Positivo

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En los días que transcurrieron estuve muy animada. Lyam me presentó a su hermana, era hermosa y muy amigable, desde aquel momento se integró a nuestro grupo; la pasábamos de fiesta o ya sea reunidos en cualquiera de los departamentos, sentía un apego cada vez más a Lyam.

Eso sí jamás salió a flote el tema de su pasado, y eso aveces me ponía a pensar e indagar cosas que no me incumbían, pero si Lyam no me contaba nada no lo podía obligar, sus razones tenía, era más que evidente que no solo yo guardaba secretos.

...

—Vamos a ver de una vez —dije con voz temblorosa acercándome a uno de los lavabos.

Jess me miró con los ojos aguados e hizo lo mismo que yo.

Nos acercamos lentamente y cuando ví el resultado sentí que el corazón se me saldría del pecho, la mire y estaba igual o más asustada que yo.

—Positivo —susurró tomando la prueba en sus manos, un silencio incómodo se instaló entre nosotras, no sabía que hacer ni que decir.

—Hola —la mirada de Jennifer paso de nosotras a la prueba en la manos de Jess por lo que nos alertamos—. Jess ¿Estás embarazada? —intervine rápidamente.

—Soy yo quien está embarazada, chismosa —mi amiga no dijo nada estaba como en otro mundo.

Al escucharme Jennifer abrió la boca y los ojos más de la cuenta.

De inmediato salió del baño dejándonos solas. Abracé a Jess por un rato y luego volvimos a clases como si nada hubiera pasado, pero sabía lo que me esperaba, Jennifer era muy chismosa.

A la hora de receso sentía que todas las miradas estaban sobre mi, al igual que cuando estábamos merendando.

—Voy por un libro y vuelvo —me mirarón, todos asintieron con gran sonrisa y volvieron a conversar.

Lyam por su parte estaba hablando con la estúpida de Amelia en una esquina del comedor, sentí que la sangre me hervía.

Rodeé los ojos y salí del lugar con dirección a los casilleros. En el transcurso las miradas seguían sobre mí, pero esta vez también se escuchaban murmuraciones.

—¿Se te perdió perdió una igualita? —me detuve diciéndole de mala gana a una rubia quien murmuraba en el oído de su amiga mientras me miraba.

No me respondió solo me miró sorprendida y se separó de su amiga, entonces seguí mi rumbo a mi casillero que estaba al menos a dos metros de distancia. Avancé rápido y saqué la llave se mi bolsillo para abrirlo.

Tenía un arrume de libros allí tanto de novelas como de algunas asignaturas de clases, busque uno en particular; el de matemáticas que me prestó el profesor ya que se lo iba ha devolver, cuando lo encontré cerré la puerta de mi casillero y pegué un brinco del susto.

—Podrías anunciarte la próxima vez —dije de mala gana colocándome la mano sobre el pecho.

—Disculpa —rodé los ojos —Quería hablar contigo.

—Ya lo estás haciendo —ironicé mientras guardaba mi llave nuevamente en el bolsillo.

—Es de algo en específico.

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