Capítulo 11

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le voy a poner un poquito de presente para que no os agobiéis entre tanto drama

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Juanjo y Martin caminan por las calles desiertas de Magallón, el sol está empezando a salir y aún hace más frío que antes. Sus manos no paran de rozarse y la sonrisa tonta no se les va de los labios. Al final el mayor entrelaza sus dedos y mete sus manos juntas en el bolsillo de su abrigo. Las mariposas del estómago de Martin ya no vuelan, directamente parece que estén bailando una jota.

Al llegar delante de la casa del maño, éste tira del menor hacia el garaje, donde aparte de cientos de trastos se encuentra el viejo coche de Juanjo. Un Ford color verde botella que heredó de su abuela, no se puede quejar porque al menos tiene carnet y coche. Aunque cuando sienta al menor sobre el capó para empezar a besarlo le da bastante igual lo viejo o nuevo que sea el coche.

Martin rodea la cintura del maño con sus piernas tirando de él para pegarlo más a su cuerpo. Los besos de Juanjo empiezan en su oreja y acaban en las clavículas del menor, mordiendo con suavidad y sacando suspiros de la boca del contrario. Parece que tienen prisa, no pueden dejar de tocarse. Brazos, cuello, cintura. Martin empieza a mover su cadera intentado buscar el roce de sus cuerpos. A Juanjo le podrías preguntar en ese momento el color del cielo y te diría rojo. Cuando el menor empieza a desabrochar la camisa del otro sin haberle quitado el abrigo, Juanjo le para.

- Espera un segundo. - susurra el mayor intentando respirar mientras el vasco le lame el cuello. - Yo quería hablar...

- Da igual,  - contesta el menor rozándole un pezón por encima de la camisa. - hablamos luego.

Juanjo suelta un gemido ahogado pero consigue agarrar las manos del vasco. Éste para, y porfin le mira a los ojos.

- Porfa Magtan, quiero hablar las cosas antes de liarla.

Martin suspira pero asiente, bajando de encima del coche. El maño le abre la puerta del copiloto para que se siente, y posteriormente él se sienta tras el volante.

Los dos se miran mientras una sonrisa se abre paso en su cara.

- Hola.

- Hola.

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-Hola.

-Hola.

El silencio se hizo pesado en la llamada. Juanjo llevaba tres semanas sin saber nada de Martin. Lo único que sabía era que había llegado sano y salvo a Getxo, y porque se lo dijo Rebeca en un mensaje. Ese mismo día ya había pensado en llamarle, pero le había prometido espacio. Y encima en la nota que dejó en la mesilla decía "te llamaré",  no "llámame" o "ya hablamos". Estaba claro que era el menor el que debía iniciar el contacto. Aún así Juanjo estaba que se subía por las paredes. Lo máximo que había estado sin saber del otro desde hacia 6 años eran dos semanas. Llevar veinte días sin oír su voz le estaba volviendo loco.

Ese día al volver de la uni, Juanjo lanzó su mochila al suelo y se dejó caer encima del recibidor del vestíbulo del colegio mayor. En menos de dos segundos Maribel, una de las trabajadoras, ya estaba acariciándole el pelo.

- ¿Qué te pasa hijo?

- ¿Qué me va a pasar? Lo de todos los días. - su voz quedó ahogada entre sus brazos, dónde tenía recostada la cabeza.

- ¿Y porqué no le llamas tú?

- Porque no puedo Mari, le dije que le daría espacio. - contestó el maño levantando la mirada.

- Pero te está matando no hablarle niño, te pasas los días rondando por aquí como alma en pena...

- ¿Y qué le digo?

- Pues para empezar tienes que contarle lo de tu padre. Así que ya tienes motivo suficiente para llamar.

- Ya... ¿crees que se pondrá contento? - preguntó ilusionado Juanjo.

- Creo que se sentirá orgulloso. - contestó Maribel.

Así que allí estaba media hora más tarde, con el teléfono del vasco marcado en la pantalla y sin decidirse. Dejó el móvil encima de la mesita e intentó tranquilizarse. Podía aguantar unos días más sin hablar con él. El tono de llamada que tenía asignado a Martin (Dancing Queen de ABBA) empezó a sonar justo en ese instante, interrumpiendo sus pensamientos. Dio un bote en la cama y se apresuró a cogerlo.

-Hola.

-Hola.

El silencio los envolvió, y a Juanjo se le llenó el pecho de alivio al oir su voz.

- ¿Cómo estás? - preguntó el mayor tras varios segundos.

- Bien, bastante bien en realidad. - respondió el vasco. - ¿Y tú?

-Bien, bien. - mintió descaradamente el mayor.

- Te llamo porque quería comentarte una cosa. - dijo Martin. La cosa en cuestión era que había quedado con Dani. Se lo encontró de casualidad en una tienda de ropa de segunda mano que había en un callejón del casco viejo de Bilbao.

No se podían creer que fuera ya la segunda vez en menos se un mes que se veían de casualidad y decidieron quedar para tomar un café. Dani estaba estudiando Comunicación audiovisual en la universidad de Bilbo, le encantaba el cine clásico y la música indie. Cuando se marchaban a casa Dani lo invitó al cine, especificando que era una cita, y Martin no supo decir que no, porque aparte le apetecía quedar con él y salir de casa.

- Yo también tengo que contarte algo. - dijo el maño en la llamada - Es importante.

- Claro, cuéntame. - cedió el menor.

- El finde pasado fui a Magallón, y bueno... salí del armario con mi padre. - Juanjo se mordía el labio nervioso.

- ¿Enserio?¿Y qué tal? - preguntó el vasco emocionado.

- Pues súper bien, no sé porqué tenía miedo de decírselo. Me abrazó y me dijo que eso le daba igual a él, que me quería mucho. - contestó el mayor con la voz tomada.

-Jope Juanjo no sabes cuánto me alegro por tí... Estoy muy orgulloso.

Juanjo se echó a llorar silenciosamente al otro lado del teléfono.

- Gracias, lo estoy intentando... Entenderme a mí mismo digo.

- Me alegro mucho enserio...

-¿Qué era lo que tú querías contarme? - preguntó el mayor.

A Martin no le salió contarle la verdad después de eso. ¿Cómo iba a decirle que estaba quedando con otro después de esa confesión y muestra de vulnerabilidad?

- Pues... no me acuerdo ya, debía ser una tontería... Sólo quería hablar un rato... - dijo el vasco. Él creía que era buen actor pero con Juanjo no le salía fingir.

Al maño le extrañó un poco pero decidió creer y siguieron hablando de sus estudios y sus amigos un ratito más antes de colgar.

Cuando acabó la llamada Juanjo estaba mucho más tranquilo e incluso emocionado. Martin en cambio se sentía culpable por no haberle contado toda la verdad y es que iba a probar sacar un clavo con otro clavo, aunque eso casi nunca salía bien.

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nuevo cap, como ya os dije va a haber escenas explícitas, por si alguien se siente incómodx

espero que os esté gustando la historia y que sigáis comentando

os amo

nos leemos pronto

🫂🤍💋

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