Paso hacia el vestíbulo de la pequeña sección donde están ahora Santana y mi hijo.
Seguridad flanquea la puerta detrás de mí.
Como sabía que pasaría, la prensa está acampando afuera.
Ni siquiera me han dado espacio suficiente para averiguar cómo pasar por todo esto. Está en todas las noticias: el accidente, la condición de Santana, y cómo trajeron al mundo a nuestro hijo.
Hace unas horas, un reportero logró escabullirse en el hospital. Su objetivo era conseguir una foto de Santana en su cama.
¿Qué clase de maldito enfermo hace eso?
Si se hubiera puesto en alguna parte cerca de ella, lo habría matado donde estuviese. Resultó que el tipo nunca llegó ni siquiera al pasillo de abajo.
Finn se estableció fuera del cuarto de Santana al segundo de estar libre. Con su brazo roto, él arrastró al reportero de allí. O eso me han dicho. No lo vi yo misma. Estaba con mi hijo en ese momento. Odio no haber estado allí.
Para la seguridad de Santana y de mi hijo, los hice trasladar a un ala privada. Sus cuartos están uno al lado del otro, con Finn situado fuera de su puerta y una guardia fuera de la de mi hijo. Los de seguridad cubren tanto las entradas como salidas.
No he hablado con Finn sobre el accidente o el incidente con el reportero. No he hablado con él en absoluto.
En una breve conversación con Quinn antes, me dijo que Finn se culpa por el accidente.
No fue su culpa.
¿Se lo he dicho?
No.
¿Por qué?
No estoy completamente segura.
¿Y por qué estoy paseándome por el piso fuera de los ascensores y no con Santana ahora mismo?
Porque Robert y Maribel están por llegar.
Y estoy muy aterrorizada de verlos.
No he hablado con ellos aún. Ben los recogió del aeropuerto y los condujo directamente aquí.
No he hablado con ellos porque no sé qué decir.
¿Les digo que lo siento?
Porque lo hago. Lo siento tanto.
Siento no haber conseguido que Santana se quedara en casa conmigo esa mañana. Lamento que no la protegí como había prometido que lo haría al haberla traído a Los Ángeles.
Si nunca le hubiera hablado a Santana de mudarnos a Los Ángeles, esto nunca habría pasado.
Deberíamos habernos mudado a Lima, Ohio. Si lo hubiéramos hecho así, ella no estaría en esa cama de hospital, luchando por su vida.
Luchando. Por. Su. Vida.
Quiero luchar. Quiero luchar contra este creciente dolor en mí.
Quiero golpear al idiota que se emborrachó, y luego se subió en su auto y se pasó esa luz roja, cambiando nuestras vidas irrevocablemente. Odio que esté muerto, porque quisiera matarlo yo misma. Quiero matar a ese bastardo muchas veces por lo que le ha hecho a mi dulce y fuerte chica.
Siento que no he respirado desde que la vi. Todos aquellos tubos salían de su cuerpo, con el sonido del bombeo del ventilador que me da la única señal de que todavía está viva.
La extraño tanto.
Extraño su voz. Su sonrisa. Sus hermosos ojos marrones que me miran fijamente de ese modo especial.
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The Mighty Storm
FanfictionEsta historia esta sacada de FanFiction.net no me pertenece