Al día siguiente
—Hable con él —comentó Lyam acercándose a mí, de inmediato volteé a verlo y me di cuenta que el aula ya había quedado sola.
—Con razón no apareció hoy por la universidad —rodé los ojos—. Es aún más idiota de lo que pensé
Al escucharme Lyam suspiró y negó con la cabeza, era obvio que estaría de su lado ya que se trataba de su mejor amigo de la infancia.
—Sophi —me miró serio—. Tienes que aprender a colocarte en los zapatos de los demás.
Ya sabía por donde iba así que me crucé de brazos y este se colocó en frente de mí inclinándose un poco para que pudiera verlo a los ojos.
—No sabes lo fuerte que les a tocado vivir a los demás si no estás en sus zapatos, por eso hay que intentar entender antes de juzgar.
Cada palabra la escuché con atención mientras observaba el movimiento de sus labios al hablar.
—No es porque sea mi amigo, pero no es fácil tampoco asimilar todo lo que le paso en un momento —su mirada penetrante se instaló en mis ojos, lo que me hizo sentir nerviosa, ya que eso causaba en mi cada vez que lo hacía—. Hay heridas que se quedan marcadas en el alma, algunas sanan, y otras no dejan de doler.
Su manera de decirlo me hizo pensar en su alma también existían esas heridas que sin importar el pasar del tiempo dolían inevitablemente.
—Tienes razón —dije entre dientes luego de unos segundos, era cierto lo que había dicho—. Pero en lo que sigo sin estar de acuerdo, es que el debió escucharla al menos una vez.
—Eso si, pero...
—Hay están tórtolos —Jess entró al aula con gran escándalo interrumpido nuestra conversación, de inmediato volteamos y le dedicamos una sonrisa—. Los estamos esperando en el comedor.
—Vamos entonces —dije levantándome, Lyam y Jess me siguieron al comedor.
Cuando llegamos, el lugar tenía todas las mesas llenas de estudiantes, con exención a donde se encontraban nuestros amigos.
Rápidamente pedimos nuestra comida y con nuestras bandejas nos dirigimos a la mesa, lo que me tomó por sorpresa fue que hubiera una intrusa con ellos.
—Hola —dijeron todas al mismo tiempo.
Lyam y mi amiga saludaron con la mano, mientras que yo me limité a sonreír.
—Tomen asiento —dijo Susan sonriente mirando a Lyam como boba.
Jess se sentó al lado de Aiden quien está centrado en comer, y en ese momento me fijé que solo quedaban dos asientos, uno entre Rihanna y Emily, el otro al lado de Susan.
No dejaría que Lyam se sentará con ella, por lo que rodeé la mesa y me senté al lado de Susan quien me detico la sonrisa más falsa del mundo, pude notar su decisión, sabía que quería que él tomara ese lugar y no yo.
—¿Ya tienen sus disfraces de Halloween? —pregunto Emma casi gritando, se notaba de lejos su emoción, ya que sus ojos brillaron al vernos a cada uno de nosotros en espera de una respuesta.
—Yo sí —contestó Susan de inmediato—. ¿Y tú Ly? —preguntó sonriente refiriéndose a Lyam el cuál volteó a verla de inmediato.
"Ly" ya estaba tomando como mucha confianza la tipa esa —pensé irritada, pero no lo di a notar.
—No, aún no tengo mi disfraz.
—Te puedo ayudar a elegirlo —todos estábamos escuchando su conversación ya que estaban frente a frente, pero a una distancia considerable por lo ancho de la mesa.
—No hace falta, yo lo ayudo —comentó Rihanna cortante sin dejar de mirar y juguetear con la manzana que tenía en sus manos.
Susan no respondió, solo sonrió y siguió comiendo. Nuestro grupo en toda la comida anduvo con su escándalo, con sus malos chistes y bromas, yo me limité a sonreír.
La tarde pasó rápidamente y le agradecí al cielo dejar de ver a la Susan coquetear con Lyam luego de la comida, ya estaba molesta y empalagada por su estúpida forma de ser.
...
—Sophi abre la puerta por favor —gritó Jess desde la habitación, solo nos encontrábamos nosotras, ya que Aiden se había quedado en casa de las gemelas.
—Voy —grité a tiempo que cerraba la nevera y me dirige de inmediato a la sala con dirección a la puerta.
Cuando tomé el pomo de está y la abrí, me lleve una gran sorpresa a ver quién se encuentraba allí parado.
—Buenas noches —dijo de inmediato al verme, yo por mi parte duré unos segundos para contestar.
Lo inspeccione con la mirada, estaba vestido con pantalones negros, y franela roja, era casi tan alto como Lyam por lo que tuve que levantar la cara para poder mirarlo a los ojos.
—Buenas noches —respiré profundo conteniendo mis ganas de gritarle por ser tan idiota.
—¿Se encuentra Jessica?.
—¿Es para hablar o para discutir? —pregunté mirándolo detenidamente con la ceja alzada.
—Vengo en son de paz —levantó los brazos como muestra de rendición y los bajo rápidamente—. Quiero conversar civilizadamente con ella —note que estaba nervioso por el tono de voz.
—Si es así toma asiento —le señale un sofá con las manos.
A paso lento Mark entro y se dirijo al sofá tomando asiento.
—Espera un momento —pase por frente de él y me dirige de inmediato al pasillo.
Cuando llegue en frente de la habitación de Jess, entré sin tocar. Esta se encontraba acostada en su cama mirando al techo mientras acariciaba su vientre.
—Amor —su mirada se debió hacía mi de inmediato y me dedico una sonrisa—. Jess, quieren hablar contigo.
—¿Quién? —pregunto curiosa a tiempo que se incorporó quedando sentada.
—Mark —sus ojos se abrieron con exageración, sabía que la había tomado por sorpresa ya que ni yo me lo esperaba.
—¿Mark? —asentí varias veces con la cabeza y una gran sonrisa se instaló en sus labios.
—Quiere hablar contigo —dije acercándome a ella.
Jess casi da un brinco al ponerse de pie, la emoción en su cara me hizo sentir bien, pero lo que me preocupaba lo que él le iba decir, no quería que le causara daño.
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Cicatrices
RomansaEsta es la historia de Sophia una chica tímida, aventurera y apasionada que por motivos de la vida tuvo como única opción escapar de su hogar para otra ciudad con Ethan su novio en aquel entonces. Luego de tres años juntos toda la magía de ese gran...