Reencuentro

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—¿Llegó a abusar de ti?, quiero decir de manera sexual —me mira fijamente, con expresión seria.

—Fue solo agresión física…

—¿Sabés Sophia?, me intriga mucho saber…si tu madre no te creyó, ¿por qué jamás denunciaste?.

—Porque le tenía pavor...me daba miedo el simple hecho de imaginar lo que haría al denunciarlo, a veces la justicia tarda y en ese tiempo no se que habría sido de mi...

—Pues ya no tienes que temer, gracias a tú declaración ese hombre permanecerá muchos años tras las rejas; por asesinato, secuestro, maltrato infantil y otros cargos más —dice colocándose de pie—. Que tengas feliz tarde...

—Igualmente —digo.

Esta sale de la habitación cerrando la puerta, pero segundos después se abre nuevamente. Me giro para observar de quién se trata.

—Hola —gritan las gemelas entrando en la habitación, ambas tienen globos en las manos.

—Hola —contestó sonriente mientras trato de incorporarme en la camilla hasta quedar sentada.

Las chicas dejan los globos sobre una mesita; haciendo que el ambiente sea más agradable.

—No sabes la alegría que nos da verte despierta —dicen y se acercan rápidamente para abrazarme.

—Hola mi reina —la voz de Aiden resuena en el lugar y rápidamente me volteó para verlo.

Y este ya se encuentra al lado de las chicas, les hace señas pidiendo que se aparten para poder abrazarme, estás lo hacen enseguida riendo por su acción.

—Me alegro que ya estés despierta, no sabes cuanto te extrañe —dice en un tono sincero.

Sonrió en seguida profundizando su abrazo.

—Yo no puedo decir lo mismo porque siento que los vi ayer...

—Bueno…en eso tienes razón, fíjate que ya estaba pensando en venir a darte un beso para ver si despertabas como la bella durmiente —empezamos a reír al escucharlo, siempre tan ocurrente—. No se burlen que a lo mejor los besos de Lyam no funcionan...

—Si por ellos fue que desperté, me hacían mucha falta sus besos —digo separándome de él; quien me dedica una sonrisa picarona.

—¿Así que fue por eso que despertaste? —volteo hacía Lyam, en cuanto escucho su voz.

Se encuentra de brazos cruzados junto a la puerta y me mira con la ceja alzada en espera de mi respuesta, y yo no puedo evitar sonrojarme de la pena, ya que lo dije bromeando sin saber que estaba aquí.

—Claro, me debes cien besos por cada día que estuve en coma.

—Luego arreglamos cuentas mi amor —dice y una sonrisa picarona se forma en sus labios—. Pero ahora alguien quiere conocerte.

Dicho esto, veo a mi amiga asomarme por la puerta con la pequeña Amara en brazos, y debido a la agradable sorpresa mi corazón se emociona latiendo con fuerza.

—Sophi —la sonrisa de mi amiga se amplía al verme.

Puedo notar en su rostro la nostalgia, esa misma que siento yo al poder verlos a todos; creí no lo haría de nuevo.

Mi amiga se acerca, me abraza con cuidado tratando de no aplastar a la bebé y luego me la entrega. Siento miedo por un momento al verla tan frágil, tan delicada, pero se me pasa al ver su linda carita, sus labios rosaditos, al igual que sus mejillas, sus grandes ojos que miran curiosos y su cabello castaño.

—Hola Amara, soy tu tía Sophia, me alegra mucho conocerte —digo encantada tomando su pequeña y suave manito; creo que me voy a derretir de amor—.Te daré mucho, mucho amor —sonrió por unos segundos y al notar la ausencia de alguien volteo enseguida a verlos—. ¿Y Rihanna?.

—Viene mañana amor, hoy no pudo faltar a clases porque tenía un examen importante —asiento sin dejar de sonreír.

—Vengan todos por favor, no saben la alegría que tengo de verlos nuevamente... —todos nos unimos en un fuerte abrazo y mis lágrimas se empiezan a asomar, no puedo evitar sentirme nostálgica...




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