001: REENCUENTRO.

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Al interior del castillo de Lyoness un joven peli rosa y una joven azabache discutían sobre el "futuro" que tendría cierta misión planeada por los Caballeros Sacros desde hace semanas.

—¿Es que no entiendes? Necesito que estes al lado de la princesa —habló irritado— Tienes que cooperar por el reino.

Ella no estaba de acuerdo con esto, su rostro evocaba total y completa molestia, pero, ¿Qué más podía hacer? No podía simplemente escapar, desde la partida de Elizabeth los Grandes Maestros habían implementado más seguridad en el castillo, por cada pasillo o rincón podías encontrar Caballeros Sacros que a decir verdad no eran muy amigables, además la tenían amenazada y definitivamente no podía resultar herida, no podía poner en riesgo al recipiente en el que había reencarnado, le había prometido al padre de la pobre chica que la curaría, que la mantendría a salvo y mientras permaneciera en el interior del castillo podía seguir con esa promesa, además de la vida bastante tranquila y cómoda que tenía.

—Mi lugar es aquí en el castillo, sirviendo a la princesa Veronica —retrocedió alejándose del peli rosa— No voy a abandonarla solo por su majestad Elizabeth.

Para los Grandes Maestros eso había sido suficiente, no soportarían más la insolencia de la joven, así que un arranque de ira el gran maestro Hendrickson se acercó a ella de manera amenazante apuntando en su dirección con su espada.

—Escucha —sonrió— Aquí ya no está el rey, ya no tienes su protección, así que tienes dos opciones... Haces tu trabajo o simplemente dejas de estorbar.

Acercó la espada a la azabache quien por instinto retrocedió temiendo por la vida del recipiente y la suya. No tuvo más remedio que asentir, ganándose la risa del Gran Maestro que bajó el arma y regreso a su lugar con calma como si nada hubiera pasado.

—Gilthunder llévatela ya.

El mencionado se acercó a la chica tomándola por el brazo, jalándola, obligándola a caminar a su lado por los grandes pasillos del lugar hasta dar en el establo.

—Felicidades —la soltó— Ahora tengo dos cosas por las cuales preocuparme.

No respondió, sus acciones solo se limitaron a terminar de alistarse para salir y cabalgar fuera del lugar, alejándose del peli rosa y sus vagos intentos de formar una plática, dirigiéndose a la aldea Vanya con rapidez, el lugar donde según los dos maestros se encontraría con su objetivo.

¿En qué momento todo terminó así? ¿Qué clase de castigo era este? Era horrible, nada de esto se comparaba a lo que su madre le hacía antes, esto definitivamente era aún peor, la traición dolía, todos decían estar agradecidos por el regalo que las cuatro razas les habían dado, pero si lo estaban ¿Por qué seguir con ese plan? Ella no había renunciado años atrás a todo para acabar así, no quería formar parte del plan que traería solo tristeza y destrucción. A veces simplemente hubiera preferido que sus caminos no se encontraran.

—¡Alto! —El grito de Gilthunder la hizo volver a la realidad dándose cuenta que el tiempo había pasado muy rápido, la aldea Vanya se podía apreciar a lo lejos. Ambos bajaron de sus caballos y el resto del camino siguieron a pie— Espera aquí —ordeno mientras ataba al caballo— Cuando regrese, aguarda un momento, no ingreses de inmediato a la aldea.

—¿Qué harás tú? —inquirió curiosa— ¿Cómo los vas a atraer a la aldea si es que Elizabeth encontró a alguno?

Gilthunder no respondió, solo se alejó a paso decidido ingresando a la pequeña aldea dejando a la chica confusa, ella no estaba tan segura de su actuar.

Luego de una hora el peli rosa salió de la aldea acercándose al lugar donde la azabache esperaba, él tenía la mirada seria pero arrepentida a la vez, como si hubiera hecho algo de lo cual se avergonzaba o arrepentía, no dijo nada, simplemente hizo un gesto que ella entendió de inmediato y sin mirar atrás desato a los caballos alejándose del lugar a toda velocidad.

ᴄᴀᴏs ᴅɪᴠɪɴᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora