capítulo 2: santana

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Me despierto en la oscuridad con la sensación del estómago agitado. Creo que me voy a enfermar. Aprieto mi mano contra mi boca, me levanto de la cama y corro hacia el baño. Llego justo a tiempo. Levanto la tapa del inodoro, vomito. Lo siguiente que sé, es que Brittany está a mi lado, apartando mi cabello del rostro mientras su otra mano acaricia mi espalda. Cuando mi estómago está vacío, Brittany se acerca y hala la cadena del baño mientras descanso mi cabeza en el antebrazo; el sudor corre por mi rostro y baja por mi cabeza.

Brittany se acerca, consigue un moño para mi cabello del lavamanos y me hace una cola de caballo. Escucho el agua correr y entonces siento una tela fría contra la parte trasera de mi cuello.

— ¿Estás enferma?

—Me desperté con la sensación de vomitar; y luego obviamente lo hice... —digo. Brittany coloca su mano en mi frente.

—Te siento muy caliente.

—Todo se siente caliente —murmuro.

—Vamos a llevarte a la cama. —Brittany me levanta en sus brazos y me lleva al cuarto.

Me acuesta en la cama. Instantáneamente mi piel sudorosa se adhiere a las sabanas. Me siento incomoda y muy enferma. Escucho a Brittany moverse alrededor del cuarto y luego se sienta a mi lado sosteniendo un vaso de agua.

—Toma un poco de agua. Solo bebe.

Apoyándome en mis codos, acepto el vaso de Brittany y tomo lentos sorbos.

Apenas he puesto el vaso en la mesa de noche cuando una oleada de nauseas nuevamente me golpea.

—Enferma otra vez —suspiro poniendo mi mano sobre mi boca.

En un instante, nuevamente estoy en los brazos de Brittany y avanza al cuarto de baño, colocándome al lado del inodoro, arrodillándose a mi lado; frotando mi espalda mientras vomito el agua que me había bebido.

—Voy a llamar al médico —dice Brittany una vez me levanto.

Ella desaparece un momento para buscar su teléfono y luego vuelve a mi lado.

Me acurruco en su regazo en el piso del baño, escuchándole ladrar órdenes por teléfono mientras suavemente me acaricia los mechones de cabello que caen de mi rostro mojado. Comienzo a sentirme peor y peor cada momento que pasa.

***********

—Ugh. —Parpadeo contra la luz del día.

Dándome la vuelta, encuentro a Brittany a mi lado vistiendo su lencería provocativa, apoyada contra la cabecera, en sus rodillas su computadora portátil. Mirando a la pantalla, veo una hoja de trabajo llena de números. Minimizando de mi vista la hoja de trabajo, ella coloca la computadora sobre la cama y me mira.

— ¿Cómo te sientes? —pregunta. Levanta su mano hacia mi rostro, gentilmente pasa sus dedos sobre mi mejilla, sacando mi cabello del rostro.

—Como si hubiese pasado vomitando toda la noche. ¿Qué hora es? —pregunto frotándome mis adoloridos ojos.

—Una p.m.

—Cristo, he dormido toda la mañana.

—Lo necesitabas.

—Supongo que sí. Estoy sedienta —digo volteando mi cabeza, buscando el vaso de agua que había dejado en la mesa de noche.

—Me deshice de ella —dice Brittany—. Estaba caliente. Te traeré algo fresco.

Antes de dejar la cama, me besa en la frente, entonces se levanta y se dirige al mini refrigerador. Abre una botella de agua. Me ayuda a sentar y me entrega la botella. Me siento tan débil. Mis piernas se sienten como gelatina. Me recuesto contra la cabecera agradeciendo el trago de agua.

The Mighty StormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora