¿Vale la pena?

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Ante aquellas palabras no supe que responder, simplemente lo observé triste al igual que el a mi y un silencio incómodo se instaló entre nosotros; hasta que sonó el timbre y ambos volteamos.

Lyam caminó rápido hacia la puerta y la abrió dejando ver a Rihanna quien al estar en frente de él lo abrazo.

—¿Estás bien? —preguntó nerviosa separándose un poco, y tocando torpemente el rostro de Lyam como si lo estuviera examinando.

—Si, estoy bien.

—¿A esto llamas estar bien? —exclamó un poco molesta al percatarse de su labio, donde ya se podía ver un moretón.

—Sí, eso no es nada —Rihanna rodó los ojos al escuchar su tono despreocupado.

—Sí por supuesto —contestó sarcásticamente y calló al momento que su mirada se posó en mí—. Hola Sophi —se encogió de hombros apenada—. Disculpa que no te ví.

—No te preocupes —le dediqué una leve sonrisa, si sabía que era cierto que no me había visto debido a la preocupación por su hermano—. De igual modo los dejo.

Pase por su lado y salí rápidamente con dirección a mi departamento, si quiera mire atrás.

Cuando ya estaba adentro. Me dirige hacía mi habitación, encendí la luz y suspiré profundamente, pero con algo de dificultad debido al nudo en mi garganta.

—¿Por qué a mí? —le pregunté a la vida; como muchas veces lo hice.

¿Por qué a mí? ¿Por qué no puedo ser feliz?.

Y solo una respuesta llego a mi mente, que está vez era mi culpa, pero ¿Que podía hacer yo?. Si la verdad es que confiar cuesta mucho cuando has sido traicionada varias veces en tu vida.

Dejando a un lado mis pensamientos me quite toda la ropa, entre al baño, me metí en la ducha y abrí la llave de la regadera, el agua estaba fría; como me gustaba. Cuando las gotas cayeron en mi rostro y bajaron por mi cuerpo, me relaje, pero no por mucho tiempo porque los recuerdos volvieron a mi mente haciendo aún más grande aquel nudo en la garganta, por lo que duré poco en bañarme.

Al salir de la ducha me seque con la toalla, salí del baño, me coloque una braga y tomé de mi cama el suéter de Lyam el cuál seguía conmigo.

—¿Se puede? —escuche al otro lado de la puerta.

—Adelante.

En seguida puede ver a Aiden asomarse con una gran sonrisa, la cuál se esfumó al ver mi rostro triste.

—¿Qué tienes Sophi? —se acercó hacia mí con evidente preocupación.

—No tengo nada —baje la mirada al suelo para evitar mirarlo a los ojos.

—No mientas, se que tienes algo.

—No tengo nada — insistí.

—Es algo que no puedes ocultar ¿Pasó algo con Lyam? —levante la vista al escuchar su nombre.

Aiden me miraba con la ceja alzada.

—¿Y por que crees que tuvo que pasar algo con él? —me crucé de brazos en espera de su respuesta.

—Porque estabas llorando... ¿Tuvieron problemas?.

—Todos lo amigos tienen problemas —intervine.

—¿Amigos? —una carcajada salió de su boca—. Ustedes son todo menos amigos —en su rostro había algo de diversión, pero a la vez una seriedad que pocas veces veía.

¿De dónde sacas eso? —lo acuse con el dedo—. A según tú ¿Que somos entonces?.

—Todo menos amigos como ya te dije.

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