Letra y Música - KIVI

Phoenix

Baja torpemente y a toda prisa las escaleras que la llevan de vuelta al backstage. Corre sin ningún destino claro, hasta que sus piernas chocan entre sí haciéndola caer con fuerza al suelo, llevándose un fuerte golpe en la cabeza. Mareada y con la visión borrosa, trata de incorporarse pero siente una fuerza mayor que ella atraerla hacia el suelo. Como una gravedad aumentando su peso que hace que se deje tumbar. Siente dolor en su sien debido al golpe. Pero sin duda, lo que peor lleva es la sensación de no poder respirar. Cree que lleva ya un rato sin hacerlo. Cuela una mano hasta llevarla a su pecho e intenta averiguar si aún respira. La presión que nota en él aumenta por momentos cuando empieza a ser consciente de que ha salido corriendo del primer escenario en el que se ha subido nunca. Las lágrimas comienzan a brotar de sus ojos con descontrol.

Vuelve a intentar levantarse, no sin más éxito que en la ocasión anterior. Escucha voces de fondo, pero no puede oír nada de lo que dicen. No entiende qué está ocurriendo. Ha perdido la noción del tiempo y el espacio. Todo pasa a cámara lenta a su alrededor, no siendo capaz de distinguir nada más que motas difusas.

Alba, que ha llegado a su lado y ha pedido a gente del staff que rodea a la menorquina que le dejen espacio para respirar, se agacha a su lado e intenta llamar su atención, pero Chiara no parece reconocer ni reaccionar a su voz. Se hace un ovillo en el suelo y tiembla sin cesar.

-Chiara, ¿qué pasa? - Alba toca el cuerpo de la morena, cuya reacción es apartarse bruscamente ante el tacto. - Que alguien llame a los servicios de emergencias, tienen que andar por aquí cerca. - Ordena a un chico parte del staff que mira la escena con preocupación y enseguida se marcha a hablar a través de un walkie talkie.

-¡Kiki! - El grito ahogado de Violeta a lo lejos llama la atención de Alba, que levanta su brazo para señalarle que se acerque.

Violeta llega corriendo, con Ruslana y Martin siguiendo sus pasos. Los amigos de la menorquina se aterran por lo que ven sus ojos. Han visto pasar a Chiara por algún que otro ataque de pánico o ansiedad, pero nunca uno así. Violeta siente su corazón en un puño al ver la incapacidad de la morena de reaccionar, teniendo su cabeza apoyada de lado sobre el suelo y los ojos en un punto fijo. Su pecho sube y baja con intensidad, y su boca hiperventila descontroladamente. Un hilo de sangre baja por su sien y mancha su mejilla.

Ruslana deja escapar un quejido mientras se lleva la mano a su boca. Violeta la mira un segundo, asegurándose de que se encuentra bien. Ve la súplica en sus ojos, pidiendo que haga algo. Dirige su mirada de nuevo hacia su novia, y pide a Alba que se aparte para poder tomar ella su lugar.

-No se deja tocar. - Avisa Alba.

Lentamente, se agacha hasta casi tumbarse en el suelo junto a Chiara, que sigue con los ojos perdidos en algún punto mientras su mente no para de trabajar, mandando miles de mensajes que se emborronan uno sobre otro.

-Kiki, soy yo. Todo está bien.

Chiara reconoce la voz de la pelirroja. La voz que nunca podría olvidar ni omitir. El olor de su champú llega a sus fosas nasales, haciéndola volver en sí y pudiendo discernir a su novia ante ella, con una mirada que grita miedo y compasión.

Alguien de la organización del festival se acerca para comprobar el estado de la cantante y preguntar por la posibilidad de que vuelva a subir al escenario. Alba se encarga de comunicarle de manera clara que la morena no está en condiciones de hacerlo, a lo que Martin y Ruslana asienten en acuerdo.

Violeta sigue tratando de calmar a Chiara. Acerca despacio una mano hasta su cara, acariciando su mejilla con la yema de sus dedos y haciendo desaparecer las lágrimas que reposaban en ella. Sus manos se llenan de sangre, lo que le hace volver a pedir asistencia médica. La morena se tensa por un momento bajo el roce, pero recuerda quién está delante de ella y trata de espantar a los fantasmas que amenazan con aparecer. No va a pasarle nada. Está con Violeta. Su Violeta.