Martin llegó a Getxo el dia de Nochebuena. Sus padres y sus hermanos lo recibieron con emoción y le preguntaron mil millones de cosas sobre su vida en Madrid. Esa noche cenaron los cinco solos en casa.
Como casi siempre, su padre era el encargado de hacer la cena. Sus hermanos de poner la mesa, y él y su Ama de recoger todo. Justo eso estaban haciendo cuando su madre sacó el tema.
- ¿Cómo está Juanjo?
- Bien, un poco agobiado con los exámenes de enero, tiene el último el 28. Pero está muy feliz estudiando música. - contestó.
- ¿Y a Dani?¿Cómo le van los exámenes? - su madre era bastante inquisitiva en su tono.
- Bien supongo, he quedado mañana con él para desayunar y darnos nuestros regalos de Navidad.
- Cariño...- Martin miró a su madre - No le hagas más daño a ninguno de los dos.
- ¿Qué dices Ama? ¿Porqué les iba a hacer daño?
- Mi amor, yo sé que los quieres a los dos, pero los dos sabemos porqué te fuiste a Madrid.
-Mamá. - dijo el menor en tono de creciente enfado.
- Martin no me hagas decirlo. Cambiaste de opinión en menos de una hora, te sobró con una carta de Juanjo para hacer las maletas.
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Juanjo y Martin subieron a la habitación del maño de puntillas intentando no hacer ruido. El sol entraba ya tranquilamente por la ventana pues eran las ocho de la mañana cuando salieron del viejo coche.
- Me quiero dar una ducha. - dijo Juanjo quitándose la camisa y agarrando una toalla.
Martin estaba sentado en su cama, mirándolo con una sonrisa divertida.
- No espeaba menos la verdad. - dijo el menor descojonado. - Y pon también una lavadora. - añadió señalando hacia los pantalones del mayor.
- Eh, te callas. No vamos a hablar del tema. - dijo el maño acercándose para darle un pico.
Juanjo se marchó al baño y Martin se quedó en el borde de la cama aunque se sentía como si estuviera flotando. ¿De verdad ahora podía darse besos con Juanjo? ¿Todo el rato? Tenía miedo de que fuera un sueño. También tenía miedo de que Juanjo se echara atrás.
El menor se puso el pijama a toda velocidad para no pasar frío y se metió en la cama del maño. No era una cama de matrimonio pero era más grande que una individual. Aunque no pensaba que les fuera a faltar espacio. Seguro que acabarían durmiendo abrazados.
Martin luchaba por no quedarse dormido esperando a Juanjo. Cuando decidió cerrar los ojos unos segundos unas manos le abrazaron desde atrás. Le inundó un olor a jabón y a Juanjo.
- Me muero de ganas de contarle a mi madre que eres mi novio. Se pondrá tan contenta. - susurró el mayor en su oído.
El pequeño se dio la vuelta entre sus brazos para acunarle el rostro y mirarlo a los ojos.
- Y yo. Aún me cuesta créemelo. - dijo Martin con los ojos llorosos.
- Y a mí.Tendría que haberlo hecho mucho antes. Ahora lo sé. Pero fui un tonto y luego un imbécil.
- Déjalo Juanjo, lo importante es estar bien ahora.
- Siento tanto los meses que estuvimos sin hablar... - Juanjo odiaba recordar esa temporada pero quería agradecerle al pequeño que hubieran recuperado su amistad.
- Y yo. Estar lejos y encima sin decirnos nada...
- Te juro que desde que viniste a Madrid sentí como que mi vida volvía a tener sentido. Me pasé unos meses tan amargado...
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¿Vendrías A Verme?
BeletrieDónde Juanjo y Martin son mejores amigos o Dónde tras años enviándose cartas se conocen o Best Friends to lovers