El nudo que tenía Yohan en la garganta le impedía hablar, pero era consciente de que tenía que ser él quien diera el primer paso.
Veía caminar a Nian frente a él cabizbajo pero con decisión. Tenerlo tan cerca después de los extenuantes días en que estuvieron alejados le hizo querer atraparlo en sus brazos para evitar que se volviera a escurrir lejos de su lado.
No obstante, tenía plena certeza de que en ese instante Nian no tomaría esa acción de buena manera. Su amigo estuvo callado desde que salieron del departamento en el que estaba con aquel hombre que no le transmitía ni un solo ápice de confianza.
«¿Por qué estaba desnudo y por qué Nian parecía cómodo con esa situación?»
Esas dudas tontas le hacían sentir como si le estuvieran dando puñetazos en el abdomen.
Aunque quizá solo era su cabeza haciéndole una mala jugada, después de todo, solo había pasado una semana desde que hablaron.
Nian no podía olvidarlo tan rápido.
Seguramente pensó en él tanto como él mismo lo hizo.
El detective privado lo había encontrado al día siguiente en que Owen le pidió ese favor en su nombre. Aparentemente, ni siquiera lo habían necesitado. Bastaba con seguir a alguno de sus amigos para dar con el lugar en el que Nian se estuvo ocultando.
De todas formas, Yohan, por consejo de Owen, decidió darle tiempo. Quiso ser empático con el sentir de su amigo, pero llegó a su límite.
Lo necesitaba y quería que volviera a su lado.
Fue eso lo que lo impulsó a buscarlo en medio de la noche, y la sensación desagradable que se instaló en su estómago al verlo con aquel extraño le confirmó lo perdido que ya estaba por él.
«¿Cómo fue que no pudo verlo?»
Se hubiese ahorrado muchos problemas si hubiera sido consciente de sus sentimientos, pero ya era muy tarde para lamentaciones.
Lo único que podía hacer ahora era compensar todos esos años amargos que vivió Nian a su lado, mientras él ignoraba el daño que le hacía sin siquiera saber que se lo estaba haciendo.
Su amigo lo guió sin mirarlo hasta la entrada de un parque. Por la hora, el lugar estaba solo, pero la iluminación de los postes de luz hacía que se viera seguro. Era una zona privilegiada de la ciudad después de todo. Nian no había dicho mucho en el departamento, la situación era difícil de manejar por la presencia de ese sujeto, así que antes de que pudiera decir lo que quería decirle, su amigo le pidió que salieran.
Algo ardió en su estómago cuando vio la familiaridad con la que Nian le habló a aquel tipo, como si le debiera explicaciones. No debía de tener ese tipo de sensaciones, después de todo, Nian siempre lo elegiría a él. Siempre había sido así, y eso nadie podría cambiarlo, y menos un recién aparecido.
La conexión y complicidad que había entre ellos no era algo que cualquiera pudiera arrebatarles.
Al menos trataba de convencerse de ello.
Nian detuvo sus pasos y luego de lo que pareció una eternidad, suspiró y se volteó, encarando por fin a Yohan.
No había amabilidad en su mirada, tan solo un atisbo de enojo y desconcierto.
—¿Cómo me encontraste? —Fue lo primero que Nian quiso saber. Se abrazó a sí mismo, tratando de darse fuerza.
Yohan se mordisqueó el labio inferior antes de responder.
—Tuve ayuda —respondió con simpleza. Tenía la leve sospecha de que si revelaba que lo había hecho buscar con un investigador privado, no se lo tomaría muy bien.
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CAÓTICA DECISIÓN
Teen FictionEllos eran muy diferentes. Nian era un amante del arte abiertamente gay, con un estilo que muchos llamarían aburrido, pero que para él era clásico. Disfrutaba de pintar hasta altas horas de la noche, ansiando el día en el que le pudiera mostrar al m...