CAPÍTULO 19: La pedida de mano

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Al siguiente día de la innesperada visita de Hermes, Irene se encontraba en el patio de la casa, tejiendo unos nuevos manteles cuando alguien llamó a la puerta.
Ares fue a abrirla y se llevó la sorpresa de que era su madre.

-Hola hijo- dijo Hera- tengo que hablar un asunto con Irene, ¿sabes dónde se encuentra?- añadió.
-Está en el patio- respondió Ares- ¿cuál es ese asunto?- añadió con curiosidad.
-Mejor que te lo cuente ella cuando lo sepa- dijo Hera dirigiendose hacia el patio.

Ares se quedó con las ganas de saber el asunto que tenía que hablar su madre con Irene, le ha parecido bastante raro, pero se acordó que su madre fue la que le dijo a Irene que estaba embarazada así que ha empezado a sospechar.

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Mientras que Ares sospechaba de un posible embarazo, Hera encontró el patio y allí estaba Irene, esta la saludó y se acercó.

-Hera, ¿qué te trae por aquí?- preguntó Irene.
-Venía a saludar y a contarte algo- dijo Hera- bien, veo que espero un nieto- añadió.
-Tiene a Hilas, aunque sea biologicamente hijo de Hermes, Ares hizo un acuerdo y es legalmente su hijo- dijo Irene sin entender.
-Hilas es un amor, pero me refiero a un nieto biológico- dijo Hera- esperas un hijo de Ares, Irene- añadió.

♧.♧.♧

Ares no podía con el suspense y se dispuso a seguir a su madre, tenía que saber el motivo de su visita y ese era el asunto que tenía que hablar con Irene.

-{Perdonadme, pero no puedo más con la intriga}- se dijo Ares en su cabeza.

Por suerte su madre dejó la puerta del patio entreabierta y podría escuchar con mejor claridad, se empezaron a saludar y su madre le dijo a Irene justamente lo que sospechaba desde el principio.

"Esperas un hijo de Ares, Irene"

Sentía que era el ser más feliz del mundo nada más escuchar esas palabras, ahora mismo se encontraba en una nube llena de felicidad y milagros.
Tanta fue la alegría que empezó a llorar, Irene y Hera escucharon sollozos provenientes de la puerta entreabierta y vieron a Ares a punto del llanto.

-Ares, ¿cuánto tiempo llevas ahí espiándonos?- preguntó Irene.
-Desde que os saludasteis- contestó Ares.
-Ay, hijo, ¿no podías esperar a que te lo dijera Irene?- dijo Hera- arruinaste la sorpresa- añadió.
-Perdón, pero mi curiosidad era más fuerte- se disculpó Ares.

Como Hera ya había cumplido su cometido se fue de la casa y dejó allí solos en el patio a Irene y Ares.
Ya solos, Ares abrazó a Irene, esta correspondió el gesto.

-Soy muy feliz- dijo Ares sin soltar a Irene.
-Me alegro mucho de eso- dijo Irene sonriendo.
-Llevo esperando este día tanto tiempo- dijo Ares.

Ares dejó de abrazar a Irene, ya no podía esperar más, sentía que el día ya había llegado, que no podía haber mejor momento que este, que era el indicado.
Ares se arrodilló, tomó las dos manos de Irene en un cálido y suave agarre, Irene no se lo creía.

-Irene, ¿harías el honor de ser mi esposa?- dijo Ares.
-Ay, dios, ¡sí!- dijo Irene abrazando al dios.

Ahora estaban comprometidos, sentían que su relación estaba en su punto más alto de todo su curso.
Ares estaba feliz de por fin haber hecho la pedida de mano que llevaba meses preparando y que Irene aceptara.

-Tenemos que anunciar esto- propuso Ares.
-Perfecto, mañana va a haber una cena, lo decimos allí- dijo Irene.

Obviamente Ares aceptó la idea de Irene, en la cena decirles a todos que estaban comprometidos.

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Al día siguiente:

Hoy era el día, el día que Ares e Irene revelarían al resto de dioses su compromiso de boda, obviamente le pedirían si Hera concedería el honor de casarlos puesto que es la diosa del matrimonio.

Hoy se celebraría el aniversario del encarcelamiento de Cronos y todos los años Zeus celebraba una cena especial y por eso decidieron anunciar su compromiso en esa cena tan especial.

Como era de ocasión se vistieron elegantes y antes de ir Ares le compró a Irene un bonito anillo de oro con un rubí de color carmesí.
Llegaron, se sentaron y empezaron a comer, todos comentaban sus logros y pensaron que ese era el ideal momento de decir su gran noticia.

-Familia, en este día tan especial tengo algo que anunciar- dijo Ares.
-Cuenta Ares- animó Poseidón.
-Eso hijo, cuéntanos- dijo Zeus impaciente por saber lo que tenía que anunciar su hijo.
-Irene y yo, nos vamos a casar- anunció Ares muy feliz.

Irene hizo ahínco enseñando su hermoso anillo de rubí, todos los dioses se alegraron con su noticia menos Afrodita, a ella no le hacía mucha gracia, pero se contuvo para quedar bien.

-Mamá, ¿harías el honor de casarnos?- preguntó Ares.
-Claro que si, hijo- dijo Hera dirigiéndose al sitio de Ares y lo abrazó fuertemente, lo mismo hizo con Irene que la consideraba una hija.

Todos vitorearon a Ares e Irene por su futura boda que anunciaron su boda y sería el solsticio de verano.

Un Ares enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora