Lo mismo de siempre

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Por más que quisiera dormir no podía, la historia estaba muy interesante y aunque ya se hacían casi las cuatro de la madrugada, no podía parar de leerla.

-Que idiota es esta tipa -dije ahogando un grito de frustración en la almohada, quería golpearla.

¿Tenía un hombre maravilloso a su lado y decidía dejarlo?.

Que más quería yo, estar en su situación y no en la mía, con una estúpida relación; si se podía llamar así, porque ya no salíamos juntos, y casi no coincidimos en ningún lugar, incluyendo en la casa, ya que en ocasiones se iba de fiesta tan temprano que cuando llegaba de trabajar no lo encontraba.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché el timbre de la casa, rápidamente me levanté de la cama y salí con dirección a la puerta.

Abrí y no me sorprendió para nada ver la misma escena, una vez más se repetía, tres de los amigos de Ethan lo tenían sostenido, era evidente que no podía ni con su alma.

En seguida les hice seña a los dos chicos para que entrarán y lo dejarán en la habitación, estos me hicieron caso.

La verdad ya no me sorprendía, ni tampoco esperaba por el como una boba, pensando en que estaría haciendo o con quien estaría divirtiéndose, ya no más, sentía que algo estaba roto y no podía remediar, pero algo no me dejaba irme y acabar con todo esto...

-¿Todo bien? -una voz gruesa y varonil me saco de mis pensamientos, no me había dado cuenta que tenía minutos viendo a la nada y que me había quedado en la puerta como una boba.

Levante la vista y me encuentre con unos hermosos ojos azules, tan brillantes como las estrellas, era uno de sus amigos "Lyam" el más guapo de todos; metro ochenta y cinco, piel clara, cabello castaño, y cuerpo atlético.

"¿Qué mujer no querría un hombre así de guapo?"

-Si -respondí sin más.

-No pareces la misma que ví hace unas semanas -sus palabras me confundierón, sentí que trataba de entrar en mis pensamientos, estoy segura que si se pudiera leer la mente ya lo hubiese hecho.

-¿Y eso por qué? ¿Me creció la nariz? -este rió.

-A lo mejor si, pero igual te ves bonita -sentí que mis mejillas estaban rojas como un tomate.

-Gracias por el halago, pero ¿A que te referías con tu comentario? -me observó fugazmente y se encogió de hombros.

-No te veo tan preocupada como antes, cuando.-inrrumpí sus palabras.

-¿Como cuando lo traían borracho las veces anteriores? -asintió-. A lo mejor ya no me preocupa, ya dejó de importar o ya me acostumbre.

Solté sin dar importancia de que él era su amigo y podría decirle.

-Lo siento -comentó con la mirada en el piso.

-¿Por qué te disculpas?.

-Por traerlo en ese estado.

-No tienes que disculparte, ya entendí que no es culpa de las juntillas -hice una pausa en mis palabras-. Cada quien es dueño de sus acciones, si no fuese con ustedes sería igual... Solo u acompañado.

-Tienes toda la razón -dijo levantando la mirada, ya sus amigos venían saliendo de la habitación por lo cual no seguimos hablando-. Adiós.

Me dedicó una calidad sonrisa, los chicos pasaron frente a nosotros, este los siguió, cuando ya se encontraban todos afuera e iban un poco lejos, cerré la puerta y me dirige a la habitación...

Rodé los ojos al verlo en ese estado estaba tumbado sobre la cama, sus ronquidos se escuchan igual que un camión.

De momento a otro empezó a vomitar y tuve que salir de la habitación, ya la escena repetida lo que me hacía sentir era rabia.
Me dirigía a la cocina, pero me detuve frente al espejo de la sala, era más grande que yo.

Detalle cada centímetro de mi cuerpo por unos minutos, me di cuenta que estaba más delgada y las ojeras ya se estaban asomando, todo por el estrés y las noches de desvelo.

"Puta vida de mierda la que me tocó "...





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