—¿No crees que pediste demasiada comida chatarra? —inquirió Nian mientras veía las bolsas apiladas en la encimera de la cocina.
—¡Nunca es demasiada comida chatarra! —gritó Yohan desde el interior de su habitación—. ¡Sigue preparando la película mientras me ducho!
Nian sacudió la cabeza y se dirigió a la sala.
Yohan había planificado un maratón nocturno de películas junto a un montón de comida chatarra que probablemente no se terminarían o si lo hacían iban a amanecer con dolor estomacal.
Pero eso no importaba en lo absoluto.
Se sentía genuinamente feliz esa noche en particular.
Tenía una muy buena razón para celebrar.
Después de haberse puesto en contacto con el crítico de arte, este planeó una reunión para él y otra de sus compañeras, quien había sido la creadora de una de las piezas que también había llamado su atención. Tuvieron una plática larga sobre sus procesos creativos, inspiraciones y motivaciones.
Hablar con él se sintió refrescante para Nian. Sentía que nadie lo había entendido tan bien hasta ese momento. Fue increíble. Incluso tuvieron una sesión fotográfica para el artículo que escribiría el crítico sobre sus trabajos.
Sabía que esa era una oportunidad como ninguna. Que alguien del tamaño y visión de Gerardo Acosta hiciera una reseña positiva de su trabajo era el sueño de cualquier artista, y no solo de los principiantes, tenía la certeza de que ese era incluso un gran halago para los artistas que ya están bien posicionados en la industria del arte. Así de significativa era la opinión de ese hombre en el mundo al cual él estaba orgulloso de pertenecer.
Nian estuvo tan emocionado al salir que no dudó en llamar a sus padres y a sus amigos para contarles la gran noticia.
Marcus y Lidya planearon de inmediato una celebración en el departamento del escritor, pero Yohan se les adelantó y tan pronto como vio el mensaje de Nian lo llamó y le exigió que no acepte planes de nadie, que esa noche sería para ellos dos.
Marcus y Lidya estuvieron muy decepcionados cuando Nian se los dijo, y les prometió que se los iba a compensar pronto a ambos. A pesar de todo, ellos lo entendieron, especialmente porque eran conscientes de su situación con Yohan.
Las cosas entre ellos también comenzaron a calmarse después de la visita al acuario.
Parecían haber recuperado su vieja rutina, y aunque seguían manteniendo relaciones para los vídeos, cada vez era menos incómodo.
Incluso podían bromear y conversar cuando sus cuerpos aún se encontraban sudorosos y entrelazados luego de una intensa sesión en la cama.
Sin embargo, era consciente de que en algún momento tendrían que hablar al respecto, debido a que la forma en que aprendieron a lidiar con ello fue ignorar por completo la situación en la que se encontraban.
Era mejor así, al menos eso era lo que ambos pensaban.
Nian se echó al sofá y preparó el reproductor de Blu-ray. Había conseguido una colección completa de discos de películas de terror de los 80's. Yohan bufó cuando le dijo que eso era lo que quería ver esa noche, este esperaba algo más actual y no tan... clásico, pero como era su noche terminó cediendo.
Yohan siempre cedía.
—¿Aún tardas mucho? —gritó Nian cuando los minutos pasaron y su amigo seguía sin salir del baño.
Yohan no respondió, quizás no lo escuchó.
Nian suspiró y después de llevar la comida a la sala, esperó a que su amigo terminara.
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CAÓTICA DECISIÓN
Teen FictionEllos eran muy diferentes. Nian era un amante del arte abiertamente gay, con un estilo que muchos llamarían aburrido, pero que para él era clásico. Disfrutaba de pintar hasta altas horas de la noche, ansiando el día en el que le pudiera mostrar al m...