Curiousity killed the cat/ piolin

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Félix estaba solo de nuevo en aquella gran casa, ni su mejor amigo ni la mujer que parecía ser su secretaría estaban. Tenía su pijama de seda azul puesta, una bolsa de hielo estaba en su cabeza y miraba a la nada sentado en el sofá de la sala.

Tenía la resaca más grande que había experimentado desde la universidad y una laguna mental enorme, después de la cena no recordaba nada y no distinguía lo soñado con lo vivido de la noche anterior.

Él sabía que había pedido el favor de estar ahí a su mejor amigo momentáneamente, pero para ser honestos ni se había molestado aún en buscar alguna estancia en otro lugar.
Sabía lo noble y bondadoso que era su mejor amigo... y él pensaba aprovecharse de eso aunque, esa mujer parecía estar estropeando sus planes.

No podía dejar de pensar en todos los acontecimientos tan extraños.
Haber chocado con ella y la forma en la que le miró, se sabía que ella pensaba que era atractivo después de todo hasta él lo sabe.

Aparte esa vez que subió a preguntar por los dumplings esa misteriosa caja que había en la cama.

-¡Eso es! Tengo que encontrar la caja.
Dijo con su dedo índice al aire mientras imaginaba  un foco prenderse sobre su cabeza.

Se levantó de golpe y dejó caer la bolsa fría en el sofá.
No se molestó ni en ponerse sus pantunflas y
voló hasta la habitación de bangchan.

Nadie lo podría detener.
Abrió el cerrojo con facilidad y se escabulló en la habitación.
Buscó en las repisas, cajones, armario e incluso en el baño y si quiera a la vista, no había rastro alguno de la famosa caja 📦

Derrotado, se tiró en la cama dramáticamente, cuando uno de sus anillos resbaló de sus delgados dedos y rodó hasta debajo de esta.

Bufando estiró su torso para alcanzarlo, asomando su cabeza debajo de la cama para luego encontrar lo que tanto había estado buscando.
Una sonrisa se marcó en su rostro.

-Te encontré.
Tomó la caja con ambas manos y la sacó, la puso en la cama y al abrirla quedó atónito.

Juguetes y artefactos de prácticas bdsm llenaban aquella caja, vibradores, pinzas para pezones, látigos de cuero, esposas, barras espaciadoras, correas y lo que parecían ser collares?...

Levantó uno de estos y pudo darse cuenta de que aquello no era para cachorros necesariamente.

-¿Qué Demonios?
Soltó mientras su sonrisa se convertía en una expresión de confusión.
(Se le borró la sonrisaaa)

Se quedó pasmado, sentado en aquella cama con el collar en mano y mientras la otra rascaba su nuca.

/El cerrojo de la puerta principal fue abierto/

Menos mal había llegado Bangchan, Félix necesitaba una explicación a esto.

No fué que se alarmó hasta que logró escuchar el sonido de tacones subiendo las escaleras casi corriendo, soltó el collar de nuevo dentro de la caja la puso debajo de la cama.
Miró cada lugar de la habitación que podría esconderse y de todos rápidamente se escondió en el armario.
Debido al rápido movimiento de Félix con la puerta de este, rebotó y no cerró del todo bien.
Había un pequeño espacio por el cuál se asomó.

-Mierda.
Dijo al ver a la señorita _____ entrar a la habitación.

La señorita _____ dejó su bolso en la cómoda junto al espejo.

Quitó sus afilados tacones y reposó su cansado cuerpo en la gran y cómoda cama.

Miraba su celular mientras reía.

Félix no podía salir, sería bastante incómodo ya que puede dar pie a malinterpretaciones y no quiere que bangchan le corra de su casa.

Me quedaré aquí hasta que se duerma o se duche.
Dijo mentalmente y se preparó.

Mientras tanto _____ dejó el celular de lado y empezó a desvestirse.
Bajó lentamente el cierre de su falda gris  y desabotonó su camisa blanca, ambas prendas fueron tiradas al suelo y abrió uno de los cajones en la cómoda. Si, aquel cajón de lencería.

Sin dudarlo terminó de desnudarse y se colocó aquel conjunto sexy.

Félix se limitó a voltear su cabeza en dirección opuesta a la puerta que le permitiría ver.
Después de todo es un hombre pero también un caballero.

______ saca aquella caja de debajo de la cama empieza a sonar algo demasiado peculiar.

-Bsssssssssssss.

-El corazón del pecoso se aceleró rápidamente al reconocer aquel sonido tan particular.

-Aaaahg.
La señorita gimió al contacto de aquel vibrador.

Espera, ese sonido... parte de la Laguna mental del mayor fué esclarecida al escuchar de nuevo aquel gemido.
Sus mejillas se ruborizaron y no pudo evitar asomarse por aquel espacio entre la puerta del armario y la pared.

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Papi BangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora