¿Celos?

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Su semblante hablaba por si solo, estaba tenso y con la mirada fija en James, lo miraba de mala manera.

—¿Qué tanto hablas con este tipo? —al escucharlo arrugue las cejas confundida, no tenía idea de a qué se debía su teatro.

—Hermano no te pongas así —contestó James en voz baja, en su rostro pude notar que estaba contrariado por la situación.

—¿Qué no me ponga así? —rió con ironía—. ¿Cómo quieres que me ponga si llevas rato riéndote como idiota con mi novia?.

James abrió los ojos, tanto que creí que se saldrían, yo por mi parte me limité a observar, ya que sabía de que trataba todo.

—Disculpame, de verdad no sabía —este estaba nervioso, lo pude notar en su voz y por la manera involuntaria en que comenzó a rascar su nuca, además su cara estaba demasiado roja.

Al escuchar miré como el cuerpo de Aiden se relajó y de inmediato soltó una gran carcajada que llamo la atención de todos los que estaban en la piscina.

—¿De que te ríes? —pregunto James confundido arrugando las cejas.

—De tu cara —soltó a tiempo que me abrazaba, de mis labios también escapó una risita—. Hermano es broma.

El rostro de James se relajo y en sus labios se formó un intento de sonrisa.

—Pense que hablabas enserio —su rostro volvió poco a poco a tener su color natural.

—Ya quisiera yo —el tonó seductor de Aiden me hizo rodar los ojos.

—La avaricia no es buena, ya tienes dos —quite su brazo con cuidado y me aparte un poco para mirarlo a los ojos.

—Una más no hace daño —lo fulminé con la mirada y le di un golpe en el hombro por aquellas palabras que sabía; eran broma.

—Bueno chicos los dejo.

—¿A dónde vas? —preguntó James de inmediato.

—A la playa —conteste mirando las olas desde aquel muro.

—¿Te acompañamos? —soltó Aiden sonriente.

—Gracias —les dediqué una sonrisa a ambos—. Pero quiero ir sola.

—Bueno —dijeron al mismo tiempo; a lo que no hice comentario y me aparte de ellos.

Les di una ojeada a los demás por un momento, Jessica se encontraba jugando domino con las gemelas y Rihanna, unos chicos se encontraban a su alrededor observando el juego.

Lyam el cuál volteó a verme por un instante aún seguía conversando con Susan y unas chicas más.

No me agradaba que estuvieran juntos, pero está vez no use ninguna excusa para interrumpir, simplemente me fuí en dirección a una escalera de piedras que conducía a la orilla de la playa, la cual estaba sola y eso me gustaba.

Sentir la brisa golpeando mi rostro y la cálida arena bajo mis pies descalzos me hacía sentir mucha paz, fue inevitable estirar mis brazos y cerrar los ojos mientras lo hacía, no tarde mucho en volverlos abrir.

Decidí caminar un poco a mi derecha para que me perdieran la vista desde aquella mansión, era un momento que quería disfrutar a solas.

Cuando encontré una gran roca a la orilla de la playa, sentí que era allí el mejor lugar, por lo que quite la blusa, el shorts y lo coloque donde el agua no podría llevárselo.

Sin pensarlo dos veces me adentré poco a poco hasta notar que el agua llegaba más arriba de mi ombligo.

A pesar de que el sol estaba fuerte, la playa se encontraba fría, no lo pensé dos veces y me sumergí por momento; para luego flotar boca arriba.

Se sentía bien estar allí, más aún viendo el cielo azul y las gaviotas volando en el.

Luego cerré los ojos y me deje llevar por el vaivén de las olas; las cuales estaban calmadas, era una sensación agradable.

—¿Puedo acompañarte? —aquella voz me saco me hizo abrir los ojos de inmediato e incorporarme.

—Claro que puedes —dije luego de un corto silencio observándolo de arriba a bajo solo tenía puesta una bermuda roja, el resto de su cuerpo estaba al desnudo.

—Que bueno saberlo —me sonrió colocándose a mi lado en sus ojos había picardía, lo noté por la manera en que me miraba—. Lo siento por dejarte sola tanto tiempo.

—No tienes que disculparte, se que estabas con tu querida amiga Susan —de sus labios salió una pequeña risita por lo cual volteé los ojos.

Eso le causo mucha gracia, pero a mí no.

—No te burles —lo golpeé con la mano por un costado.

—Cualquiera creería que estás celosa —reí con sarcasmo colocando mis dedos sobre mis labios.

Tenía la sensación de que en parte tenía razón, pero no lo iba admitir.

—Te equivo... —mis palabras fueron interrumpidas al sentir algo pasar por mis piernas.

Fue inevitable empezar a saltar y gritar como loca.

No lo dude para nada y me guinde de su cuello, enredando mis piernas por detrás de sus cintura.

La risa de Lyam me invadió los oídos, sus ojos se veían achinados y su cara estaba roja.

—Deja de burlarte —golpie su hombro con fuerza, pero no paró de reír, en vez de eso de inclinó conmigo en el agua y busco algo en esta.

—Era un alga —dijo mostrándola en sus manos.

—Pense que era un animal —la miré por un instante y escondí mi rostro en su pecho.

"Que pena" —pensé avergonzada.

—Pensaste mal —contestó cuando levante la cara para mirarlo a los ojos y pude percibir un rico olor proveniente de sus labios carnosos y provocativos.

—¿Qué andabas comiendo?.

—Chocolate con fresa lo que a ti te gusta —me guiñó el ojo y pude sentir mi cara arder cuando algunos recuerdos llegaron a mi mente.

—Y no me diste —dije apartando aquellos pensamientos y entrecerre los ojos fingiendo molestia.

—No te di porque tú también estabas muy distraída con tu amigo James y no quería interrumpir —su tono sarcástico me hizo soltar un risita burlona.

—Cualquiera creería que el que estaba celoso eras tú y no yo —contesté sonriente, este no dijo nada.

Y bien dicen por allí que el que calla otorga...



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