Un poco de su verdad

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Después que Aiden pasará dejando las llaves y mis cosas, me fui junto con Lyam a la universidad. Cuando llegamos todos estaban reunidos por los jardines, se encontraban de pie riéndose y como era costumbre ya, Susan se encontraba junto a ellos.

Al vernos todos voltearon y nos miraron con los ojos muy abiertos cuando Lyam tomó mi mano y me robo un beso.

-Hola -nos saludaron todos al mismo tiempo empezando hacer caras de picardía y murmurar entre ellos. Menos Susan, ella se quedó mirándonos seria.

-Hasta que por fin -exclamó Aiden como si estuviera quitando un peso de sus hombros.

-Se lo tenían escondido -comentarón las gemelas sorprendidas.

-Felicidades -una simple palabras que estaban cargada de emociones, la sonrisa de felicidad no cabía en su rostro.

-Gracias -contestamos sonrientes.

-¿Cuál es su alboroto? -preguntó Jess con las cejas alzadas al llegar y escuchar el escándalo que cargaban nuestros amigos.

-Bueno, escuchen todos por favor-pidió Lyam subiendo un poco el tono de voz y así captando la atención de todos, incluso de las personas que estaban en los alrededores.

El silencio hizo presente en espera de sus palabras.

-Gracias por su atención. Quiero informales que oficialmente esta hermosura de mujer y yo somos novios.

Los gritos, los aplausos y las miradas de complicidad no tardaron en hacerse presente en el momento que Lyam me dió un beso, el cual correspondí feliz...

***

Dos semanas después

-No me esperen hoy -les dejé un beso en el aire, cerré la puerta y me dispuse andar.

-¿Sophia? -arrugue las cejas al encontrarme con un señor en frente del departamento de Lyam, que vestía con traje elegante.

Aquel hombre aparentaba tener poco más de cincuenta años. Su piel clara, sus ojos azules y nariz perfilada lo hacían parecer un modelo de revista.

-Se que no me conoces, pero yo sí, Lyam me converso varias veces de ti.

-Ah, ¿Sí? -pregunté algo sorprendida, sentí mis mejillas arder al escuchar aquel detalle.

-Sí, un gusto -me extendió la mano, yo la tomé de inmediato-. William Johnson, soy tío de Lyam.

-Sophia Miller, el gusto es mío -contesté soltando su mano.

Era el primer familiar de Lyam que conocía aparte de su hermana, pero sentía que lo había visto en algún lugar.

-Disculpa, ¿Sabrás dónde está mi sobrino? Llevo rato tocando la puerta y nada. Además no lo llame al teléfono y tampoco contesta.

-Él salió, pero quedó en venir a buscarme dentro de un rato, si gusta lo espera.

-Gracias jovencita, pero debo marcharme, si puedes me harías un gran favor diciéndole que pasé por aquí -asentí rápidamente con la cabeza y este me sonrió -. Nuevamente un gusto conocerte.

-Igualmente.

Este se dio vuelta, siguió su rumbo hacía el ascensor y yo por mi parte tomé las escaleras.

No tarde ni siete minutos en llegar al estacionamiento y cuando lo hice, unas voces me invadieron los oídos.

-Por favor, tu abuela quiere verte, tiene años que no lo hace y eso la ha puesto muy triste.

-Sabes que no quiero volver a pisar esa casa en mi vida ¿O es que acaso ustedes no entienden?.

-Lyam si podemos comprender...

-¿Lo pueden comprender? -lo interrumpió un poco molesto-. Claro, tanto me comprenden que quieren que vaya ¿Es que acaso ustedes vivieron lo que yo?.

-Lo lamento sobrino, se que no, pero mamá está muy enferma y desde que se enteró de tu regreso a la ciudad, a querido verte. Sólo te pido que lo pienses, por favor.

-Esta bien, pero no le aseguro nada.

-Ok, cuídate hijo, te quiero.

-Igualmente tío -luego de aquellas palabras todo quedó en silencio. Yo me quedé parada y muy confundida, no sabía de que hablaban, pero si que era algo serio.

Luego de unos segundos decidí acercarme a Lyam quien se encontraba apoyado en un carro. Cuando me vio, su semblante cambió y me dedico una sonrisa.

-Hola amor -dijo atrayéndome hacía el.

-Hola amor -contesté dejando un beso en sus labios.

-¿Sucede algo? -su voz denoto preocupación.

La verdad es que mi cara hablaba por si sola. Mi mente estaba viajando muy lejos y pensando en que fue lo que vivió Lyam, en el porqué que no quería ir para aquel lugar, me tenía preocupada.

-¿Escuchaste verdad? -lo miré a los ojos y asentí-. Me supuse -dijo calmado.

-Alcancé a escuchar algo, pero no fue intencional -me pegué hacia él-. Amor, quiero que sepas que sea lo que sea siempre te apoyaré y si no estás listo para contarlo... no lo hagas.

-Gracias por ser tan comprensiva -dejó un beso en mi frente, luego tomo mi mano- Vamos que se nos hará tarde -le de dediqué una sonrisa.

Lo seguí hasta su moto, nos subimos, y encendiendo la moto arranco.

No tardamos mucho en llegar a nuestro destino, donde compramos dos barquillas y nos sentamos en el parque. En este habían alrededor de diez personas en los juegos de niños.

-Amor -chille cuando me ensució la nariz con el helado.

-Si eres dramática -se burló.

-No soy dramática -trate de ensuciar su cara también, pero este tomó mi mano con cuidado para evitarlo-. Tramposo.

-¡Que lindos se ven los dos! -una voz a nuestras espaldas hizo nuestra sonrisa desvanecer-. Es que ¿acaso no te da miedo Sophia?.

Ambos volteamos a verlo, tenía la expresión más falsa de ternura en su rostro.

-Si viniste para arruinar nuestra tarde, te recomiendo que te largues -advirtió evidente molesto colocándose de pie.

-¿Ya le contaste a Sophia que clase de sangre corre por tus venas? -la tensión aumento en el lugar y aunque me sentía confundida, me levanté y tomé el brazo de Lyam para que no fuéramos.

-Amor vámonos de aquí -creí que se negaría, pero no lo hizo, se dispuso a caminar hasta que Joseph volvió abrir la boca.

-¿Si su padre mato a su mamá que puedes esperar de ti? -la burla en aquellas palabras hicieron que Lyam se devolviera.

Un golpe seco resonó en el lugar, pero la sonrisa de satisfacción y arrogancia de Joseph no desapareció.

-Lyam por favor, ¡basta ya! -grité asustada al escuchar otro golpe-. No vale la pena...








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