~6~

0 0 0
                                    

Durante los siguientes tres días no se había vuelto a hablar del asunto aquel, es como si todos se hubieran olvidado por completo, ¿Será? ¿Y si mi padre entró en razón y no me lleva a trabajar con ellos? No, no creo que sea tan sencillo.
- ¡Buenos días, enana!
- ¡Buenos días!
Le sonreí a mi querido hermano, aunque sin muchas ganas. No dejo de pensar en el asunto del trabajo, siento que en cualquier momento vendrá mi padre con la noticia de que ya tiene una oficina y un puesto especial para mí. Me senté a desayunar frente a Darío y Gabriel, quienes estaban conversando sobre algo del trabajo. Dirigí mi vista hacia un lado, hacia donde se encontraba la ventana a unos pocos metros y podía ver hacia la calle.
- aquí tienes, princesa
- gracias
Le sonreí a Amelia mientras tomaba la taza con ambas manos y la colocaba frente a mí sobre la mesa. Pronto aparecieron Erik y Francis, quienes se sentaron a desayunar con nosotros, y a los pocos minutos entró Tyler seguido por mi padre. Ambos se quedaron junto a la mesa, observando a cada uno. Mi padre se acercó entonces, colocando su mano sobre mi hombro, lo miré alzando la cabeza y él me sonrió apenas.
- ¿Lista, cariño? Hoy comenzarás algo nuevo
- ¿Debo hacerlo? Yo...
- está decidido, además, ya he hablado con gente en el trabajo y ya han acondicionado una oficina perfecta para ti
Cómo lo había sospechado ¡Uff! Ya tengo una oficina propia, ni siquiera he tenido tiempo de asimilarlo ni de refutarlo con algún argumento, o al menos intentar aplazarlo un poco más. Sin decir ninguna palabra me levanté de la silla. Pasé junto a mi padre y a Tyler para salir cuánto antes de la cocina. Salí corriendo hasta llegar al jardín y sin darme cuenta choqué a Caleb de espaldas.
- lo siento
- señorita Jennifer, ¿Por qué esa cara?
- no quiero...
Comencé a desesperarme sin notarlo. Mis manos comenzaban a temblar y mi voz no lograba soltar las palabras adecuadas. Caleb fue quien tuvo la iniciativa, tomó mis manos con las suyas para mantenerlas quietas.
- solo respira, ¿Si? Respira y luego habla
Obedecí. Respiré profundo y luego conseguí calmarme un momento.
- no quiero trabajar con ellos, no quiero
- diles, al menos a tus hermanos, te van a entender y quizás puedan...
- no harán nada... ellos ya han intentado hablarlo con mi padre
- entonces habla tú con tu padre, ponte delante de él y demuéstrale que quieres para tu vida
No pude evitar soltar una pequeña risa sarcástica.
- como si fuera tan sencillo convencer a mi padre de algo que no ha decidido él mismo
- si quieres yo puedo...
- ¡Jenna!
Oí la voz de mi padre llamándome desde adentro de pronto. Caleb soltó enseguida mis manos y se alejó un poco. Ambos quedamos frente a mi padre en cuanto se acercó.
- se hace tarde, alístate que iremos juntos
- papá... es que... umm
- no hay discusión
Se acercó llevando su mano hacia mi mejilla tiernamente.
- desde niña hemos hecho todo para cuidar de ti, para no perderte como he perdido a tu madre... si eso implica que trabajes con nosotros, entonces lo harás, ¿De acuerdo?
Suspiré. Bajé la cabeza y después de unos pocos segundos asentí en silencio.
- iré a alistarme y bajo enseguida
Entré dejando a ambos allí afuera, viendo a mis hermanos en la sala mientras que subía las escaleras sin decir nada y me encerraba en mi cuarto. Me vestí con un jean negro, mi blusa roja de breteles y tacones rojos haciendo juego. Sujeté mi cabello en una cola alta y bajé después de acomodarme los lentes oscuros. Mi padre se me quedó viendo apenas bajé.
- ¿Estás segura de esa blusa? Digo, hará frío
- tengo mi abrigo junto a la entrada
Caminé hacia la puerta sin decir más. Tomé mi abrigo y salí de la casa para subir al auto junto a los mellizos y Gabriel, mientras que Tyler y mi padre iban en el otro auto.
- hermanita
Darío llamó mi atención enseguida y lo miré, pero sin decir nada y sin quitarme los lentes.
- solo inténtalo, ¿Si? Hemos convencido a papá para que estés en una oficina, en paz, dedicándote a lo que has estudiado
No dije nada. Dirigí mi mirada de nuevo hacia la ventanilla, viendo el camino... ¿Cómo debería sentirme sabiendo eso? ¿Se supone que debería ponerme contenta? Aún así estaría en un lugar que no quiero estar.
*****
El edificio parecía uno de tantos como los que hay por toda la ciudad, aunque yo sé perfectamente cuál es el trabajo que hace mi familia... no es que esté en contra, digo, siempre han hecho todo al pie de la letra y jamás han infringido una sola regla... pero no es lo mío ¡Uff!
- te acompaño a tu oficina, querida
Mi padre no me dió tiempo a decir nada que ya estaba dirigiéndome al ascensor. Subimos unos pocos pisos hasta llegar a un gran salón decorado como una sala normal de cualquier casa, había sillones y una t.v frente a ellos, ventanas gigantes dejaban ver una vista parcial de la ciudad, pocas personas estaban allí, quienes iban y venían con papeles en las manos o simplemente se sentaban a conversar sobre no sé que cosa en los sillones. Caminamos por un corredor, en medio de todas las miradas, hasta llegar a una oficina que se podía ver desde afuera hacia el interior debido a que las paredes eran de vidrio. Debo admitir que lo había decorado a mi gusto... el escritorio negro con un mantel de terciopelo color rojo, el sillón en una esquina, junto a una planta de rosas rojas, un columpio colgante con vista hacia las ventanas gigantes. Aunque lo que más me gustó fue el estante con libros junto al columpio.
- quería que estuvieras cómoda
- gracias
No dejé que notara mi alegría, porque por más que me gustara la decoración, no estaba contenta de trabajar obligada aquí.
- te dejaré para que te acomodes
No dije nada. Apenas salió llevé la mirada hacia las ventanas. Suspiré. Caminé hacia allí y me quedé un momento viendo hacia afuera.

The Queen (Mini Serie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora