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—gracias por la comida. No debías pagar todo. A veces debes dejarme poner de mi parte—se quejaba Nick poniéndose su chaqueta.

Habían decidido comer en un restaurante porque si compraban para cocinar, terminarían almorzando a las cinco de la tarde.

Charlie se puso de pie—pues deja la propina—se encogió de hombros.

El rubio aceptó y dejó el dinero en la mesa. Se retiraron del lugar y le llegó un mensaje.

—es mi tía.

—¿Sucedió algo?—preguntó Charlie interesado.

—quieren conocerte. Estarán para mañana en casa.

—bien, no hay problema.

—supongo.

—bueno, creo que debo irme ¿No?—dijo el rizado señalando trás suyo el camino.

—no, bueno, pues te quería pedir algo—jugaba con sus dedos.

—claro, dime.

—¿Me acompañas al cine? Esta noche. Yo pago—le sonrió. Un pequeño sonrojo se hizo visible en su rostro.

—no lo sé, soy muy solicitado.

—¿En serio?oh bue...

—era mentira—rió—claro que puedo. Paso por ti a las...

—a las seis.

—perfecto—le besó la frente —nos vemos—y caminando desapareció de su vista.

[...]

Una vez en el hogar de su paciente, tocó la puerta. Un Nick vestido con un jardinero de mezclilla, una remera amarilla con una campera negra abrió. Sus ojos delineados eran lo que más llamó la atención de Charlie.

—tus ojos...

—¿Qué tienen?  ¿Me quedó feo? Quizá sacarmelo sea buena idea.

—no, para nada. Te queda muy bonito—le regaló una sonrisa sincera —¿Vamos?—le ofreció el codo para caminar a la par. El rubio aceptó contento.

Caminaban por las calles. El viento volaba sus cabellos de forma ligera.

—¿Qué película veremos?—preguntó Charlie.

—una película francesa, ¿Está bien?

—no tengo problema —sostuvo con más seguridad el agarre.

Una vez que llegaron al lugar compraron las entradas, los snacks y fueron a la sala de la película.
Se sentaron juntos. El salón estaba lleno a pesar de ser una película romántica y para llorar.

Charlie fue el primero en lagrimear. A Nick le dió ternura y secó las gotitas de agua que paseaban por la mejilla de su acompañante.

—es...muy lindo..¿Cómo puedes no llorar?

Nick rió y recostó su cabeza en el hombro del rizado. Charlie apoyó su mano en la mejilla del menor.

Una vez terminado el filme, el mayor salió con los ojos hinchados y era la hora de despedirse.

—bien, ya me voy a casa— dijo Nick.

—espera—lo tomó de la mano—tomá.

Sacó de su bolsillo del pantalón un chocolate—para ti. Nos vemos mañana—se dió la vuelta con una sonrisa hasta que fue tomado del brazo que lo hizo retroceder.

—gracias Charlie, por todo—besó su mejilla y salió corriendo.

—mierda, chico—no podía estar sintiendo algo.

acompañante terapéutico ; hearstopper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora