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Mi mente está vuelta un lío, mientras observo a Nam soplar el arroz antes de llevarlo completamente a su boca, estudió sus reacciones.

Tiene el ceño fruncido y arrugas constantemente sus cejas.

Algo le molesta.

- Ya sueltalo.

El bufa y se rinde ante su intento de parecer "despreocupado"

Deja los palillos a un lado y se acomoda en la silla de madera mirándome.

- ¿Es por Jungkookie?- Pregunto.

- Ya no es Jungkookie Jimin, ha cambiado.

- ¿Cambiado? ¡Vamos Nam! Tiene diecisiete años, casi dieciocho por cierto.

- Es que no lo entiendes.

- ¿Que es lo que no entiendo?

- Todo se ha ido de mis manos, todos mis intentos por ser un buen padre, por darle una buena crianza, todo... He fracasado como padre Jimin.

Suspiro y dejo los palillos a un lado para mirarlo seriamente.

- No digas estupideces, has hecho todo lo posible por cuidar de Jungkook.

- ¡No parece Jimin! Se ha convertido en un rebelde, ha cambiado su personalidad e incluso su físico, ¡Me odia!

Y estás eran una de las consecuencias de ser padre a temprana edad, tener que lidiar con esas etapas que ni siquiera el pudo pasar por estar ocupado criando a un bebé.

Nam ya tiene mas de treinta años y aún se siente incapaz de lidiar con la crianza de Jungkook.

- Tienes que calmarte hombre, no es el fin del mundo Nam, son solo etapas.

El niega tomando los palillos una vez más.

- Es más que eso Jimin, es más que eso.

¿Tan mal estaba la situación?

Jungkook siempre ha sido inofensivo, tranquilo y muy sonriente, es increíble que ese niño haya cambiado tanto en tan poco tiempo.

Siento que exagera.

- Tienes que comer todo eso, necesito volver a la empresa o tu padre me matara ¿Te veo en la noche?- Pregunta mientras se levanta dejando su plato casi lleno de arroz en fregadero.

- ¡Nos vemos está noche!

El sonríe y alborota mi cabello antes de irse completamente.

Se siente extraño, volver a casa y ver a un Nam frustrado se siente extraño.

No deje las cosas así antes de irme y no me gusta el rumbo que han tomado.

Suspiró y decido que tampoco tengo hambre, así que guardo la comida en el refrigerador, lavo el plato de Nam y me doy vuelta hacia la entrada para tomar mi maleta, mi habitación esta en la parte de arriba junto a la de Nam y Jungkookie.

Subo con muchísimo esfuerzo, gracias a lo cargada que traje la bendita maleta y abro la puerta de mi habitación, todo sigue igual.

Mi cama estilo matrimonial sigue ordenada con sábanas color crema y varias almohadas en ella.

El suelo cubierto por una alfombra afelpada y el resto sigue exactamente igual.

No me quejo, aún que es más pequeña que la que tenía en Japón, extrañe la calidez de mi habitación.

Sonrió y empujó la maleta dentro de ella para tirarme como un alma muerta encima de mi cómoda y esponjosa cama.

Sigue sintiéndose muy bien.

Aún que hay un olor extraño en las sábanas, quizás el tiempo que llevan puestas.

Debería cambiarlas.

Pero primero, decido abrir la maleta, sacó con cuidado el regalo de Jungkookie y lo dejó delicadamente a un lado, para luego hacer un desastre con mi ropa, empezando a sacarla de montones.

Amo que todo esté organizado, desde cierto punto me encanta que todo siempre esté organizado.

No lo sé, simplemente soy así.

Así que, me levanto y abro mi closet, para mí sorpresa veo ganchos vacíos, lo que indica de los suéters que deje ahí guindados ya no están.

No me molesto, se que ha sido Jungkookie, siempre usaba mis suéters cuando llegaba muy tarde de la universidad o cuando tenía mucho frío por lo gruesos que son.

Sonrió con la esperanza de que Nam este exagerando y que mi Jungkookie siga siendo el mismo, Pero tambien siento esa duda y el enigma de saber ¿Por qué ha cambiado tanto según Nam?

Decido ocupar mi mente en guardar mis prendas, doblar, ordenar y clasificar.

Porqué todo tiene que estar perfecto.

Llegó al cajón donde guardo mi ropa interior para integrar toda la nueva que he comprado, y nuevamente me sorprendo al ver el cajón casi vacío.

Miró las prendas que aún están, son las que normalmente usaba para dormir, mis calzones de algodón, pero no estan mis prendas de encaje.

No recuerdo habermelas llevado aun que sea lo más seguro, ha pasado un año y renovado todo mi guardarropa, seguramente ellas tambien formaron parte de ese cambio.

Eso quiero pensar, estoy confundido.

Dejó las nuevas prendas en el cajón y lo cierro, vuelvo a mi maleta y termino de organizar los pocos pares de zapatos que pude traer conmigo, y finalmente mis cosas de aseo personal, entre otras.

Y cuando digo otras, me refiero a los jodidos consoladores de silicón, el vibrador y los juguetes que me ayudan a controlar mis ridículas ganas de ser follado constantemente.

No soy un puberto, se que no puedo someterme a tener sexo diariamente, está mal y más si lo hago con desconocidos.

Pero me encanta el jodido sexo y busco las maneras de satisfacerme casi siempre, con juguetes.

Aún que deseara con todas mis fuerzas un hombre que domine mis instintos y me someta al mundo del sexo duro y jodidamente placentero.

Es demasiado compromiso y no me gusta estar atado a alguien más.

Así que desechó la idea de tener a alguien en mi vida y me conformo con mis juguetes.

Los guardo en un cajón y me giro para mirar toda mi habitación.

He perdido la noción del tiempo organizando mi habitación y escucho la puerta principal ser cerrada con fuerza.

Mi emoción aumenta y la idea de ver a Jungkook me emociona muchísimo.

No lo dudo, ni lo pienso.

Salgo de mi habitación rápidamente y corro por las escaleras hasta llegar a la planta baja.

Lo que miró me deja completamente paralizado y perplejo.

¿Ese era Jungkook?

Y...

¿Quien era ella?

Mine +18[KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora