capítulo 12: santana

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Adele comienza a cantar en mi bolsa. Rebusco para encontrar mi teléfono.

Brittany...

Mi corazón golpea pesadamente en mi pecho mientras me quedo mirando su nombre en la pantalla.

Ella me dejó. Sólo se marchó y me dejó.

El dolor, el rechazo, y la humillación todos se agrupan y queman directamente a través de mi corazón.

Rechazo su llamada y apago mi teléfono.

- ¿Cuánto tiempo más hasta el aeropuerto? -le pregunto al conductor.

-Unos quince minutos.

Descanso en mi asiento. Ni siquiera sé cuándo sale el siguiente vuelo de vuelta a Lima, Ohio. No lo planeé tan lejos. No planeé esto en absoluto.

Voy a tener que esperar en el aeropuerto hasta que pueda tomar el próximo vuelo fuera de este lugar de mala muerte.

Esperaba que Brittany reaccionara mal a la noticia de mi embarazo. Esperaba una pelea. Que me gritara por no consultarle sobre el tratamiento.....Lo que no esperaba fue que no dijera una palabra, y luego se alejara en el instante en que me sacó del auto.

Sólo pensar en ello hace que me duela el pecho de nuevo. Cruzo los brazos, tratando de comprimir el dolor.

-Un bonito lugar del que la recogí -dice el conductor.

-Sí -respondo no queriendo meterme en una conversación con él.

-Valen un montón de dinero esas casas. ¿Usted vive ahí? Sigue lanzando miradas hacia mí por el espejo retrovisor. Oh Dios, espero que no me reconozca.

-No. Solo estaba de visita. -Vuelvo la cara para mirar por la ventana, haciéndole saber que no estoy de humor para hablar.

Gracias a Dios capta el mensaje.

Quince minutos más tarde, veo el gran signo del aeropuerto. Estoy absolutamente lista para salir de este taxi y de esta maldita ciudad.

Sólo quiero ir a casa. Quiero a mi mamá y a mi papá...

Dios, no puedo ni siquiera empezar a pensar en cómo va a reaccionar mamá cuando le diga que estoy embarazada y que Brittany no quiere al bebé. Mi papá se pondrá furioso. Probablemente volará aquí sólo para poder discutir con Brittany la siguiente semana.

Mierda.

Todo esto es un maldito desastre.

- ¿Cuánto? -pregunto cuando el conductor se detiene en la acera.

-Setenta y cinco dólares.

Maldito. Estoy seguro de que me está estafando, pero no vale la pena discutir el punto.

Saco dos de cincuenta de mi bolso y le digo que se quede con el cambio. Sé que el hijo de puta ya me timó, pero solo quiero salir de este taxi, no sentarme a esperar el cambio.

Salgo, tambaleándome sobre mis tacones, con la bolsa de viaje en un hombro y el bolso en el otro.

Echando un vistazo a la entrada, tomo una respiración profunda. Sujeto la correa en mi hombro, camino hacia las puertas.

Oigo los neumáticos de un auto chirriar. Me doy la vuelta y veo el auto de James Bond deteniéndose en medio del camino. La puerta del conductor se abre de golpe y Brittany salta fuera.

Las bocinas pitan mientras los autos se detienen alrededor de su auto abandonado, pero no parece importarle.

La veo explorando la zona, y luego me localiza, así que doy vuelta rápidamente sobre mis talones y me dirijo a la puerta.

The Mighty StormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora