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Cuando Lidya volvió a su hogar bastante tarde, con la noche cayendo a sus espaldas, no se extrañó al ver a Yohan ahí, en el sofá de su sala, luciendo desesperado.

Tan pronto como la vio entrar, él se puso de pie y prácticamente corrió hacia ella.

—Por favor, dime dónde está Nian. Necesito hablar con él. —Suplicó, con una expresión de auténtico dolor en el rostro. Nunca antes lo había visto tan angustiado—. Sé que vienes de verlo. Te lo ruego, dime, por favor.

Lidya miró a las espaldas de Yohan, donde Mara, su pareja, se mantenía expectante a la escena sin decir una sola palabra, pero muy interesada en lo que acontecía. Lidya volvió a mirar a Yohan, con algo de lástima en los ojos.

—Lo siento, Yohan —murmuró—. Pero no puedo hacerle eso a Nian, él es mi amigo y no quiere hablar contigo ahora. Dale tiempo para que se recupere y entonces ustedes podrán arreglar las cosas.

—No, quiero hablar con él ahora.

—Pero eso no es lo que él quiere, ¿no crees que debes de pensar en eso también? Nian siempre te ha tenido como su prioridad, él ahora quiere pensar en sí mismo. Déjalo, hablará contigo cuando se sienta listo.

—No lo entiendes... debe ser ahora.

—El que no lo entiende parece ser tú. ¿Acaso escuchaste una sola palabra de lo que te dijo?

—Está equivocado. Él lo está... por eso debemos hablar para arreglar todas estas confusiones y malos entendidos.

—Si estás tan desesperado tendrás que buscarlo de otra forma, lo siento, pero no puedo decirte dónde está. Se lo prometí. Confórmate con saber que está bien.

—Lidya, vamos, por favor... Ayúdame. Si Nian y yo no hablamos ahora las cosas se van a terminar de arruinar entre nosotros.

—Debiste pensar en eso antes de mentirle. —Lidya era consciente de que no podía enojarse con Yohan por no corresponder a su amigo, después de todo, uno no elige de quien se enamora. Sin embargo, no pudo contenerse—. He visto a Nian amarte en silencio por mucho tiempo. Lo he visto llorar cada vez que tiene una crisis al pensar que quizá jamás pueda superarte, he escuchado su voz romperse al hablarme de alguna nueva conquista tuya. Se ha tragado por años esos sentimientos para no arruinar su amistad. Y sé que nada de eso es tu culpa, pero espero que comprendas el por qué él ahora no quiere verte. Han sido muchos años de sufrimiento, porque eso es lo único que le ha traído ese amor que siente por ti: sufrimiento. Ya era hora de dejarte ir, y te lo ganaste a pulso cuando decidiste mentirle. De cierta forma creo que debería de agradecerte por hacerlo, porque al fin él podrá dejar ir eso que siente por ti.

El labio inferior de Yohan tembló y sus ojos se aguaron al escuchar todo lo que Lidya dijo. Podía percibir la rabia en su voz, y pese a que no lo estaba responsabilizando de nada, Yohan resintió cada palabra como una daga que se hundía en su pecho sin compasión.

Nian era su amigo. Su mejor amigo. Y en más de una ocasión vio en él a un hermano, o al menos eso fue lo que su percepción de las cosas le hizo ver. Sin embargo, ¿qué clase de amigo era cuando ni siquiera pudo ver esos sentimientos que tenía por él?

«¿Cuánto había sufrido Nian en silencio?»

«¿Cuánto daño le había hecho sin saberlo?»

Todos esos momentos con Nian en los que le había hablado sobre alguna aventura de una noche o cuando conocía a una nueva mujer que llamaba su atención llegaron a él.

Si Nian llevaba años con ese enamoramiento encima, eso quería decir que llevaba sufriendo en silencio casi todo el tiempo que estuvieron juntos.

«¿Hubo algún momento de felicidad genuina para Nian mientras estuvieron juntos?»

CAÓTICA DECISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora