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Era una tarde de verano con los rayos de luz del atardecer asomados por la ventana de la cafetería. Nicholas Nelson estaba sentado en una mesa bebiendo su licuado de frutas con una porción de pastel junto a una chica rubia, la licenciada Imogen Heaney, que era su acompañante terapéutica.

Estos dos se conocían hacía dos años, cuando la madre del rubio se suicidó y quedó solo con sus recién cumplidos 16 años. Estuvo internado por al menos un mes en un psiquiátrico por depresión, autolesión e intentos de suicidio.
Fue dejado a cargo de Elle y Tao, sus tíos. Y finalmente, una vez fuera de la clínica, también le ofrecieron un acompañante . De ahí se conocieron y se hicieron buenos amigos.

-¿Qué querías decirme?-el chico jugaba con el sorbete del jugo mientras la miraba a Imogen firmar algunos papeles. Luego ella al escucharlo dejó todo de lado y suspiró pesado-¿Qué sucede?

-no creo que sean buenas noticias para tí.

-¿Por qué? ¿Es tan grave?-el chico cambió su mirada divertida por una preocupante.

-bueno pues...-callada miró su café por unos segundos-Sahar tiene un trabajo en Italia.

-¡Qué genial!

-si-una mueca de felicidad con una mezcolanza de tristezas -pero no están bueno...para tí.

-¿A qué te refieres?

-Nick, voy a mudarme a Italia. Ya no podré seguir siendo tu at.

acompañante terapéutico ; hearstopper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora