~12~

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- esto no puede seguir así
- Jenna, ya no sé cuánto llevamos hablándolo
- si tan solo dejaras de ser tan obstinado...
Con decir eso solo conseguí que se detuviera en seco justo antes de entrar en su despacho.
- haré de cuenta que no has dicho eso
- pero... papá...
- nada, no sé cómo quieres que te haga entender que tú no...
Y justo antes de que terminara la frase lo interrumpió Tyler por haber recibido una llamada muy importante. Mi hermano mayor llegó corriendo a la puerta del despacho, nos miró a los dos con su máxima expresión de preocupación y sin importarle mi presencia lo soltó así sin más.
- ¿Estás seguro?
- completamente, papá, ya es tiempo
- no, y no quiero volver a hablar del asunto, ¿Se entiende?
Sin decir otra palabra entró en su despacho, dejándonos allí a Tyler y a mí... mi querido hermano pensando en lo sucedido y yo pensando en que carajos quisieron decir con esa última conversación. Tyler se dio la vuelta y comenzó a irse, mientras que yo lo seguí hasta lograr frenarlo en medio de la sala.
- habla de una vez
- ¿Sobre...?
- no soy idiota, Tyler, ¿Qué fue eso de ya es tiempo?
- Jenna, no preguntes, por favor
Entonces exploté. Comencé a gritar y a caminar de un lado a otro.
- ¡Ya estoy harta! ¡Tú y los otros me piden ayuda hace tres semanas para solucionar sus problemas! ¿Y para qué?
- Jenna...
- ¡Lo único que hago es solucionarlo todo por ustedes, pero jamás me dan respuestas cuando las necesito, ni mucho menos permiten que opine sobre verdaderas soluciones!
- oye, hermana, prometo que hablaré con...
- ¡Ya estoy harta, Tyler! ¡Me he cansado de escuchar sus "hablaré con papá y lo convenceré"!
Cuando me di cuenta estaban escuchando a lo lejos Caleb y Tara, a su lado estaba Amelia y mis otros hermanos entraban del jardín debido a tantos gritos.
- ¡Ya dejen de subestimar lo que puedo o no hacer, ustedes no saben todo de mí!
Diciendo aquello último dejé a todos atrás. Subí las escaleras y me encerré en mi habitación durante el resto del día... es increíble que no tengan tanta confianza en mí ¡Por Dios! Somos familia, son mi padre y mis hermanos, ¿Por qué demonios me ocultan tantas cosas? ¡Uff! Si tan solo estuviera mi madre aquí... al menos no me sentiría tan sola con todo lo que está ocurriendo... y además, supongo que me hubiera apoyado cuando dije que no quería trabajar con ellos.

Caleb.
No había visto a Jennifer tan enojada, a decir verdad, no había visto jamás que alguien se enojara tanto. Me quedé viendo hacia las escaleras, hasta que sentí como Tara tiraba de mi mano suavemente.
- ¿Ella está bien?
- si nena, debe... umm debe estar cansada
- mi pobre niña...
Miré a Amelia y ella me dedicó la misma mirada de preocupación que le había mostrado yo sin darme cuenta.
- intentaré hablar con ella
Dejé a Tara junto a Amelia y me acerqué a las escaleras. Jamás había subido a ese corredor, pero la situación amerita que mande al diablo todas las reglas si es necesario. Suspiré y subí un escalón a la vez. Caminé por el corredor hasta quedar parado frente a la habitación de Jennifer, dudé un momento, pero finalmente alcé la mano y toque dos veces a su puerta.
- ¡No quiero ver a nadie!
- soy Caleb
Si sucedió. Abrió la puerta después de unos pocos minutos. Entonces pude ver su rostro... sus ojos estaban rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando sin parar, y su cabello estaba todo revuelto, como si lo hubiera estado sujetando bruscamente por los nervios y el enojo.
- ¿Crees que pueda pasar y hablar?
No dijo nada. Lo dudó por un instante y se hizo a un lado para que entrara. Cerró la puerta apenas pasé y se apresuró a caminar hacia la cama, donde se sentó sujetando fuertemente un almohadón.
- no debías venir
- no me gusta verte así, en verdad estás mal
- yo... estoy muy cansada
Solo dijo eso, al mismo tiempo que rompía en llanto y se dejaba caer sobre la cama hasta quedar recostada de lado. Dudé. Llevé mi mano hacia su rostro y aparté un mechón de cabello que cubría sus ojos.
- pues dilo, no lo guardes
- como si fuera sencillo...
- temes que se enfaden contigo, ¿Verdad?
- pues...
- Jenna... si te guardas lo que duele, luego será peor, créeme
- Caleb...
Se levantó. Soltó un ligero suspiro y volvió a verme directamente.
- no es tan sencillo hablar con esta gente
- ¿Hablas de tu padre?
- pues, si
Arrojó el almohadón a un lado, frustrada.
- eres su hija... la niña de su vida... creo que si logras decir todo lo que te molesta él...
- Caleb, me ha obligado a trabajar con ellos, a pesar de que supliqué no hacerlo
- si, pero eso...
- además, no quiere dejarme ayudar en lo que realmente puedo, y ya vió con sus propios ojos que soy la única que puede solucionarlo
- bueno... eso es...
- agradezco que hayas venido, en verdad, pero aquí nadie puede ayudarme... ni siquiera yo misma sé cómo ayudarme
- Jenna...
Me acerqué apenas para tomar tímidamente su mano.
- puedes confiar en mí, lo sabes, ¿Verdad?
No dijo nada, simplemente me dedicó una débil y tímida sonrisa.

Jennifer.
Fue un gesto muy amable el que Caleb ha tenido al venir, aunque no sé cómo debo sentirme al respecto... digo... jamás he tenido amistades sinceras, de hecho, jamás he tenido ningún amigo en la vida. No cuentan esas personas que han fingido ser mis amigos por saber quien es mi familia ¡Uff! ¿Confiar o no en la gente? Es tan complicado decidirlo cuando lo único que deseas es una vida normal, pero no es posible por ciertas cuestiones ¡Maldición! Suspiré frustrada. Golpeé con ambas manos el tocador, haciendo que se cayeran varias cosas. Lo pensé un momento y luego lo decidí, es hora de un cambio. Busqué mi bolso y salí de las habitación, ignorando las miradas de todos por la prisa con la que salía de la casa.

The Queen (Mini Serie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora