me miró con esos ojos  marrones llenos de amor y diversión.

:- Sabes, Fini, después de todos estos años, todavía eres mi persona favorita en el mundo. No cambiaría nada de lo que hemos vivido juntas-

:- Yo tampoco, amor- respondí, besándola suavemente. - Eres la mejor cosa que me ha pasado-

Becky me miró con una sonrisa traviesa.

:- Sabes, siempre has sido mi heroína. Y lo sigues siendo. No puedo imaginar mi vida sin ti-

:- Y tú siempre serás mi bebé- respondí, viendo cómo se sonrojaba de nuevo.

Nos quedamos así, abrazadas y riendo, disfrutando de la tranquilidad de la noche y del amor que nos unía. Sentí una inmensa gratitud por tener a Becky a mi lado, por nuestras hijas, por Nicky y por la vida que habíamos construido juntas.

Después de un rato, Becky se inclinó hacia mí, sus labios rozando los míos.

:- Te amo, Freen-

:- Y yo a ti, Becky- respondí, besándola suavemente.

Nos besamos con ternura, sintiendo la conexión profunda que habíamos cultivado a lo largo de los años. Era una sensación de amor puro y eterno, algo que sabía que nunca cambiaría.

Y así, abrazadas en el sofá, supe que había encontrado el amor verdadero y que nuestra vida estaba llena de felicidad y amor.

MI GUARDAESPALDAS || FREENBECKY (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora