CAPÍTULO 11: La quedada

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Finalmente Ares llegó a casa, Irene estaba en el jardín cortando unas malas hierbas, cuando vio al dios corrió hacia él y le dio un abrazo.

-Irene, tengo que decirte algo- dijo Ares.
-Vale, cuéntame- comentó Irene mirando fijamente al dios.
-Las moiras quieren verme dentro de 3 días. Quiero que me acompañes- dijo Ares- quieren hablar de algo que tiene que ver conmigo y el destino- añadió.
-Esta bien, iré contigo. Va a ser mi primer viaje estoy emocionada- contestó Irene dando pequeños saltos.

Ares entró en la casa y cogió comida, agua, dos mudas de ropa y su lanza y lo metió en el carruaje de Asclepio, Ares le dijo que se iban de acampada a lo que el hombre les deseó que se lo pasaran bien.

-Ares, ¿qué haces con el carruaje de mi padre?- preguntó Irene debido a que no sabía que estaba pasando.
-Nos vamos, la casa de las moiras está muy lejos, debemos de partir ya- contestó Ares subiendo al carruaje.

Irene simplemente asintió con la cabeza y subió en el carruaje, lista para emprender su primer viaje junto a su amado.

♧.♧.♧

En el Olimpo:

Los dioses  decidieron pausar la búsqueda de Ares y salir hacia la ciudad de Micenas dentro de 4 días, debido a que no podían dejar sus obligaciones de dioses, sobre todo Zeus que era el gobernador del Olimpo.

Hermes ya había terminado de repartir sus cartas cuando vio a Afrodita con una cara muy apenada, estaba acunando a su hijo Eros, cuando el dios mensajero decidió preguntarle que le pasaba.

-Afrodita, veo que estás muy triste- comentó Hermes sentándose al lado de ella.
-Es por lo que me dijo Eris, tiene razón- dijo Afrodita.
-No, no la tiene, te dijo eso para que te deprimas. Esa diosa está mal de la cabeza- dijo Hermes para consolarla.

Afrodita le sonrió, vio que Hermes era un buen hombre que la ayuda en los malos momentos, así que se le ocurrió un plan para vengarse de Ares.

-Oye Hermes, ¿Podrías ayudarme en una cosa?- preguntó Afrodita.
-Claro, cuéntame de que va- dijo Hermes.

♧.♧.♧

Ares estaba conduciendo el carruaje de Asclepio, Irene estaba admirando el hermoso paisaje del exterior, estaba muy emocionada, era la primera vez que salía de viaje.

-El paisaje es hermoso- dijo Irene admirando el panorama.
-Me alegro de que te guste- dijo Ares- nos quedan otros 2 días de viaje, verás muchos paisajes así- añadió.

Irene le asintió y siguió mirando el paisaje, había un relieve moderado con gran cantidad de olivos y muchas flores.

-Ares, ¿Puedes contarme a quien visitamos?- preguntó Irene- sé que son las moiras pero me gustaría que me contaras algo sobre ellas- concretó Irene.
-Las moiras son tres hermanas llamadas Cloto, Laquesis y Átropos- dijo Ares para empezar.
-Eso sí lo sé, todos lo sabemos- comentó Irene.
-Bien, la menor es Cloto la verdad se dedica a hacer caso de lo que digan sus dos hermanas, Laquesis es la del medio, es la que mejor me cae debido a que es muy servicial, y la mayor, Átropos es muy mandona y egocéntrica- redactó Ares- seguro que es ella la que quiere verme- añadió con seguridad.
-Entonces, como las moiras son tan importantes, debemos procurar no ofender a Átropos- dijo Irene.
-Pues supongo, pero es muy difícil no ofender a Átropos- dijo Ares medio suspirando.

Ares vio que se estaba atardeciendo así que paró el carruaje en una explanada apartada del camino para no entorpecer al resto de carruajes.
Irene encendió una hoguera y Ares cazó un par de bueyes para cenar, al terminar apagaron dicha hoguera y se durmieron en el carruaje.

Hicieron lo mismo durante los dos días restantes de viaje, el hogar de las moiras se encontraba cerca del monte Olimpo así que estaba bastante cerca del Olimpo, donde fue expulsado, no le era muy cómodo pero eso no importaba ahora mismo, debía hablar con las moiras y después se iría y no tendría que volver más.

Al llegar a la zona, aparcaron el carruaje y una chica joven de pelo blanco los esperaba a los pies de la montaña donde se encontraba la torre de las moiras.

-Hola Cloto, ¿Te han mandado a recibirnos?- preguntó Ares.
-Obviamente, si no fuera así no estaría aquí esperando- contestó Cloto- te has traído a tu novia mortal por lo que veo- añadió Cloto.
-Es un placer conocerte- dijo Irene.
-Bueno, creo que a Átropos no le supondrá un gran problema- opino Cloto- seguidme- añadió.

Ares e Irene siguieron a Cloto por una gran escalera de piedra hasta llegar a una torre, entraron y cruzaron un pasillo amplio con paredes de piedra hasta llegar a una puerta de madera, la abrieron y había una inmensa sala, en ella estaba las otras dos moiras restantes.

-Hola Laquesis y Átropos, queríais verme ¿No?- saludó Ares.
-Has sido puntual, eso se agradece dios Ares- dijo Átropos- bueno, vamos a ir al grano, sabemos que quieres volverte mortal- añadió la moira.
-Asi es ¿Sabéis cómo hacerlo?- dijo Ares con algo de esperanza.
-Lamentamos decirte que eso no va a serte posible- dijo Laquesis con lástima.

Ares se quedó petrificado al oír que no había ninguna esperanza de volverse mortal.

Un Ares enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora