Epílogo II

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Martin se estaba empezando a poner nevioso.

Cuatro años después era evidente que iban a casarse. Pero Juanjo no se lo pedía. Estuvo apunto de hacer el ridículo cuando la semana anterior, dando un paseo por el Retiro, Juanjo se había agachado a atarle el cordón de sus Adidas. El menor se pensaba que se estaba arrodillando para pedirle matrimonio. Tenía el sí en la punta de la lengua cuando se dio cuenta que sólo estaba intentando que no se cayera de bruces al andar.

Y algo parecido había pasado ese mismo miércoles. Juanjo había propuesto salir a cenar a su italiano preferido, uno que hacía esquina y que tenía la mejor carbonara del barrio. A Martin le sentó hasta mal la cena de los nervios porque pensaba que se lo pediría.

Estaba empezando a afectarle de verdad, así que decidió coger al toro por los cuernos. Si no se lo pedía Juanjo, se lo iba a pedir él.

Estar trabajando en el musical de Grease en la Gran Vía tenía sus ventajas, y es que ahora tenía muchos contactos.

Consiguió que un amigo suyo le hiciera el mayor favor del mundo. Cerró la azotea del Círculo de Bellas artes un domingo por la noche para ellos sólos.

Martin le insistió a Juanjo para ir allí a ver una exposición sobre El Resplandor. El maño se mostró reticente, pero aceptó finalmente.

Después de dar una vuelta por la exposición, el pequeño habló.

- ¿Subimos a la terraza a tomar algo?

- Había guardado mesa para cenar. - contestó Juanjo acariciándole la espalda y haciendo un puchero.

- Porfi, porfi, quiero ver las vistas que está atardeciendo.

El maño dijo que sí porque no sabía decir que no a nada que pidiera Martin. Al acercarse al ascensor, Juanjo vio un cartel que anunciaba que estaba cerrada la azotea.

- Esta cerrado amor, volvemos otra tarde. - dijo tirando de la mano del menor.

- Que no, espera, ven conmigo. - Juanjo se dejó arrastrar al ascensor.

Al llegar arriba les recibieron las vistas de toda la cuidad iluminada. No había nadie más. Toda la terraza estaba llena de luces y plantas preciosas.

- Cariño creo que no podemos estar aquí. - dijo Juanjo sin soltar la mano del vasco.

- Que sí, he pedido un favor para que nos dejen un rato aquí solos.

- ¿Qué dices?¿Enserio? - el maño estaba flipando un poco. Y más cuando se acercaron a la barandilla a mirar las vistas.

Juanjo rodeó a Martin con sus brazos por la cintura y miraron abrazados el Sol poniéndose entre los edificios.

- Que bonito. - susurró el mayor en su oído.

Martin se giró entre sus brazos y reuniendo todo el coraje que pudo habló.

- Tengo que decirte una cosa.

- Claro, dime. - contestó el maño acariciándole la mejilla con las yemas de los dedos.

- Se que nos lo decimos cada día, pero te quiero. Te quiero cuando me haces lentejas y me preparas el desayuno. Cuando me ayudas a aprenderme los textos de mis obras. Cuando me traes flores porque sí. Cuando me regalas un libro porque te ha recordado a mí. Cuando me haces fotos sin que te vea para guardartelas. Cuando llamas a mi madre para decirle que estoy bien porque a mí se me ha olvidado decirle que ya estoy en casa. Cuando me secas el pelo y me abrazas al salir de la ducha. Te quiero cuando me besas antes de irte a trabajar y cuando me abrazas al volver. También cuando te enfadas porque me he picado y me das un beso porque te cuesta decir perdón con palabras. Te quiero cuando miramos pelis viejas que no te gustan pero las miras por mí. Cuando pedimos hamburguesas y comemos en el suelo. Cuando tienes calor y pones el aire tan fuerte que me toca sacar el edredón. También te quiero cuando vienes a verme a los ensayos y traes croquetas caseras para mis compañeros. Y cuando me coges de la mano por la calle. Y cuando me pones la bufanda si hace frío. Y me cortas la naranja porque yo no sé. Te quiero siempre, hasta cuando tú no te quieres tanto. Y te quiero para siempre. Me juraste que seríamos siempre amigos y ahora quiero que me prometas que sigue en pie. Porque quiero que te cases conmigo.

Juanjo estaba llorando. Martin le quitaba las lágrimas del rostro con los dedos.

- Joder te me has adelantado imbécil. - dijo el maño sacando un sobre de su chaqueta.

Martin lo miró divertido y abrió la carta.

Hola Magtan,

Como siempre, sabes que me cuesta poner en palabras lo que pienso. Y como siempre también, he decidido escribirte una carta porque es más fácil.

Todo esto empezó así, a veces me pregunto que sería de mi vida si en aquél sorteo no hubiera salido tu nombre. Si aquella primera carta que escribí a mala gana no te hubiera llegado a tí.

Algunos días me gusta pensar que nos hubiéramos encontrado igual. Que te hubiera visto por alguna ciudad, caminando por la calle, y me hubiera enamorado a primera vista. O que en una obra de teatro me hubiera enamorado del actor principal.

Otros días soy más pesimista, y pienso que no nos hubiéramos conocido. Me hubiera perdido tantas cosas de la vida que prefiero no pensarlo.

Me has enseñado tanto que creo que antes de conocerte no sabía nada. Siento que orbito a tu alrededor porque eres como mi Sol, no sé que hago si no tengo cerca tu luz.

Siempre me imagino futuros alternativos en los que no estás a mi lado, y en ninguno soy feliz.

Tu me enseñaste a escribir, a hablar y a sentir. A ser yo y a que no me de miedo mostrárselo al mundo.

Espero devolverte una décima parte de lo que tú me has dado, pero creo que me hará falta toda la vida para conseguirlo.

¿Quieres casarte conmigo?

Di que sí porfa, te quiero.

Martin también estaba llorando ahora, dobló el papel y lo guardó en su bolsillo. Seguro que terminaban enmarcándolo. Como aquellas primeras cartas, que tenían ahora colgadas en la pared de su salón.

Abrazó a su futuro marido con fuerza.

- Claro que quiero casarme contigo. No puedo imaginarme el resto de mi vida sin tí. - dijo Martin.

- Yo también quiero casarme contigo. - contestó Juanjo.

Y en medio del abrazo el maño añadió:

- Que rabia que me hayas ganado. Quería pedírtelo yo... - dijo con voz de niño pequeño.

Martin sólo pudo reír y besar a su mejor amigo.

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no podía no enseñaros esto

siento que aquí si que cierro esta historia

pronto empezaré un nuevo fic y me haría muy feliz que lo leyérais

como siempre, oskiero y os leo

🤍🫂💞💌

¿Vendrías A Verme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora