Mil besos más

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Amber

Llegamos entre risas a la habitación, después de haber estados horas y horas en el lago hablando de lo que sentíamos, de lo que queríamos, de cuándo lo queríamos.

Empecé a reírme a carcajadas, sin más, sin explicación.

Sentí que las carcajadas eran reales, me estaba riendo a gusto, me estaba riendo porque lo sentía, no por compromiso, porque comenzaba a ser feliz...

-Por eso te admiro Amber-Susurró con voz ronca, mientras se sentaba sobre la cama, justo enfrente de mí, mirándome fijamente a los ojos.

Cuando pude dejar de reír le miré curiosa.

-¿Admirarme?-Le pregunté confundida.

-Sí, admirarte-Me afirmó.

-Y... ¿Puedo saber por qué?-Pregunté acercándome a él.

-Por qué sigues riendo a carcajadas, sigues sonriéndole a la vida, aunque ella aún no te haya dado una oportunidad-

Le miré a los ojos expectante.

Entonces tiró de mi brazo, haciendo que me tumbase sobre él.

Mi barbilla rozaba su cuello, esta la levantó levemente para alcanzar mis labios y besarme.

Un beso más, o un beso de mil más. De pronto noté que el beso no cesaba.

Uno, dos, tres... Continuaba.

Cuatro, cinco, seis... Continuaba.

Sin darme cuenta, agarró mi cintura y me movió, haciendo así que mi cabeza fuera la que tocara la cama, y él fuera el que se posicionaba sobre mí.
Sus besos fueron bajando poco a poco hacia mi cuello, hasta llegar a mi clavícula.

Hice el amago para comenzar a quitarme la camiseta, pero me sujetó la mano haciéndome parar.

-¿Estás segura?-Preguntó aún con los ojos brillosos por la excitación.

Asentí con la cabeza levemente, con una sonrisa vergonzosa.

No sentí estas mariposas, ese nerviosismo, la primera vez que lo hice, con él todo era distinto, especial...

Poco a poco fuimos desprendiéndonos de nuestras prendas, hasta que nos fundimos en una noche de amor, cariño y placer.

Beso tras beso, caricia tras caricia...

Abrí los ojos cuando la luz ya entraba por las rejillas de la persiana.

Jayden seguía dormido, rodeando mi cintura con sus brazos entrenados, notaba su respiración tranquila contra mi cuello, respiré hondo y pensé en lo que pasó la noche anterior.

¿Éramos novios?

¿Y si Valeria se enfadaba conmigo?

¿Y si ahora Jayden pasaba de mí?

Noté cómo se movía bajo la fina sábana que nos cubría.

-Buenos días-Dijo un Jayden dormido, con la voz ronca.

-Hola-Le respondí en un susurro.

-¿Bajamos a desayunar?-Le pregunté.

-Vale-Respondió quitando sus manos de mi cintura.

Me incorporé en la cama, y antes de levantarme, estiró mi mano y me dio un corto beso en los labios.

Le sonreí, me levanté y nos vestimos.

Cuando estábamos bajando las escaleras se escuchaban risas, todos estaban ya despiertos.

No era muy habitual para mí ser la última en despertarse, siempre solía ser la primera, me encantaba madrugar, ver el amanecer, sentir ese frescor mañanero con una taza de café en la mano...

Todos cesaron la conversación cuando Jayden y yo nos sentamos junto a ellos en la mesa, uno al lado del otro.

Bianca a quien tenía enfrente me miró aguantando una carcajada. No entendía qué pasaba.

-¿Qué tal la noche?-preguntó John sonriente.

-Bien-Respondí nerviosa y Jayden me miró divertido.

-La cama no debe decir lo mismo-Bromeó Nolan. Quien esos días había estado muy callado.

Al instante me puse roja como un tomate.

-¿Es que vosotros nunca habéis...?-Antes de que Jayden terminara esa frase, diciendo ESA palabra, le pegué una patada debajo de la mesa.

A lo que él reaccionó con una carcajada.

—Bueno, hablemos del torneo de mañana— cambió de tema Valeria, y se lo agradecí con una sonrisa fugaz.

El torneo, al parecer era algo que se celebraba en el lago todos los años, montaban diferentes recintos, para participar por equipos en diferentes deportes, como las casas de alrededor del lago, eran rurales, siempre se hospedaban amigos, que eran los que solían participar unidos en equipos contra las demás casas, Valeria nos convenció de participar, dijo que al equipo ganador se les regalaba entradas gratis para las barracas del pueblo, las que se celebraban el último día, todos decidimos participar, y así pasar el último día de verano juntos y de fiesta, para esta fiesta quedaban tan solo tres días.

Tres días y el verano serían un capítulo más de mi vida, volvería al instituto, perdería relación con mis amigos de ahora, algunos pasarían de mí...

Y Jayden... A saber, pero por el momento no pensaba amargarme los últimos maravillosos tres días de verano.

Mientras todos comentamos lo del torneo de mañana, parejas, juegos...
Vi que Max y Valeria hablaban susurrando, cosa que me daba bastante desconfianza, pero decidí ignorarlo por el momento.

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