ᴄᴀᴏs ᴅɪᴠɪɴᴏ

012: EL APÓSTOL DE LA DESTRUCCIÓN.

Ante la aparición de Meliodas, Jericho y Guila comenzaron a quejarse, afirmando que su interior quemaba.

—¿Cómo pudo escapar del ámbar? —Guila analizo antes de que gritara del dolor pues el rubio de un movimiento rápido le arrebato la espada y de paso su mano— ¡¿Cómo te atreves?!

Meliodas no dijo nada, más bien, su respuesta fue mover la espada en un movimiento vertical, lanzando un poderoso ataque que debilito y tiro a sus oponentes.

—Elizabeth —________ se coloco de cuclillas junto a Elizabeth y Hawk— Hagas lo que hagas no te muevas.

—¿Qué ocurre? —Elizabeth retrocedió y se abrazó a Hawk— ¿Qué le pasa al señor Meliodas?

—Sigue siendo el —_______ se apego un poco más a Hawk—Pero no es del todo consiente.

—¿En verdad es Meliodas?

—¿Va a hacernos algo?

­­________ no pudo evitar reír.

—No, por lo menos a ti no, Elizabeth —bajo la mirada— Pero a cualquiera que se le interponga definitivamente sí.

Espontáneamente, interrumpiendo su platica, haciendo gritar a Elizabeth y Hawk, Meliodas se lanzó en dirección al pequeño grupo. Cuando el polvo levantado por la caída se disipo todos sostuvieron miradas.

El no tardo mucho en actuar acercándose a Elizabeth, mirándola con cierta atención, luego paso a Hawk y finalmente a _______, la observo por un largo momento antes de mover su espada, lanzando un ataque que termino por herir gravemente y derribar a la chica del pequeño lugar donde se encontraba.
No sabía que le dolía más, si el golpe de la caída más la herida o creer falsamente que no la atacaría, le hizo creer al rubio que había perecido hasta que luego de unos largos e interminables segundos simplemente se marchó del lugar con ayuda de sus marcas oscuras, dirigiéndose a su nuevo objetivo.

_______ no tardo mucho en volver a incorporarse, poniéndose con extremo dolor de pie y con pesar extendió sus alas para poder alcanzar el lugar donde antes se encontraba, asombrando a Elizabeth y Hawk.

—¿Qué es eso que tienes en tu espalda? —Hawk se acerco un poco a la chica.

—¿Cómo es esto posible?

—Verdaderamente me gustaría responder —se dejó caer haciendo desaparecer sus alas— Pero preferiría descansar un poco antes.

Por un momento cerro los ojos, tratando de olvidar el inmenso dolor que sentía, ignorando por completo todo a su alrededor, a la pelea, a esa horrible sensación de estar en gran peligro, pero en especial a Elizabeth que gritaba por Meliodas.

—Silencio. Todavía pueden correr ¿Cierto? ­—la voz de Ban capto su atención, pero no era lo suficiente como para abrir los ojos— Esto no está nada bien.

—Señor Ban ¿No querrá que lo abandonemos ¿O sí?

Había escuchado suficiente, se reincorporo y abrió los ojos para poder observar a Ban, su expresión le decía todo.

—No, no puedo correr —Ban se giro un poco para verla— Me cruce en el camino de Meliodas y no resulto de la manera más favorable.

El pecado no contesto, en un movimiento rápido coloco a _______ en su espalda y tomo a Elizabeth con un brazo, cargándola para poder finalmente correr y alejarse de ahí.

—¡No! —Quejo Elizabeth— ¡Bájeme!

—Lo hare en cuanto estemos a salvo.

—Jamás había visto a Ban tan preocupado ¿Significa que ese Caballero Sagrado es muy peligroso?