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Cuando regresaron del lago el sol se estaba ocultando en el horizonte y la calidez de la tarde fue quedando atrás.

—¿Encendemos una fogata? —propuso Owen en el camino. Tanto Damián y Yohan dieron una respuesta afirmativa.

Al igual que en la ida, Nian y Marcus iban unos cuantos pasos atrás de ellos.

Para Nian era imposible ignorar la forma en que su amigo parecía estar embobado viendo las espaldas desnudas de Damián y Owen. Le dio un leve empujón.

—Ya contrólate, pensé que no te agradaban. —Le dijo en voz baja.

Marcus se rio mientras se encogía de hombros.

—Es que no los había visto sin ropa.

Nian sacudió la cabeza.

—Eres increíble...

El chico de lentes tan solo le sonrió y pasó un brazo por encima de sus hombros para seguir con el camino.

Cuando llegaron a la casa, cada uno fue a su respectiva habitación para tomar un baño y relajarse del cansado viaje hacia el lago.

Aproximadamente una hora después, Nian y Yohan bajaron juntos a la sala principal, pero no encontraron a ninguno de los chicos. Por una de las ventanas se vio movimiento en el exterior, y al ir a constatar los encontraron a los tres ahí afuera.

—¿Por qué se tardaron tanto? —Se quejó Damián mientras manipulaba una parrilla.

—¿No íbamos a encender una fogata? —inquirió Yohan, acercándose a él para ayudarlo.

—Al final nos decidimos por la parrilla —contestó Owen, quien se encontraba armando los pinchos junto a Marcus—. Ya que no se apuraron tomamos la decisión nosotros.

Nian se acercó a ellos y ofreció su ayuda.

—Hum... ¿puedes ir a sacar las hieleras? —Le preguntó Owen, y él asintió con efusividad.

—Te ayudo. —Yohan dejó tirado a Damián con sus problemas con la parrilla y corrió detrás de Nian.

Damián liberó un gruñido y resopló, estuvo a punto de lanzarle un insulto pero se contuvo cuando Marcus se paró a su lado.

—¿Tienes algún problema?

—Esta mierda no termina de encender.

Marcus examinó lo que había hecho hasta ese momento Damián.

—Es porque estás usando leño circular, prueba con la madera partida, y usa una capa de papel. —Le aconsejó y después regresó con Owen.

Unos pocos minutos después, la exclamación de festejo de Damián y su agradecimiento lo hizo mirarlo y sonreírle como respuesta.

Cuando Yohan y Nian salieron con las hieleras, la que contenía la cerveza fue la primera en ser abordada por todos.

Las horas pasaron y el firmamento se iba volviendo cada vez más oscuro, con una gran cantidad de estrellas salpicadas por toda la manta nocturna.

Se divirtieron.

Todos ellos podían decir que genuinamente se divirtieron. Pusieron un poco de música para mejorar el ambiente, y entre risas y fugaces conversaciones pasaron un momento ameno.

Nian había olvidado la última vez que se divirtió tanto, se sentía contento de haber aceptado cuando Yohan se lo propuso.

Cada momento a su lado lo guardaría en su corazón para siempre, y cuando llegue la hora de decirse adiós, al menos podrá recurrir a ellos para consolarse.

CAÓTICA DECISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora