—Nian, ¿estás seguro de esto? Quizá deberías hablarlo con él antes de tomar una decisión.
—No. —La respuesta de Nian fue inminente—. Si lo hablo con él ahora me arrepentiré. Ya me he hecho mucho daño a mí mismo como para seguir estancado en lo mismo. Si quiero avanzar, lo mejor es apartarme.
Nian guardaba con brusquedad prenda por prenda en su maleta. Sabía que quizá actuar con tanta impulsividad era un error, pero se sentía tan lastimado que fue la solución más óptima que encontró en medio de su dolor.
Se sentía decepcionado por la mentira de Yohan, pero más consigo mismo por haber esperado más de lo que siempre supo que conseguiría de él.
Tampoco se iba a engañar, a pesar de todo, incluso de la mentira, lo que más le dolió fue ver a Yohan con una mujer. Con su maestra. Sin embargo, eso no era algo que podría reprocharle. Su amigo no estaba obligado a corresponder a sus sentimientos. A Yohan ni siquiera le gustaban los hombres.
Nadie elige de quien enamorarse, y eso era algo que él sabía muy bien, porque si se pudiera elegir, definitivamente no hubiese elegido a un imposible.
Tan pronto como había cortado la llamada con Yohan le pidió a Lidya que lo lleve al lugar que consideró su hogar por muchos años. Lo mejor para ambos, para él, era acabar con todo de una vez por todas. Siempre estuvieron juntos, quizá ese fue el primer impedimento para que no pudiera dejar ir sus sentimientos por Yohan.
Quizá si se alejara lo suficiente de él, con el tiempo, podría dejar sus sentimientos atrás y volver a ser los amigos que alguna vez fueron.
Era lamentable el punto al que habían llegado después de tantos años de amistad, pero era lo más sano. Lo que se sentía correcto.
Lidya había insistido en que lo hable con Yohan, que le pida una explicación por su mentira. Pero no quería hacerlo. Tampoco planeaba decirle que se iba, al menos no tan pronto, esperaría a que este regrese de... a donde sea que se haya ido a pasar el fin de semana, porque ahora ni siquiera tenía la certeza de a dónde fue realmente.
Y prefería no pensar demasiado en ello.
No se sentía con la fuerza necesaria para enfrentarlo, porque al hacerlo, tendría que exponer sus sentimientos y explicar sus razones.
No estaba listo aún, y quizá nunca lo estaría, pero no podía vivir con eso de por vida, tenía que dejarlo salir para evitar que eso lo siga ahogando. Se lo diría para acabar con todo, solo que no todavía, y definitivamente no lo haría mirándolo a los ojos, porque si lo hacía, entonces todo se iba a volver más doloroso.
Bastaría con que Yohan le diga cualquier cosa para que él desista y priorice nuevamente su necesidad antes que las propias.
Tal vez estaba siendo cruel al no darle ni siquiera la cara después de tantos años de amistad y querer despedirse de él a través de una simple llamada, pero era lo único que podía darle para proteger los vestigios que quedaban de su corazón roto.
La decisión había sido tomada, y no había forma de cambiarla.
Era el momento de afrontar aquello que guardó con recelo y lo estuvo carcomiendo desde que se dio cuenta de que estaba enamorado de su mejor amigo.
—Creo que esto es todo... —murmuró, sintiendo un vacío en el pecho.
—¿Estás seguro de esto? —volvió a preguntar Lidya. Ella respetaba las decisiones de Nian, en serio lo hacía, pero quería tener la certeza de que este no se iba a arrepentir después por estarse dejando llevar por el dolor—. Aún quedan muchas de tus cosas aquí. Tu cuarto de trabajo está lleno de tus materiales y pinturas. ¿Qué harás con todo eso?
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CAÓTICA DECISIÓN
أدب المراهقينEllos eran muy diferentes. Nian era un amante del arte abiertamente gay, con un estilo que muchos llamarían aburrido, pero que para él era clásico. Disfrutaba de pintar hasta altas horas de la noche, ansiando el día en el que le pudiera mostrar al m...