capítulo 4

2K 109 11
                                    

-Dios -exclama Brittany, sus labios modelándose en una sonrisa desgarradora mientras da un paso más cerca hacia mí-. Cuando Kurt dijo que el nombre del entrevistador era Santana López, sólo pensé: no puede haber muchas Santana López aquí, en Lima, Ohio, ¿verdad? Quiero decir probablemente hay, pero... -Se ríe.

Me sorprende, suena un poco nerviosa.

-Pero luego pensé que sería demasiada coincidencia que fueras tú... y bueno... aquí estás.

-Aquí estoy -Aún repitiendo, sonando como un patético loro amaestrado.

Viene hacia mí. Cada paso que da la acerca más, mi corazón golpea fuerte contra mis costillas.

Luego se detiene frente a mí, a sólo unos centímetros de distancia.

Rayos, es aún más guapa de cerca. Y es mucho más alta de lo que recuerdo, pero claro, ella tenía catorce años la última vez que la vi en persona. Se ve incluso mejor que en televisión.

Guau, realmente ha crecido.

Huele como una mezcla frutal, en especial a frambuesas. Es un olor sorprendentemente atractivo y está haciendo todo tipo de cosas raras en mí.

-Han sido qué... ¿once años? -dice con la voz más tranquila ahora.

-Doce -trago.

-Doce. Cristo, sí, claro -Pasa la mano por su pelo-. Te ves diferente... pero igual, ya sabes -Se encoge de hombros.

-Lo sé -sonrío-. Te ves diferente también -Hago un gesto a los tatuajes que observo. Sonríe hacia ellos, luego a mí-. Pero todavía la misma - Apunto mi dedo a las pecas de su nariz.

Sorprendida por cuánto pican mis dedos por las ganas de tocarla, retiro mi mano.

Se frota la mano por la nariz.

-Sí, no me deshago de ellas.

-Siempre me han gustado.

-Sí, pero te gustaban los osos amorosos, Santana.

Me sonrojo. No puedo creer que recuerde eso.

Es una locura que ella, Brittany S. Pierce, la diosa del rock extraordinariamente sexy, recuerde que me gustaban los ositos amorosos cuando era pequeña.

- ¿Te acuerdas de eso, ¿eh? -murmuro, las mejillas en llamas.

-Recuerdo mucho -dice sonriendo diabólicamente-. Ven, vamos a sentarnos.

Agarra mi mano. Una descarga de electricidad se dispara por mi brazo, quemando dentro de mí. Su mano es tan suave.

Brittany me lleva al sofá de felpa y se sienta, soltando mi mano. Mi mano se siente fría al instante. Me aferro a mi bolso y me siento a su lado.

Gira el cuerpo hacia mí, apoyando su pie sobre su muslo. Es sólo entonces que me doy cuenta de que sus pies están descalzos.

En serio, ¿qué pasa con las chicas en pantalones vaqueros y pies descalzos, que es tan totalmente caliente?

Me descuelgo el bolso del hombro y lo pongo en el suelo.

- ¿Quieres algo de beber? -pregunta.

Muevo mis piernas hacia ella, girando mi cuerpo un poco frente a Britt. Sus ojos ya están en mi cara.

Me ruborizo bajo su mirada.

-Agua sería genial, gracias.

De hecho, me vendría bien un vodka puro en este momento para calmar mis nervios, mi resaca de repente desaparece. Pero son las 10:00 am y Brittany es una persona en recuperación.

The Mighty StormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora