_________ disfrutaba mucho del tiempo que podía estar con Elizabeth, sus efímeros momentos de descanso lejos de los cuatro arcángeles y su carga como la quinta arcángel era lo que más atesoraba.
—¿Cuál era la urgencia de salir a volar? —la mayor estaba cansada pero siempre terminaba cediendo ante los planes de Elizabeth— ¿No podíamos hacer algo dentro de nuestro hogar?
—No —Elizabeth rio— Encontré un lugar que se te va a encantar.
Elizabeth había olvidado por completo mostrarle a ___________ las ruinas donde Meliodas y ella pasaban sus tardes, era un lugar que habían descubierto hace mucho tiempo atrás y la culpa de dejar de lado a su hermana la perseguía día y noche.
Ambas diosas volaron un rato más hasta que la edificación fue visible, a Elizabeth se le formo una enorme sonrisa ocasionando que __________ la mirara con duda y un destello de emoción al saber que era lo que tenía a Elizabeth muy emocionada, ambas se apresuraron a entrar y descendieron justo al centro del enorme lugar.
—¿Qué es exactamente esto?
—Creo que es un teatro —respondió Elizabeth— Bueno, al menos, lo era.
—¿Hace cuanto lo encontraste?
—No mucho —mintió con cierto nerviosismo al notar como su hermana la inspeccionaba—Si, tiene algo de tiempo —sonrió— Pero no mucho.
Elizabeth decidió desviar la mirada para evitar que sus nervios la delataran.
—¡Y apenas se te ocurrió decirme! —_________ se cruzó de brazos— Me ofendes Elizabeth, pero te voy a perdonar si me ayudas con los arcángeles—_______ le regalo una sonrisa a Elizabeth y esta finalmente regreso la mirada a su hermana. No muy convencida pero derrotada asintió— ¡Gracias! —una vez que ___________ obtuvo lo que quería dejo que la emoción la gobernara— Ahora, si me disculpas, iré a investigar.
Elizabeth se quedó atrás, al medio del gran teatro, mirando como su hermana se adentraba en las ruinas de manera increíblemente rápida, suspiro sonriendo y sin más por hacer eligió una de las gradas para sentarse, mirando al cielo, como si este fuera lo más interesante.
El ambiente era reconfortante, un día perfecto, sin nada que fuera a causar algún revuelo, al menos así lo esperaba hasta que distinguió a cierto rubio acercándose, fue entonces cuando su tranquilidad abandono por completo su cuerpo y su lugar lo ocupó una vez más el nerviosismo.
—¡Elizabeth! ¡Hola!
Los gritos del rubio hicieron que el corazón de Elizabeth se acelerará de una manera aterrorizante, pero aun así le regaló una sonrisa y un ademán como saludo, tratando de disimular que era un manojo de nervios.
—Meliodas —miro el lugar exacto donde vio por última vez a _________— ¿Qué haces aquí? —la duda en la cara del rubio no le estaba ayudando en nada— Digo, hoy se supone que no era día de reunión.
—¿Lo has olvidado otra vez? —Meliodas se rio— Hoy es día de reunión, ayer no.
—¡¿Que?! —Elizabeth tomo unos segundos para calmarse— Perdón, quiero decir... Olvide por completo ese pequeño detalle.
Meliodas con una sonrisa en el rostro tomo asiento al lado de Elizabeth.
—De todas maneras, si pensabas que no era día de reunión ¿Qué haces aquí? ¿Los entrenamientos con ella te están volviendo a afectar? —él se acercó un poco para inspeccionarla— O ¿Qué es lo que te tiene tan distraída?
—Bueno, en realidad...
—¡¿Elizabeth?!
Su voz hizo que la pequeña tranquilidad que la había invadido desapareciera por completo, Elizabeth volvía a ser un manojo de nervios, si bien sabía que su hermana era muy comprensiva y en realidad ella había sido quien le enseño a no hacer distinción entre razas no estaba segura de como reaccionaria ante el ser que tenía la más grandiosa reputación de matar por placer.
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ᴄᴀᴏs ᴅɪᴠɪɴᴏ
FanfictionCreí que mi historia había terminado cuando mi alma quedó atrapada en un objeto, vagando con una falsa esperanza. Pero aquí estaba otra vez, era libre y estaba lista para continuar.