CAPÍTULO 1: La expulsión de Ares del Olimpo

1.2K 58 3
                                    

¿Quién se imagina que una noche de pasión con la diosa del amor, Afrodita, signifique un adiós a todo? A tu hogar, tu familia, absolutamente todo.
La mayoría diría que no, pues entre esa mayoría se encontraba Ares, el dios de la guerra.

Él volvió al Olimpo al terminar una guerra, como siempre todos los demás dioses lo miraban con algo de odio, todos menos una diosa, Afrodita, el dios guerrero se le quedó un buen rato mirándola.
Fue a sus aposentos, nunca le gustaba ser el centro de muchas miradas cuando alguien llamó a la puerta.

-Ares, ¿puedo entrar?- preguntó Afrodita con un tono agudo y algo melodioso en su voz.
-Claro tia Afrodita, pasa- contestó Ares, no tenía muchas visitas.

Afrodita entró con una sonrisa, aunque en su interior estaba algo molesta de que le llamara "tía", no le gustaba.

-¿Qué te pasa tía Afrodita?- preguntó Ares.
-¿Ares, puedes quitar el "tía" de tu forma de referirte a mí?- preguntó antes de entrar en el motivo por el que había venido- sé que soy tu tía, no hace falta que me llames así.
-De acuerdo- dijo Ares algo desconcertado- ¿es ese el motivo por el que has venido aquí?- preguntó.
-No, he venido aquí por lo ocurrido de esta mañana- dijo Afrodita- todos los dioses te miran con odio ¿por qué?

Ares no se esperaba ese motivo, pensaba que le iba a decir que por qué se le quedó mirándola, pero en realidad se preocupa por la relación que tiene con los demás dioses, su familia. Desde ese día, Ares empezó a sentir algo por Afrodita.

-Pues no lo sé, siempre ha sido así desde que era un niño- respondió Ares con desconcierto.

Afrodita se quedó pasmada, no soportaba ver el rechazo que le hacían a Ares, entonces decidió protestar esa conducta a Zeus.

-Me tengo que ir, cualquier cosa me dices ¿de acuerdo?- dijo Afrodita.

Ares solo pudo asentir con la cabeza con un brillo en sus ojos.

♧.♧.♧

En la sala del trono:

-Hola Afrodita, ¿qué puedo hacer por tí?- preguntó Zeus.
-Quiero saber por qué tratais de esa manera a Ares- dijo Afrodita- he estado hablando con él y a mí me parece que es un muchacho muy dulce- añadió con algo de sentimiento en las últimas palabras.
-Eso es muy obvio, Ares siempre ha sido un asesino, mata a gente en esas guerras a las que va- contestó Zeus.

Afrodita decidió irse, estaba claro que no pensaban cambiar su actitud hacia Ares, así que decidió cambiar la suya.
Fue a los aposentos de Ares, el dios estaba tranquilamente tumbado en su cama, no se lo pensó, la diosa le besó en sus rudos labios y allí comenzó todo.

♧.♧.♧

Unas horas después:

Hefesto estaba preocupado por su esposa, Afrodita, debido a que se ha ido hace unas horas y todavía no había vuelto.
Andaba de un lado a otro nerviosamente, estaba sudando, no por el calor de la fragua, si no por lo que le pasaba por la mente, las posibilidades de que a Afrodita le ha pasado algo.

-Seguro que está bien- le dijo Poseidón para tranquilizarle.
-Entonces, ¿por qué no ha vuelto?- preguntó Hefesto.
-Vamos a buscarla, ¿qué te parece?- le sugirió Poseidón.

Los dos dioses salieron de la fragua, corrieron por un pasillo y se dirigieron a la dirección donde fue la diosa, llegaron a la zona de los aposentos de los dioses cuando escucharon mucho alboroto en la habitación de Ares, abrieron la puerta y los pillaron.

-Hefesto...- dijo Afrodita al ver a su esposo en la entrada del cuarto de Ares.

El herrero solo pudo mirar la escena con tristeza, Poseidón soltó una risita, pero al ver a Hefesto decidió contenerse lo mejor que pudo.

-Vámonos, ya la hemos encontrado- dijo Hefesto antes de irse.
-Vale- dijo Poseidón, no sabía que decir al respecto.

Al día siguiente, Hefesto denunció a su madre, Hera lo ocurrido con Afrodita.

-Pido divorciarme de ella, madre- dijo Hefesto- sé que no estás muy a favor, pero creo que es lo mejor para los dos- añadió.
-Esta bien- comentó Hera.

Luego de eso, Hera fue a la habitación de Ares, este se sorprendió al ver a su madre, no solía visitarlo mucho.

-Madre, estoy feliz de que vengas a visitarme- dijo Ares.
-¡Ya te vale hijo!- le regañó Hera con enfado.

Ares estaba desconcertado, no sabía el porqué del regaño repentino de su madre, pero sabía que si le preguntaba se enfadaría aún más.

-Madre, no entiendo su enfado- dijo Ares desconcertado.
-Obviamente no lo sabes, como no piensas las consecuencias de tus actos- dijo Hera- arruinaste el matrimonio de tu hermano Hefesto.
-No sé la relación que tiene que ver eso conmigo- dijo aún más desconcertado que antes.
-¡Te acostaste con Afrodita, su mujer!- le gritó Hera.

Ares se quedó perplejo, no sabía que Afrodita estaba casada, ahora entendía el enfado de su madre, hasta lo veía lógico.

-Te mereces un castigo, quedas expulsado del Olimpo- dictó Hera.

Ares recogió sus cosas sin ninguna queja al respecto, y salió del Olimpo, todos los dioses se fijaron en su marcha, se sentían aliviados de no tener que verlo.

Un Ares enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora