Capítulo 94

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Alyssa


Me siento mal.

No he podido contárselo aún a Tom.

Ahora que estoy con Ava en el departamento de Daisy, mientras esperamos a que su tía regrese de dejar a su madre en el aeropuerto (el vuelo de Alice saldrá cerca de las diez de la noche), siento como si el centro de mi pecho estuviera abierto de par en par, a la espera de una inminente ruptura.

Y ya duele.

—¿Te puedo enseñar algo?

Ava se pone de pie.

Su cabello largo y oscuro, tan liso como la seda, enmarca su sonrisa y el brillo de sus ojos, que son tan parecidos a los de Arthur que es inevitable mirar un poco de él en ella, la misma chispa atrapante y magnética. Aunque, durante este tiempo juntas, he notado que Ava es más bien un poco tímida, y también sensible y pasional.

—Sí, por supuesto.

Me levanto del sofá.

Después de cenar, nos hemos puesto a ver una película de ciencia ficción sobre el fin del mundo y a comer palomitas de mantequilla con sodas de cereza que Daisy nos ha dejado preparadas antes de llevar a Alice al aeropuerto. Y ahora que Ava ha apagado la televisión al término de la cinta, que estuvo bastante aceptable para ambas, la música de los Beatles que sigue sonando en el tocadiscos de vinilo llena el espacio de la sala. Ahora mismo, a bajo volumen, se escuchan las líneas de And I Love Her. Al igual que mi hermano, las tres mujeres que viven en este piso aman a ese icónico grupo con locura. Siempre los están escuchando, por lo que se saben de memoria todo el repertorio.

Es algo alucinante.

—Tom me dijo que desde niña descubriste que te apasionaba la música y el piano —comienza a decir Ava mientras me insta a seguirla por el corredor que conduce hacia los dormitorios—, y bueno, creo que a mí me ha pasado igual, pero con el ballet, así que tengo ganas de mostrártelo porque seguro que tú me entiendes. Ya sabes, no todos los niños encuentran divertido hacer solamente una cosa. La mayoría se aburre rápido y por eso hacen muchísimas cosas, pero eso no es muy original, ¿no crees? No digo que no disfrute con todo lo demás, me gusta jugar con mi mejor amiga y tomar clases de tenis, pero... el mejor momento de mis días siempre es cuando voy a practicar ballet.

Me rio entre dientes.

Ava es muy lista.

—Sí, tienes razón en lo que dices, la mayoría de los niños y adultos se aburren con gran facilidad, por eso hacen mucho de todo. Yo también descubrí mi pasión a una edad muy temprana, así que créeme cuando te digo que eres muy afortunada, ya verás qué fácil será para ti tomar decisiones en el futuro; aunque... si por cualquier motivo te desvías del camino, siempre busca regresar a eso que más amas, a eso que te hace ser tú misma. Nunca, en ninguna circunstancia, dejes de luchar por lo que hay en tu corazón —expreso con firmeza, conmovida por esa emoción especial que produce el fuego con el que se nace y luego se descubre, o se redescubre. Ava solo asiente en silencio ante mis palabras, y mi intuición me dice que las guardará en un archivo especial de su memoria—. Tom y tú se llevan muy bien, ¿verdad?

Ava se detiene en la última puerta del pasillo.

Esboza una sonrisa ladeada.

—Tom es muy divertido, es como... —parece dudar durante un segundo—, solo sé que estoy feliz de que mamá y él se hayan enamorado. Creo que fue el destino, porque pasó justo como tenía que pasar, como yo imaginaba...

Aquí dentro todo ardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora