Fiera

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El resto de días en Menorca han ayudado a que las dos chicas se sientan mucho más relajadas y recarguen pilas para lo que viene, que por suerte estará cargado de trabajo para ambas.

Violeta tiene varias reuniones con su editora en la siguiente semana para acordar algunos cambios en su libro y planificar la promoción del mismo, lo que le hace asumir que pronto estará atendiendo alguna entrevista que otra. Además, ya con una gran cantidad de poemas y escritos en su libreta, la idea de publicar un poemario personal comienza a tomar forma en su mente. Algo que siente que quiere hacer, porque por fin es capaz de mostrarse al mundo tal y como se siente, todo debido a Chiara y la facilidad con la que hace que su corazón palpite con fuerza cuando la tiene cerca. Antes habría sentido miedo ante la idea, pero ahora una parte de ella quiere gritarle al mundo que está enamorada y que se siente pletórica por ello.

Por otro lado, Chiara tiene por delante la actuación programada por su discográfica, y aunque los nervios la acosan cada vez que se para a pensar en ello, gana la ilusión por actuar sobre un escenario por primera vez. La primera de muchas en su carrera, o eso esperaba.

Aunque echará de menos su casa, su familia y su grupo de amigas, tiene ganas de volver a Madrid para seguir trabajando y terminar los últimos retoques de su disco cuanto antes. Por suerte, han aprovechado lo suficiente los días en la isla para coger fuerzas, yendo de un lado a otro con sus amigas, con su familia o simplemente ellas solas a disfrutar de algún plan romántico. Pero esas mini vacaciones han llegado a su final, y los padres de Chiara han decidido salir a cenar todos juntos en su última noche en Menorca a una hamburguesería que suelen frecuentar.

Al llegar al sitio y ser acompañados hasta su mesa por el servicio del lugar, Jasmine señala un espejo que tienen justo junto a ellos y saca su móvil para capturar el momento, reflejando a todos frente a él. Violeta recoge a Joey entre sus brazos, Jasmine y Chiara se apoyan cariñosamente tras ellos y Emma y Josep terminan por posar también junto a ellos, dejando una estampa que la ojiverde ya atesora como una de las mejores fotografías en su galería una vez le pide a su hermana que se la envíe. La verdad es que ver la gran conexión que ha tenido la pelirroja no solo con su familia, sino también con sus amigas, que la han acogido con los brazos abiertos, congeniando al instante, suponen un motivo más de peso para saber que es la indicada.

Violeta se sienta entre Chiara y Joey, que por supuesto, no ha dejado pasar ni una oportunidad en los últimos días de estar cerca de la motrileña, que acaba siempre dándole cualquier capricho que el niño pide.

El camarero, un chico joven y apuesto, se acerca a la mesa a preguntar por las bebidas, que todos van pidiendo en orden. Se para más tiempo del normal en el turno de Violeta, dirigiéndole alguna que otra sonrisa con intención y un Eso está hecho, guapa antes de marcharse a por el pedido. Chiara esboza una mueca mientras enarca sus cejas, cosa que Violeta nota, teniendo que morderse la sonrisa que le sale ante los aparentes celos de su novia.

-Eso está hecho, guapa. - Imita con retintín en voz baja, algo que solo la pelirroja escucha.

-Era guapo, ¿no? - Intenta picarla.

-No sé, no me he fijado.

Violeta sonríe divertida al ver que efectivamente la voz de la menorquina suena lo bastante grave para pensar que se ha picado un poco ante el comentario.

Estudian la carta del restaurante detenidamente para elegir lo que pedirá cada uno y el camarero pronto está de vuelta con una bandeja, llevando sus bebidas. Deja una servilleta sutilmente junto a la bebida de Violeta, que ésta coge rápidamente y esconde bajo la mesa, comprobando su sospecha y confirmando que hay un número de teléfono escrito en ella. Mientras tanto, la familia de la ojiverde va pidiendo lo que desean comer, sin percatarse de lo que acaba de ocurrir, pues sus ojos siguen enterrados en el menú. La voz cada vez más grave de Chiara resuena al pedir su hamburguesa. La motrileña levanta su mirada hacia el camarero que le sonríe y guiña un ojo antes de apuntar por último su pedido y marcharse de nuevo. Chiara no puede cerrar la boca ante el descaro del chico y la situación que acaba de ver. Violeta se gira hacia ella, y al ver su expresión seria y sus ojos clavados en la nuca del camarero, arruga el papel que aún sostiene con su mano y dirige la otra hacia su muslo, apretándolo suavemente, tratando así de relajarla.

Letra y Música - KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora