Alyssa
—¿Cómo has iniciado la semana?
Escucho la voz de Tom a través de la línea del celular mientras camino en dirección al aula en donde tomaré mi última clase del día. Como ya esperaba, me mantiene actualizada de todo lo que pasa en su vida. Por supuesto, yo no puedo decir lo mismo.
—Pues... ya es miércoles, los días han pasado demasiado rápido —contesto mientras sigo avanzando por los corredores del edificio—. Papá ya me ha llamado y me ha dicho que regresará la próxima semana, así que ya podrás preocuparte menos por mí.
—Vaya, pensé que tardaría un poco más —responde con cierto tono apático—. Por cierto, ya compré mi vuelo para finales de mayo, pues no pienso perderme por ningún motivo el día de tu graduación. Tengo que estar allí.
Lanzo un suspiro.
—Aún no puedo creer que estoy a punto de graduarme —admito con cierto pesar—, saber que... pasé casi cuatro años construyendo todo esto, y justo ahora plantearme si echarlo todo por la borda o no. Vaya cosa, ¿no?
—Alyssa, nadie se ha muerto por volver a empezar de cero, y diría que la mayoría lo hace más de una vez —declara Tom con determinación—. Alice estudió para ser abogada, pero ahora atiende una repostería como siempre soñó, y eso la hace feliz. Es tu decisión, Aly. Eres tú la que vivirá cada día con la tranquilidad de haberse atrevido, o... con la amargura de ojalá haberlo hecho.
Mis labios se estiran en una pequeña sonrisa.
—Es evidente que Alice te gusta, nunca te olvidas de mencionarla —me rio entre dientes, contenta por mi hermano y su buena fortuna—. ¿Cómo van las cosas con ella?
Es más fácil hablar sobre esto, y no sobre lo otro.
El camino de los sueños es todo un viaje ventoso.
—Sí que han avanzado —confiesa.
—Después te llamaré, ¿vale? —me apresuro a despedirme al tiempo que entro al aula que ya está abarrotada—. Tendré clase en unos minutos.
—Está bien. Cuídate, Aly.
—Tú también.
Cuando me dirijo a mi asiento, encuentro a Jessica concentrada en su computadora mientras toma un café frío en vaso desechable. Al sentir mi presencia, alza la atención de inmediato. Sus ojos brillan como perlas.
La ilusión es inminente en su rostro.
—¿Qué sucede ahora?
—No puedo creer que olvides que este sábado es el cumpleaños de Will —dice al mismo tiempo que me señala lo que hay en la pantalla de su portátil—. Estoy eligiendo su regalo, así que dame tu opinión. ¿Cuál de estos dos conjuntos deportivos te gusta más?
—Oh, cierto, ¿veintiocho de abril?
Ella asiente y yo analizo lo que me muestra.
—Creo que... le gustará más el azul con negro, porque lleva los colores de su equipo de baloncesto, ¿no? Si es que no recuerdo mal.
—Tienes razón, es el más adecuado —acepta antes de suspirar y bajar la pantalla—. La verdad es que, aunque estoy muy emocionada por su cumpleaños, estoy un poco nerviosa por... el punto en que nos encontramos. No quiero presionar ni avanzar tan rápido, estamos saliendo, conociéndonos, y está bien. Pero aún seguimos en el mismo canal.
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Aquí dentro todo arde
RomanceArthur, un pianista de veintisiete años con un trágico pasado y una gran desesperanza en su alma, ayudará a la universitaria Alyssa a recuperar las riendas de sus sueños. * * * En él, todo está en cenizas. En ella, el fuego se ha extraviado. Lue...