11

71 13 1
                                    

Nick estaba sentado en la mesa principal con su plato de pollo y verduras. Jugaba con la comida con los cubiertos y apenas metía algún que otro  bocado. Nellie apoyaba su cabecita sobre sus piernas y el resto de su cuerpo en la silla de al lado suyo.

Quería llorar. Sus tíos no eran capaces de darle un abrazo cuando lo veían llorar luego de clases o una charla con los profesionales. Tampoco lo llevaban al instituto, ni a sus partidas, ni a su jornada de natación o salir a beber algún café para hablar, mantener un vínculo. Para ellos conseguir un acompañante terapéutico fue como encontrar América. Ya no se hacían cargo del Nick y se dedicaban a trabajar afuera, dejando a su cargo la gran casa y su perra. Sin darse cuenta, vivía solo.

—dios—soltó los utensilios y comenzó a tirar de su cabello—dios, dios—respiraba cada vez más agitado.

Nellie levantó sus orejitas y lo miraba. Las lágrimas caían sobre su pelaje.
Nick se levantó y comenzó a perder el control. Era su primera crisis desde que Imogen se había ido. ¿Qué debía hacer? Claro, Charlie.
Pero, eran la 1 de la mañana. Aquel rizado debía estar durmiendo.

Miraba el número en su celular y lo bloqueaba. Lo miraba de nuevo, lo bloqueaba, lo miraba, lo bloqueaba.
Hasta que se dió por vencido al no ver otra opción más sana que esa.

¿Nick?—se escuchó por la línea.

—Charlie—sorbió su nariz—creo que estoy perdiendo el control—veia su mano temblar. Nellie los observaba caminar de allá para acá, saltando en los sillones y jugando con sus dedos.

—¿Nick? No estás bien, se nota en tu voz...dame 10 minutos, ya estoy allá.

Charlie, no...—no alcanzó a hablarle que cortó la llamada.

Se tiró al suelo y respiraba hondo.

—uno, dos, tres—comtaba—uno , dos, uno, dos, tres.

Intentaba relajarse. Nellie le lamió la cara lo cual lo hizo reír y distraerse. Aquella mascota era un ángel.

No pasaron ni 10 minutos que el acompañante ya había llegado a la casa.

—¿Nick? Soy yo, Charlie. Llegué.—tocó la puerta.

—está abierta —anunció sin levantarse.

Entró el rizado y lo vió—hey, ¿Qué haces en el suelo?—cerró la puerta trás él y se acercó. Nellie le movía la cola.

—Nellie—le sonrió entre lágrimas.

—me agrada Nellie—le sonrió—a ver, ¿Qué sucede?—se sacó su campera de cuero y se recostó en el suelo alfombrado junto a su paciente.

—extraño a mi madre— lo miró a los ojos lleno de lágrimas— a mis tíos no les importo, perdí a Imogen y solo quedan mis amigas.

—hey, ¿Y yo?—con su mano apartó el cabello de Nick del rostro y le dedicó una débil sonrisa—no seré Imogen, ni tu madre, para nada, te lo juro—rió—pero ahora estoy aquí para cuidarte—acariciaba la mejilla del menor—no sé como se sentirá perder a un familiar cercano pero puedo ayudarte si me dejas intentarlo.

Nicholas lo observaba con admiración. Aquellos ojos celestes le aportaban seguridad y confortabilidad.

—Charlie...

—¿Sí?

—¿Me das un besito en la frente?

acompañante terapéutico ; hearstopper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora