No le respondo, de hecho, trato de ignorarlo.
Ogron me mira de arriba a abajo, como si le decepcionara.
-La ley del hielo -suelta como si fuera obvio y estúpido-, quieres verte toda ruda e indiferente, pero ambos sabemos que finges.
A modo de humillarme, me agarra la mejilla y me la zarandea de atrás a adelante, pero hago como si no existiera. Miro a todos lados menos donde está él, y comienzo a pasearme por el despacho como si nada. Él no me impide soltarme.
-Realmente estás agotando mi paciencia, hadita -dice de manera provocadora, pero se limita a seguirme con la mirada-, crees que con ignorarme vas a librarte de mí, pero deberías pensártelo dos veces -él también comienza a pasearse por la habitación.
Comienzo a tararear La Primavera de Vivaldi, sin mirarle, a este punto solo quiero molestarlo.
- ¿Qué se supone que haces, hadita? -su frustración se cambia por confusión genuina- ¿Es algún tipo de patético intento de fastidiarme?
Lo ignoro y sigo a lo mío. La paciencia de Ogron parece llegar a su límite.
- ¡Ya está bien! ¡Ya he tenido suficiente de tus bufonerías! -llega hasta mí y me agarra las muñecas y las pone en mi espalda, pegando su cuerpo contra el mío.
Doy un pequeño grito de dolor, pero recupero mi compostura y voy a conseguir que baje la guardia.
-Tu aliento apesta -me limito a decir.
Nos miramos a los ojos, y puedo ver su expresión molesta, a la cual sonrío.
-Parece que sigues tratando de resistirte después de todo. Eso es bueno -intercambiamos expresiones, ahora la molesta soy yo, y él el sonriente-, disfruto de romper tu espíritu salvaje, pero no te confundas, esta actuación tuya tendrá sus consecuencias, necesitas aprender a respetar a tus superiores -pega su frente a la mía, y no puedo evitar cerrar los ojos y apretar los dientes.
Le vuelvo a responder con silencio, pero no soy capaz de ocultar el lenguaje corporal de lo incómoda que me siento. Después de unos segundos mi enfado me gana y sale de mí.
-Deja de tratarme como a una niña -le ordeno en tono molesto.
Ogron deja escapar una carcajada.
- ¿Crees que ya no eres una niña? -repite lo que digo, pero lo hace sonar insignificante-, qué linda. Puede que ya no lo seas, pero sigues siento una hadita demasiado inocente que cree que puede enfrentarse a mí y salir impune -todo lo que ha dicho ha sido desde su enorme ego, se nota.
Resoplo para quitarle importancia.
-Perro ladrador, poco mordedor -le respondo con desinterés.
El mago tensa su agarre en mis muñecas, pero se ríe amargamente.
-Puedo hablar mucho, pero tengo el poder para respaldarlo -responde bastante seguro de sí mismo, lo cual me hace dudar de lo que he dicho-, y aunque no necesito demostrarte nada, aquí va un poco para que lo veas.
Sin previo aviso me lanza hacia el techo, el cual golpeo con mi cuerpo de lado, pero cuando caigo, antes de tocar el suelo, consigo emitir grandes corrientes con la mano para amortiguar un poco la caída, lo cual consigo.
Me pongo de pie, en posición de defenderme de sus ataques.
-Venga... Puedo soportar otro ataque -le respondo tratando de no jadear.
Ogron se muerde el labio inferior.
-Muy bien, quieres testear tus límites -dice con picardía-, prepárate.
Levanta su mano e invoca una esfera negra de energía oscura. Creo mi escudo y la esfera impacta haciendo mucho ruido, y me manda volando hacia atrás. Choco con la pared y vuelvo a terminar en el suelo sin poder moverme del dolor. Escupo a un lado y básicamente escupo sangre, y la noto también salir de mi nariz.
Ogron se agacha a mi altura y me mira de arriba abajo, analizándome.
-Ah, aún con vida por lo que veo -dice con cierta sorpresa-, más bien con poca vida... Reconozco que tienes aguante, pero has superado tus límites -me dice sin rastro de agresividad-, pero tu cuerpo no puede mucho más. Podría acabar contigo si quisiera, pero prefiero verte suplicar por tu vida, y lo harás tarde o temprano -una sonrisa lasciva se forma en su rostro, y comienza a jugar con mi sudoroso flequillo.
Tengo dolor por todo el cuerpo, creo que no podré hablar muy bien.
-Yo... -me quedo sin aire rápidamente.
- ¿Problemas para expresarte? -se ríe con crueldad- no estás en condiciones de luchar, ahora estás a mi merced, Maira -le pone énfasis a mi nombre-, y aun así tratas de resistirte. Solo prolongas lo inevitable, pero tus esfuerzos son tan admirables como inútiles -parece cansado de repetir lo mismo.
Trato de moverme, pero el dolor no me lo permite. Los brazos de Ogron se deslizan por mi espalda y me levantan con él. Cierro los ojos y siento como si dejara de existir.
Ogron observa a Maira con curiosidad.
-Finalmente rompí a la pequeña Maira. Nunca tuviste una oportunidad contra mí, pero reconozco que diste bastante guerra -susurra contra su pelo mientras se la lleva en brazos fuera del despacho-, Ahora... Vamos a ver qué será de ti cuando te despiertes.
Ogron sigue su camino y llega hasta el portal, el cual cruza para volver a su castillo donde sus camaradas le esperan. Deja a Maira durmiendo en su habitación y se va con ellos para discutir nuevos planes... Y qué hacer con ella.
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El Círculo de lo Inexplorado (Ogron y tú- winx)
FanfictionHace un mes que el curso en Alfea ha empezado, y Maira se ha hecho amiga de las Winx, y es considerada como una más de ellas. Poco sabían que los magos del Círculo Negro atacarían la escuela justo cuando la directora Faragonda se ausenta, dejando a...