—No seas necio y recuéstate. —Yohan volvió a empujar a Nian por los hombros para dejarlo acostado sobre la cama.
Su amigo gruñó y rodó los ojos desorientados, aunque supo que incluso ese ínfimo acto le resultó doloroso por la forma en que su rostro se frunció.
En los últimos días, Nian se había estado esforzando más de la cuenta en todo. Por un lado tenía la exposición de su proyecto de arte a la vuelta de la esquina, y por el otro, Yohan tampoco lo había dejado respirar mucho. Su amigo hubiese entendido si él le hubiese pedido una pausa a sus actividades dentro de la cama, pero Nian tendría que estar loco antes de hacer tal cosa.
Sin embargo, ahora debía de lidiar con las consecuencias de sus decisiones. Su cuerpo había decidido que tuvo suficiente de él y su exigencias, y terminó por enfermarse.
La fiebre fue controlada por los antibióticos, y el dolor también se fue mitigando poco a poco con el tiempo y por los medicamentos que le compró Yohan luego de llevarlo al médico angustiado, pese a que él se negó en más de una ocasión.
Yohan estuvo tan preocupado por él cuando casi colapsó en medio de la sala, que Nian podía recordar que incluso pareció verlo al borde de las lágrimas.
—Estoy mejor, te lo aseguro... —murmuró Nian, volviendo aún así a su lugar.
—Que te sientas mejor no significa que estés completamente recuperado. El doctor dijo que debías de descansar, así que lo siento mucho pero no tienes permitido mover un solo músculo.
Nian se contuvo de rodar los ojos de nuevo.
—Eres un exagerado, Yohan.
—Solo me preocupo por ti, bebé. Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?
Desde que comenzaron a acostarse, Yohan había adquirido esa extraña manía de llamarlo "bebé", no era que le molestara, pero eso solo avivaba algo en Nian que tarde o temprano se iba a romper.
—¿No irás al gimnasio hoy? —inquirió Nian luego de un lapso de tiempo.
—No, tú eres más importante.
Nian torció los labios en una sonrisa.
—¿Más importante que tus músculos?
Yohan rio.
—Más importante que cualquier cosa en el mundo, y sí, eso también engloba a mis músculos. No voy a dejarte solo hasta que tenga la certeza de estás totalmente sano.
—Es curioso... tu mamá dijo que confiaba en que estabas bien porque yo cuido de ti, y míranos ahora.
Yohan se sentó a un lado de Nian y puso una mano sobre su frente para verificar su temperatura, sonriendo para sí mismo cuando no notó ninguna irregularidad.
—Bueno, ella no mintió. A pesar de que entre los dos el más fuerte, inteligente y atractivo soy yo, tú te has asegurado de que siempre esté bien.
—Bájale un poco a ese ego tuyo o tendré que hacer algo al respecto.
—Oh, ¿y qué podrías hacer tú, bebé? —Yohan se inclinó hacia el rostro de Nian—. Estás tan indefenso que en este momento podría hacer lo que quisiera contigo y no tendrías forma de detenerme.
Yohan estaba jugando. Nian lo sabía, no era la primera vez que lo hacía. Pero después de todo lo que ocurrió entre ellos, cada vez era más difícil tomarse sus bromas como lo que eran: simples bromas sin sentido.
—Te has puesto rojo. —Yohan volvió a poner su mano sobre la frente de Nian—. ¿Volvió la fiebre?
—Déjame. —Nian lo apartó y dejó salir un suspiro—. E-estoy bien... es solo que tú siempre tienes que decir cosas extrañas.
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CAÓTICA DECISIÓN
Teen FictionEllos eran muy diferentes. Nian era un amante del arte abiertamente gay, con un estilo que muchos llamarían aburrido, pero que para él era clásico. Disfrutaba de pintar hasta altas horas de la noche, ansiando el día en el que le pudiera mostrar al m...